Episodio 1. Consecuencias del exceso.

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Una verdad bien conocida, es que todo, absolutamente todo, se parece a su dueño. Tanto las mascotas, como los objetos, las máquinas e incluso las prendas textiles, llegan a ser tan personalizados, que la esencia por si misma del creador siempre está presente, por lo que no es difícil saber de qué manos salió tal o cual cosa. Ese era el caso particular de todos los seres creados por Vida, nuestro infortunado protagonista.


Cada especie poseía una poderosa necesidad sexual, que terminaba obligando a las parejas a reproducirse, hasta poblar lo que hoy conocemos como Planeta Tierra. Vida diseñó a sus creaciones muchas veces con opciones bastante morbosas para esa tarea, y de todo aquello que nació de sus manos, el más promiscuo por supuesto, era el ser humano. Pero incluso cada especie logró evolucionar, adaptándose al cambio, al clima, a todo lo que le rodeaba, a fin de perpetuar las especies. ¿Qué podía decirse entonces del pequeño Creador?.


De todos los dioses, el primero era el más candente, y muchos compadecían a su singular pareja, Muerte, por ese hecho. Era bien sabido que las actividades amatorias entre esos dos superaban en gran número las capacidades otorgadas por la diosa Amor, misma que ruborizaba cuando el tema era tocado.


—¡El nació así, fue creado antes de mí, es imposible que mis poderes le afectaran tanto!—declaró Amor con vergüenza, en alguna ocasión que fue cuestionada. Y era cierto. La necesidad sexual de Vida parecía insuperable, pero no significaba que fuera un depravado nato, sino que, al igual que sus especies, había evolucionado a causa del Juez. Si, Muerte terminó siendo el responsable de semejante calentura. El joven de largo y hermoso cuerpo esbelto, al ser un ente nacido del Gran Padre Destructor, padecía largos periodos de frío, antes de volverse pareja de Vida. Pero una vez que dieron el gran paso, el Juez descubrió que si unía su cuerpo al pequeño creador, ganaba una calidez que duraba días, y que le mantenía no sólo despierto, si no también más feliz y activo. De esa manera, con el paso del tiempo se volvió cada vez más exigente, e incluso sometía a Vida a diario para que cumpliera sus deseos candentes, hasta que el primer dios logró "evolucionar", convirtiéndose en un macho alfa, siempre dispuesto a complacer a su "hembra" y con una necesidad imperiosa de poseer a su oscura pareja, todo el tiempo que fuera posible. 


No había rincón en el Fabren Bastion de Ithis donde ese par de amantes enloquecidos no dejaran huella, y aunque en la  mayoría de los casos se metían en problemas con el resto de los dioses, se les respetaba. Siendo los dos primeros, sus rangos y niveles eran completamente lejanos a los del resto, y aunque fueran un foco de descontento, podían extender su amor al infinito, si con eso Vida se mantenía tranquilo. Y es que el tener al primer dios deprimido era un caos, así que el trabajo pesado corría a cargo de Muerte, quien debía mantenerlo cuerdo incluso a costa de su propia integridad. Era un trato justo, la mezcla de ambas almas para ganar felicidad, amor y una amplia satisfacción carnal a cambio de la paz universal y el balance entre la vida y la muerte. Pero el límite llegaría intempestivamente una mala noche.


Esa época del año suponía la de mayor actividad para el príncipe, quien sentía un ímpetu sexual incontrolable. Prácticamente habitaba en la casa de Muerte, ese frío mausoleo donde fue necesario montar una cama (recordemos que el segundo dios gustaba de descansar dentro de féretros, como todo un vampiro) para poder dar rienda suelta al deseo incontrolable de hacer suyo al Juez. Por la mañana, tarde o noche; a la hora del desayuno e incluso desayunando, ambos amantes no perdían oportunidad para disfrutarse, a sabiendas de que sus cuerpos inmortales jamás se verían agotados de tanto amor. Sin embargo, una noche en particular, en plena apertura de la Primavera, Vida sostenía con fuerza a su singular amante, ocupándose de separar bien sus firmes glúteos a fin de encontrar albergue en medio de ellos por enésima vez. Las manos de Muerte estaban atadas al techo, literalmente, sostenidas por largas líneas de energía oscura que el mismo había materializado para calentar a su hombre y lograr que lo tomara como todos los días.

Penalidades +18 (VidaxMuerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora