Capitulo XI

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Despues de aquella increíble velada, fueron al hotel para dormir hasta el día siguiente.

Cuando Bill despertó debido a los rayos de sol que entraban por el gran ventanal, no tuvo más remedio que ponerse de pie para cerrar las cortinas.

Dipper, con el ruido, empezó a despertarse. Soltó unos cuantos gruñidos, Bill rió con esto, pero al darse vuelta, no hizo más que detener su burla. La espalda de Dipp había quedado descubierta, con esto, mostrándo aquel tan lindo trasero suyo en sus bragas femeninas.

El rubio termino sin más remedio que acercársele para dar un agarrón a una de sus nalgas, recibiendo un quejido de molestia del castaño.

-¡Ah! ¡por favor, dejame! Follamos ayer en la noche, Dios mio. Eres malditamente insaciable. - El mayor rió como respuesta.

-Ya sabes como soy, bebé.

Le besó en la mejilla como buenos días y se levantó para prepararle el desayuno.
Luego de comer, decidieron ir a la playa. Era muy temprano, la diez de la mañana, pero todo era por su bebé y su delicada piel blanquecina tal como la leche, ya que si iban mas tarde los rayos de sol estarían muy fuertes.

Mientras iban de camino, Dipper cojeaba levemente, Bill realmente admiraba como el castaño disimulaba con tanta experticia lo destrozada que estarían sus caderas.

"Oye bebé, ¿recuerdas la primera vez que lo hicimos?"

Le dieron ganas de preguntar a Bill, aunque claro, callando. Hablar de esas cosas siempre era una molestia. Las reacciones del menor nunca eran buenas.

Se preguntaba si el menor las recordaba a veces. No se le notaba... No se podía saber lo que pasaba por su cabeza.

Aunque suponía que Dipper pensaria lo mismo de él.

Llegando a la playa. Vieron todo el espacio que había.
Claro, era privada.
Tendieron sus toallas, pusieron las sombrillas y se dedicaron a lo suyo por un rato.
Dipper empezó a leer un libro llamado La Compañera, un libro poco conocido pero bien narrado, el cual disfrutaba mientras tomaba de su botella de agua helada.
Bill por su parte, con sus lentes oscuros puestos, se dedicaba a estudiar su alrededor y a las pocas personas presentes. Luego de haber terminado, se puso a molestar al Pines.

-Oye... Bebé, ¿y si vamos al agua? Hay poca gente.

-Dejame leer un poco más, Daddy -Le contesó, sin tomarle mucha atención al rubio, aunque claro que este no le habia escuchado. Le molestaba sacudiendolo, le quitaba las los lentes de sol, pasaba sus dedos por su espalda causandole escalofrios... - ¡Ugh! Okay, okay, vamos.

Ambos se pararos y fueron hasta el agua, Bill siendo el primero en meterse al claro y helado lago. Trayendo consigo al castaño sin muchas ganas.

-¡Ngh! ¡Está helado!, ¡Ay, está helado!

Gritaba la mariquita de Dipper, mientras Bill reía y le seguía arrastrando hasta más hondo.

- Ya hemos hecho esto un par de veces, ¿cierto? Ya sabes qué funciona. - Le dijo coqueto al delgado adolescente, el cual le proporcionó un suave golpe en el pecho y rió, avergonzado.

-Recuerda lo de anoche. A-no-che.

Bill rodó los ojos y tuvo que aceptar que el resto del viaje no obtendría ningún regalito más de su bebé.

Al final del día, ambos, cansados, guardaron sus cosas y fueron hasta su automóvil para dirigirse de nuevo a casa.
Dipper realmente agradecía a Bill. Lo amaba más que nunca.

~.~.~.~.~

No diré nada porque me linchan🌚

LavizZ7

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2017 ⏰

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Hey, sugar daddy! [Billdip] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora