Capítulo 4

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—¡Hola! —el hombre levantó las manos en señal de rendimiento— ¡No te vayas! Por favor, ayúdame.

Hinata no podía creer la escena frente a ella. Tenía que admitir que cuando se encaminó por la oscuridad de los pasillos, lo hizo con la intención de encontrar algo, pero esto en ningún momento cruzó ni por sus más locos pensamientos.

Ella seguía paralizada y las súplicas del tipo parecían cada vez más lejanas. Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, y el pánico la invadió.

De repente, la inmovilizaron desde atrás y una mano bastante conocida cubrió su boca. Esto solo empeoró su pánico. Quiso gritar, soltarse, quería explicaciones, pero su cuerpo estaba por completo dominado.

—Tranquila, Hinata —susurró su primo en su oído—. Puedo explicarlo, lo juro.

¿Cómo mierda iba a explicar esto?

—Te voy a soltar, pero te mantendrás calmada y no vas a gritar, ¿bueno? —ella asintió repetidamente. Neji aflojó su agarre suavemente.

—¡PAPÁÁÁ!

—¡Hinata! —se quejó para volver a cubrir la boca de la ojiperla— No te voy a soltar hasta que no estés calmada. Sabes que nunca te haría daño... a propósito, el pánico es innecesario.

Después de unos segundos, la respiración de Hinata empezó a normalizarse y prosiguió a asentir nuevamente, esta vez más de una forma más pausada.

—¿Ya? ¿Segura? —asintió y Neji soltó su agarre.

—¿Qué... qué es esto? — su voz era temblorosa y su mirada se mantenía baja.

—Es una larga historia.

—Creo que tenemos tiempo —Neji mostró una mueca de negación lo cual colmó su paciencia—. Permiso. —rodeó el cuerpo del joven y se acercó rápidamente al hombre tirado en el suelo de la habitación.
Se arrodillo a su lado y después de preguntarle si estaba bien empezó a toquetear la cadena buscando una forma de liberarlo de esta.

—Hinata, deja eso —se arrodilló a su lado y la sostuvo de las manos para retener su atención.

—¿No me dejarás ayudarlo?

—Señorita, por favor— las palabras del tipo fueron interrumpidas por el castaño, quien tiró de la cadena de su cuello con brusquedad, provocando momentáneamente la falta de aire.

—No te atrevas a dirigirle la palabra, ni siquiera a mirarla —escupió con odio para luego soltarlo—. No, Hinata, no puedes ayudarlo. Se merece esto.

La chica se levanto y con lágrimas en los ojos empezó a caminar de forma veloz hacia la salida. Neji fue tras ella, no sin antes asegurar la puerta.

—Hinata, espera, ¿qué harás? —decía a su espalda.

—¿Qué haré? No lo sé. Despertaré a papá, llamaré a la policía, no sé qué haré, pero necesito hacer lo correcto —mierda.

—Está bien, vete, pero antes quiero que sepas algo.

—¿Qué? ¿Qué vas a decirme ahora? —se detuvo y giró hacia él.

Nada, no iba a decirle nada. Solo aprovechó su distracción para tomarla en brazos y echársela al hombro.

A pesar de sus pataletas y sus intentos por liberarse, Neji consiguió llevarla hasta su cuarto. La mantuvo en silencio con la advertencia de que si seguía así despertaría a Hanabi, y si hacía un escándalo ella se asustaría.
Ya en su habitación la arrojó sobre la cama, tomó una silla que puso frente a la puerta y se sentó con los brazos cruzados en ella.

LO QUE PASA EN LA CALLE [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora