Sexta parte

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Louis no estaba pensando sobre estar inseguro o las consecuencias que pudieran haber nunca más. Todo en lo que estaba pensando era en mostrar al magnífico hombre bajo él como de malditamente bien sabía hacer lo que estaba haciendo. Harry iba a tener suerte de ser capaz de moverse para el momento en que Louis acabase con él.

Oyó el débil, pensamiento susurrado diciendo que acabar con Harry quizás iba a ser imposible, pero lo ignoró y se concentró en el dulce placer de su boca, el dispuesto y entusiasta movimiento de su esbelto cuerpo.

La sangre rugía a través de sus venas con cada sonido desde lo más profundo de la garganta de Harry . Bajos gemidos, irregulares quejidos, fuertes jadeos llenaban el aire cuando Louis tocaba, acariciaba y exploraba el contenido de su corazón. Cuando rompió el beso, fue para deslizar su boca al cuello de Harry, la vibración de sus sonidos contra sus labios enviaba temblores a través de Louis.

Había pasado mucho tiempo desde que se había sentido así con nadie. Él ni siquiera estaba seguro de que incluso lo hubiera hecho. Ligeramente fuera de control, un poco sobre el borde... Harry había soltado su tambaleante fuerza de voluntad y olvidó quien era en favor de quien él quería ser.

Él quería ser libre, como Harry. Capaz de tocar y probar, no sólo al hombre debajo de él, sino al mundo que le rodeaba. Louis ni siquiera sabía ya como se sentía eso ─no lo había hecho durante años─ y allí estaba ese animal salvaje que le ofrecía la oportunidad de experimentarlo todo directamente en sus brazos.

Era demasiado tentador para rechazar la oferta, razón por la cual Louis se había presentado cuando tenía la intención de hacer caso omiso de la oferta.

Cuando llegó el momento de la verdad, no había sido capaz de rechazar a Harry más de lo que hubiera sido capaz de rechazar la oportunidad de tomar otro aliento.

No hubo palabras, pero ninguna era necesaria cuando Louis se
deslizó más abajo, encontrando apretados pezones, delicada y sensible carne atravesando las costillas de Harry. Él trazó su lengua por cada reborde, cada inclinación, cada curva cerrada y, justo como cuando se montaba en su moto y tomaba la autopista del desierto los fines de semana, esto era un estimulante paseo, dejándolo sin aliento y con ganas de más.

Excepto que esta vez podía tener más. Podía saborear la oferta de esto, lo que quisiera, tanto como él quisiera. Harry le estaba ofreciendo todo y maldita sea si Louis podía negarse.

Después de untarse de lubricante, los torpes dedos fueron descartados por otros delgados y expertos guiando el condón a su lugar sin la menor vacilación.

 Un dedo, dos, como una malvada danza con cada paso sincronizado cuando Harry le instó con frenéticos gemidos y manos más fuertes de lo que parecían agarrándole, tirando de él más de cerca.

Más, más, más. El cuerpo de Harry suplicaba, y Louis respondió a la silenciosa suplica con un firme, profundo impulso que le hundió directamente en el jodido cielo.

Esto era demencial, maravillosamente caliente, locura liquida, y sus labios se unieron mientras ellos se movían juntos. Duros empujones, caderas arqueadas, dientes raspando labios, mandíbula y cuello. Él gruñó, y Harry respondió con una gutural risa, suave y peligroso en su seducción. Louis pudo sentirse a sí mismo enredarse alrededor de un pequeño dedo y cada movimiento le atraía estrechamente, firmemente, en el agarre de Harry. Jodido infierno, si le importaba en ese momento.

Su garganta estaba seca, sus cuerpos empapados en sudor a pesar del débil y distante zumbido del aire acondicionado, el chorro de aire frío cubriéndoles, pero no hacia nada para disminuir el calor agobiante que estaban generando.

Una y otra vez, cada vez más duro. Harry empujó sus hombros y el mundo cambió y Harry  lo montó como si fuera un maldito poni de juguete. Los claros ojos salvajes, las pálidas mejillas encendidas, las grandes manos abiertas en el pecho de Louis, mientras movía sus caderas duro y rápido, sus miradas trabadas.

 Las manos de Louis agarraron las caderas de Harry, no para guiarlo ─ Dios el hombre no necesitaba ayuda en eso─, solo para tocar, sostener, más para prepararse a sí mismo para lo que se avecinaba que cualquier otra cosa.

Lo que venía era un torrencial torbellino, azotándose más y más cerca, con cada sensual empuje de estrechas caderas, cada movimiento de una bonita y rosada lengua a través de los separados y jadeantes labios. Louis no podía mirar hacia otro lado y le dio la bienvenida a la inconsciencia que estaba suspendida fuera de su alcance.

Y entonces no estuvo fuera de alcance, sino que estaba allí y él logro contar con la presencia de mente para alcanzar abajo y acariciar a Harry un poco, mordiéndole de nuevo la culminación que había sacudido su jaula, resistiéndose a ir allí en solitario, por Dios.

Él no debería haberse preocupado. Los ojos de Harry se abrieron como platos y estaban más que un poco vidriosos casi en el mismo instante Louis se dio cuenta de que no podía detener el final más de lo que podía haber detenido el principio. Como si estuviese destinado a suceder y él fuese sólo un títere en una obra de teatro. Quien sostenía las cuerdas, él no lo sabía, y en ese momento no le importaba.

Su grito mezclándose con el agudo grito de Harry, ambos dando
sacudidas, arrastró al joven hacia abajo para reclamar sus labios en los últimos segundos, mientras las olas se estrellaban y sus pollas se sacudían y el olor a sexo llenaba el aire, Louis pensó que nunca sacaría el olor de su mente. Impregnándole. Sumergiéndose. Cubriéndoles a él y a Harry. Y maldición eso era hermoso.

Pasaron largos momentos con el silencio llenándose sólo con jadeantes respiraciones y persistentes gemidos, el desenfreno de los pasados momentos se había ido y dejó sólo músculos doloridos y piel satisfactoriamente pegajosa.

"Santa mierda".

Los labios de Louis se torcieron con el ronco y sin aliento comentario.

"No estabas bromeando".

Él se echó a reír, girando la cara para cepillar sus labios contra la sien húmeda-de-sudor de Harry. "Te lo dije".

"Mmm", musitó Harry , acariciando el cuello de Louis . "Nota mental para cuestionar tu virilidad con más frecuencia. Como… en diez minutos más o menos. Sólo déjame recuperar el aliento"

Louis dejó escapar un áspero y primitivo sonido, rodando para sujetar al otro hombre debajo de él y darle a su mandíbula una punzante mordedura.

"Yo te prefiero sin aliento", le susurró... Y ellos le dieron al segundo condón un muy buen uso.

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Nota: Lamento la tardanza estaba esperando una determinada cantidad de votos porque necesitaba saber si en serio la leían.

Quiero avisar que quedan unos tres capítulos.

Gracias por leer.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2018 ⏰

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Agente Caliente (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora