Capítulo 2

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1 año antes.

Gritos.

Gritos.

Más gritos.

¿Qué hago? ¿Por qué justo en este momento se me olvida todo lo que aprendí junto a los chicos?

¡Me he peleado con tres tipos al mismo tiempo!
¿Cómo es posible que ahora ni siquiera pueda moverme?

Gritos de dolor.

Mis ojos empiezan a arder avisando la pronta llegada de las lágrimas, logrando también que mi visión empiece a tornarse borrosa.

Un estruendo.

Gritos de agonía.

Mi hermana estaba organizando cuentas en el escritorio de su oficina cuando el maldito de Ao llegó de la nada, intentó manosearla y al ella negarse la sujetó del cabello y la arrastró a golpes a una habitación cercana.

No se percató de que yo estaba oculto detrás de un sofá; pensaba jugarle una broma a Hana.

Gritos de desesperación.

Salí de mi escondite intentando buscar una solución. Qué idiota soy; justo ahora la valentía que tengo para apuñalar a alguien se ha ido de vacaciones a Narnia indefinidamente.

Mis piernas tiemblan.
El sudor frío escurre por mi frente.

Mis mejillas se humedecen.

Un golpe.

Fin de los gritos.

Tomé el teléfono de la oficina y lo más rápido que pude marqué un número, aún teniendo dificultad por el temblor de todo mi cuerpo.

—Neji, está pasando de nuevo. Lo que les conté —intenté respirar profundo con fe de hallar calma —¿Qué hago?

¿Por qué Neji? No lo sé, mi mano se mandaba sola. Quizás mi subconsciente ya había asumido que sería mi líder, y esperaba que me guiara.

Meses antes había tenido la oportunidad de contarle a mis amigos esto que jamás pensé decirle a nadie. Estábamos borrachos y surgió un extraño confesionario entre nosotros, en el cual acordamos que la próxima vez que algo así sucediera, ellos acudirían a ayudarme. Hasta entonces, nunca mencionaríamos el tema.

Pero no quería que me vieran así.

Mi voz estaba quebrada.

—¡Kiba, muévete! Pasaré por Sasuke primero, pero mientras, no te quedes parado como idiota.
¡Entra y cástralo!

—No puedo —sollocé —No soy tan fuerte, ni mental ni físicamente.

—Lo eres... voy para allá.

El teléfono quedó en completo silencio dando a entender que ya no había nadie en la linea.

Él tiene razón, debo moverme.

Es mi hermana, mi alma.

Mi sangre.

Mi única familia.

Sequé mis lágrimas con amargura usando para ello las mangas de mi abrigo. Recordé cada momento en el que Hana me ayudó, ella siempre estuvo ahí para mí.

LO QUE PASA EN LA CALLE [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora