12. El amor se convierte en arte

41 5 1
                                    

- ... y algún día, cuando mi corazón se detenga y nada de esto importe, por lo menos me voy a ir sabiendo que di todo lo que tenía solo con amarte - fue lo último que le dije aquel 14 de marzo por la noche, antes de bajarme de su estúpido auto caro, dejando atrás lo que sentí que era mi vida entera. Dejándolo allí sin esperar una respuesta.

Tal vez porque no quería escucharla y que esta me destrozara.

Estaba siendo dramático, probablemente. Siempre lo había sido, siempre débil, siempre dejándome llevar por mis emociones demasiado fuertes. Siempre intentando sonar inteligente, poético. Que imbecil. Que total y completo desperdicio.

Pero después de todo él se quedó dentro, donde los vidrios y el techo lo protegían de la nieve que se escurría entre mi fino suéter. Estaba arruinado. Pero eso estaba bien, porque él me lo había regalado. Casi parecía adecuado.

Creo que lloré mientras llegaba a la puerta de mi hogar y abría la cerradura dándole dos vueltas con mis manos temblando. No, no era por el frío.  A la mierda el frío. Mis lágrimas podían convertirse en estalactitas y a mi me hubiera importado menos. Mis labios estaban secos y rotos. Mis ojos estaban rojos. Y yo estaba intentando mantener mis piezas unidas mientras mi familia me saludaba, solo un poco más hasta llegar a mi cuarto, donde nadie me vería desarmarme por completo.

Yo era un artista, o a la gente le gustaba decir eso. Chris, el artista. El pintor nato, el poeta, el orgullo. Para mi solo era un niño intentando sacar todos los pensamientos de mierda que se me pasaban por la cabeza. Si había una hoja de papel podía transformar toda aquella desesperación en algo más, algo que pudiese existir fuera de mi. Así que tomaba un lápiz y hacía lo que podía con ello. ¿Me hacía eso un artista? No lo sé. No soy modesto ni vanidoso. Simplemente no lo sé. ¿Qué es ser un artista de todos modos? ¿Tener el corazón roto de esta manera cada maldita vez? Entonces no lo valía. Yo no quería aquellos reconocimientos, no quería mi título de 'prodigio en las artes'. Quería que Damian me mirara de aquella forma que solía. Quería que volviera sonreir solo para mi. Quería que tomara mi mano y nunca la dejara ir.

Pero no todo es posible en la vida.

Porque a veces las personas no sabemos hacer nada más que lastimarnos. ¿Por qué hacemos eso? ¿Por qué es tan difícil evitarlo? ¿Por qué tuvimos que decidir cosas por el otro? ¿Por qué tuvimos que asumir como un par de imbéciles que no nos merecíamos?

No, yo no lo merecía. Yo no estaba ni cerca de merecerlo. Pero ¿por qué no lo deje decidir eso por él mismo? ¿por qué tuvo él que hacer lo mismo conmigo?

Me gustaría que no todo hubiese sido complicado. Que nos hubiésemos arreglado, que hubiésemos hecho el amor como si fuera la primera vez. Hubiera dado todo en la vida por escucharlo reír mientras la oscuridad nos envolvía, cuando bese su nariz y no sus labios, y me llamó 'idiota'. Sobre todo porque estábamos en la cama en la que ahora yo estaba llorando. Porque estábamos desnudos, abrazandonos como si necesitaramos acortar cada centímetro de espacio que nos dividía. La vida de repente dependía de ello y si nos separamos podríamos haber muerto...

Y era cierto.

Repentinamente nada tenía sentido. ¿Por qué utilizar mis acuarelas para retratar el mundo cuando este se había vuelto tan insípido? No veía color a mi alrededor. No escuchaba palabras bonitas que podrían haber formado una canción. Y si, estaba siendo dramático, pero ¿jamás te has sentido como que todo se te escapa de entre tus dedos y simplemente no puedes detenerlo?

¿No es la peor sensación del universo?

No era un artista. Porque si ser un artista era trasladar tus sentimientos, buenos y malos, en algo bello, entonces yo no lo era. Mis ojos hinchados no eran algo bello. Las tres semanas sin tocar una hoja de papel o un lienzo demostraron esto. Me mostraron quien realmente era.

Y ¿saben cual es la peor parte de todo esto? No tiene una redención, ni una historia de cómo seguir adelante. Probablemente lo hice, pero aun no lo he vivido. No se que pasa, no se que voy a hacer. No siento deseos de seguir adelante pero tampoco deseos de acabar conmigo.

A veces solo existes, y es lo mejor que puedes dar de ti.

Y es una completa mierda ¿no? solo existir...

No es quien soy, no es quien era antes de Damian y mucho menos durante él.

Pero es lo mejor que puedo hacer.

Hasta que el color vuelva.

Hasta que las palabras suenen bonitas cuando las pongo juntas en una oración.

Hasta que de verdad crea que puedo transformar lo que siento en algo bello...

- No puedo creer que convertiste esa pelea tonta que termino contigo citandote a ti mismo y a tu egocéntrico trasero antes de bajarte del auto en tu escrito corto para presentar en la universidad - me dijo tras bajar la hoja de papel que había estado leyendo en voz alta.

Todo sonaba hermoso en sus labios.

- En mi defensa aún no publique el libro en el que esa cita sale - él soltó una carcajada y sacudió la cabeza, porque no, yo no tenía remedio.

Yo estaba completamente enamorado.

- Eres tan dramático - me acuso, pero luego me tomó por el cuello de mi camiseta y me atrajo hacia sus labios. Estábamos en mi cama, pero era la tarde y a mi pequeño hermano le gustab abrir sin tocar, no podía emocionarme.

Solo nos besamos, pero era suficiente. No, no era suficiente, era mucho más. Tener el derecho a mirarlo ya era demasiado. Con su cabello rubio brillante y sus ojos grises como las nubes antes de la tormenta. Con su sonrisa de oro y su piel perfecta.

- Damian - susurre contra sus labios que seguían atacando delicadamente los míos.

- ¿Mmm? -

- ¿Cómo sería? ¿Si de verdad algo de eso pasara? - le pregunté, y él se alejó de inmediato.

Acuno mi mejilla en su mano y yo cedí ante aquel contacto. Me sonrió con ternura, como si fuera lo más hermoso que había visto. Aun con mi oscuro cabello desordenado. Aun con mis facciones asiáticas y mis lentes funcionando como una barrera entre nuestras miradas. Aun con mis inseguridades, mi falta de confianza, mi ansiedad y mi tendencia a sobre-pensar cada estúpida palabra.

- Me hubiera bajado de aquel auto, hubiera... -

- Ese día no lo hiciste - lo acuse y él se rió.

- Chris, amor mío, ese día estábamos discutiendo por el helado en invierno. Y si baje, luego de que me busque un abrigo en el asiento trasero... - rodé mis ojos solo para hacerlo reír, y mi corazón se llenó aún más cuando lo logre - pero... cielos, ¿no alcanzarte? ¿no hablarte por semanas? ¿siquiera intentar volver a tenerte en mis brazos? ¿de verdad piensas de mí de esa manera tan horrible? ¿De verdad esa voz en tu interior sigue haciéndote creer que mis sentimientos por ti son tan... vanos?

- No... - susurre, esta vez fijando mi mirada en un hermoso lunar sobre su mejilla, avergonzado - claro que no.

- Bien - utilizo la mano que estaba depositada sobre mi rostro para obligarme a enfrentar sus bellos ojos - porque lucharía hasta el fin de mis días para traerte de vuelta hacia mi.

- ¿Aunque la nieve moje tu cabello? - me miro enojado, pero divertido.

- Mierda, de verdad me enamore de un idiota - masculló.

Y luego volvió a besarme. Y me beso. Y me beso. Y todo a mi alrededor se desvaneció. Y nada importaba porque él estaba allí, conmigo. Y el mundo tenía color, y las palabras sonaban hermosas, y luego de aquellos 5 años que habíamos estado juntos, la intensidad de nuestro amor aun era plena.


N/A: no sé que sucedió aquí. Para los que siguen mis fanfics y saben que estoy bloqueada, no esto no significa que ya salí del bloqueo. Sería tan feliz si así fuera. Pero estoy intentando sentarme y obligarme a mi misma a escribir y salió esto. Esa es tambien la razon por la que está tan mal escrito. Lo siento, pero siento que necesito seguir publicando, así no me olvidan. Los amo.

Un par de cosas sobre el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora