-¿Cariño? Ya llegué, ¿Dónde estás?-
El apartamento estaba en silencio, un silencio sospechosamente incómodo. El aire estaba tenso, todo el ambiente se encontraba así.
Había algo extraño. Y Zayn aún no podía darse cuenta de qué era.-¡¿Perrie?!- alzó la voz. Algo ahí no se sentía bien.
La luz de la cocina estaba encendida, platos sucios en la pileta de la mesada esperando ser lavados; el detergente destapado a un lado. Eso resultaba extraño considerando la manía que tenía su mujer con tener todo limpio y en orden.
Los crayones de Ella estaban esparcidos sobre una hoja blanca a penas garabateada a colores sobre la mesita baja del living; y supuso que se debía a que un sueño inminente la había atacado - o que Perrie la había mandado a dormir antes de que fuera ya demasiado tarde.Lo que más le llamó la atención, fue aquel vaso hecho pedazos junto a la mesa de cuatro sillas del comedor. No solo estaba roto por un probable impacto desde cierta altura, también estaban pisoteado. ¿A caso se había caído y su mujer se había lastimado, obligándola a correr al baño para auxiliarse?
-¿Pezz?-
¿Por qué diablos no le contestaba?
Su maletín quedó a un lado sobre el sofá y él caminó ya algo preocupado hasta el baño, suponiendo que ella debía de estar ahí si se había cortado con el vidrio roto. Pero éste estaba vacío, frío y oscuro; sin señal alguna de haber sido utilizado el botiquín o si quiera el lavabo recientemente.
Con el sentimiento ardiente de intranquilidad creciéndole en las venas - del que aún no podía entender exactamente su procedencia -, se encaminó por el pasillo a su cuarto.
Todos aquellos retratos familiares lo observaban desde ambas paredes; fotos de sus últimas vacaciones en Ámsterdam donde Ella estaba abrazada a su madre fervientemente esperando a que su padre capturara el momento sobre uno de los famosos canales rodeados por las lucesitas de la baranda, recuerdos de primeros cumpleaños, aquella memoria del día de su boda donde él lucía un traje negro y su mujer se abrazaba a su pecho hermosa en un vestido blanco y escotado que le marcaba cada valiosa curva.La puerta de la habitación estaba entre abierta. Se podía vislumbrar una tenue luz proveniente del interior que sabía pertenecía a las lámparas de las mesas de luz.
Pero todos sus sentidos se alertaron y toda vellosidad se le puso de punta cuando escuchó un sollozo.-Perrie.-
El picaporte de metal estaba tan frío que sintió quemazón en la mano, si bien eso fue lo último a lo que le dio importancia, en especial después de ver la escena dentro del cuarto.
El cabello rubio de su esposa estaba húmedo y en partes pegado a su piel por culpa de la transpiración. Los ojos azules se veían oscuros, con todo el delineador negro y el rímel corridos, manchándole los párpados y las mejillas, creando zurcos profundos en su rostro mancillado. Los labios rotos, partidos al medio y apretados intentando reprimir sollozos en verdad incontenibles. Sus brazos estaban forzados en su espalda y las clavículas tirantes sobresalían queriéndole romper la tersa y pecosa piel; los senos a penas asomando de su camisón de seda, temblorosos ante las convulsiones de angustia que le hacían vibrar el pecho. Y sobre su sien, apoyada la boca de fuego de un arma.
-Zayn.- la oyó murmurar, rota.
-Sí, saludémoslo. Buenas noches, Sr. Malik.-
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Price To Pay |ZERRIE| • TERMINADA
Fiksi PenggemarLo tenías todo, y no lo valoraste. Ahora vas a tener que pagar por ello.