—Como te decía, esta noche me invitaron a una fiesta que según me dijeron algunos amigos, va a ser genial, conseguí tres entradas. —habló Payton con emoción al teléfono.
—Genial, ¿le dijiste a Liz? —contesté.
—Claro que si, está obviamente de acuerdo, solo faltas tú.
Me hundí en el sofá y le baje un poco el volumen al maratón de películas de sábado por la tarde.
—Bien, iré, no me haría mal divertirme un rato.
—¡Si! Hoy a las 22:00 iré a recogerte, nos vemos más tarde.
—Bien, adiós.
Colgué la llamada y me levanté del sofá, llevando el vaso que hace un rato contenía jugo de manzana y el tazón ahora con sólo unas migajas de unas galletas saladas a la cocina. Son las 6:30 de la tarde y yo estaba sola en mi departamento, Emma había salido a encontrarse con unas amigas dejándome sola con Cloe, que ahora descansaba en uno de los sofá pequeños acompañándome en mi divertida tarde del sábado, nótese el sarcasmo.
Entonces, tengo hasta las 22:00 para ordenar un poco el departamento, elegir mi ropa, tomar un baño, arreglar mi cabello y maquillarme. Creo que voy a estar bien con el tiempo.
Luego de decidirme por unos shorts de tiro alto color negro, con una camiseta de mangas largas que dejaba ver algo de mi abdomen, unas botas negras con tacón, y un collar para acompañar. Me dirigí al baño para darme una ducha, tardé una media hora y salí envuelta en una toalla, sentí el ruido de la puerta abrirse y luego cerrarse.
—¿Emma? —pregunté asomando mi cabeza por el marco de la puerta.
—Aquí —contestó apareciendo con algunas bolsas en su mano—. Oye, vengo a cambiarme de ropa para irme a cenar con las chicas.
—Está bien, yo saldré con Liz y Payton a una fiesta. —contesté tomando un conjunto de ropa interior del armario.
Ella asintió y se dirigió casi corriendo a su habitación, mientras yo cerraba la puerta de la mía.
Me coloqué mi ropa, arreglé mi cabello y ahora estaba terminando con mi maquillaje cuando un mensaje hizo vibrar mi celular. Lo tomé y ví que era Liz, avisándome que estaba en camino al edificio, contesté y le di unos retoques a mi maquillaje, tomé mi bolso y eché dinero, el labial que me había puesto hace un rato, mi célula de identidad por cualquier problema y mi celular.—¡Emma, me voy! —grité tomando el pomo de la puerta.
—¡Bien, no estés con muchos chicos! —contestó, reí y salí del lugar, con mis botas haciendo ruido en cada paso que daba.
Bajé hasta el último piso y salí empujando la gran puerta de vidrio que había en la entrada para encontrarme con Liz apoyada en su auto, usando su celular.
—Hoola. —le dije acercándome, ella alzó la vista y sonrió.
—Hoola Gracie. —contestó dándome un pequeño abrazo, se separó de mi y me observó— Te ves genial.
—Gracias, al igual que tú. —contesté observando como estaba, tenía un top negro con una falda acampanada de un color vino, unos tacones cerrados negros y su cabello anaranjado estaba recogido en una coleta con algunos mechones fuera.
Ella sonrió y guardó su celular en el bolso que traía.
—Vamos, debemos pasar por Payton. —dijo rodeando el auto para subirse en el asiento del conductor, yo abrí la puerta y me senté en el copiloto.
Tardamos unos cinco minutos en llegar a lo de Payton, que no vivía tan lejos de mí, le avisamos donde estábamos y luego de unos minutos la rubia salió vistiendo un vestido negro que resaltaba su figura, con unos tacones color azul eléctrico, y su cabello con risos parecidos al mío suelto, moviéndose gracias al viento que había en el lugar.
Nos sonrió y caminó hacia el auto metiéndose en los asientos de atrás.—Hola chicass. —dijo resaltando la última s en la palabra.
—Wow Payton, por primera vez en mi vida te veo presentable. —canturreó Liz, haciendo que Payton frunciera el ceño y la golpeara en el hombro.
Llegamos a la fiesta, por lo que se veía era un lugar para gente de una clase bastante alta, la pinta de las personas que entraban y la de los matones en la entrada hacia que yo pensara eso.
—Las entradas para este lugar deben valer una fortuna, ¿como las conseguiste? —preguntó Payton a Liz, quien estaba poniéndose labial, ella solo nos guiñó el ojo.
Bajamos del auto y nos dirigimos hacia la entrada.
—Buenas noches. —le dijo Liz a los matones de la entrada.
—¿Entradas? —preguntó uno de ellos, Liz las sacó de su bolso y se las dió, ellos le hicieron un corte a cada entrada y se las dieron de vuelta, para luego abrir el cordón y dejarnos pasar.
Entramos al lugar, la música estaba a todo volumen, las personas en el lugar bailaban descontroladas, otras estaban sentadas en la barra, y otras simplemente besándose.
—¡Vengan, quiero algo para tomar! —gritó Liz sobre la música, caminamos hasta la barra y ella comenzó a hablar con el que atendía.
Comencé a observar a todos en la fiesta, con ropa de alto costo, bailando y simplemente pasándola bien, entre la gente me pareció ver una cabellera parecida a la de Brent, pero la voz de Payton me hizo desviar la vista.
—¿Grace, quieres piña colada? —me preguntó la rubia tomándome del brazo, asentí y ella se giró a decirle a Liz.
Se tardaron unos minutos y luego Payton me extendió un vaso, lo tomé y le di un sorbo.
—¡Oigan, iré a bailar un rato, si necesitan algo solo manden un mensaje y nos encontramos en la entrada! —dijo Liz para luego perderse entre la gente, me voltee hacia Payton y la encontré sentada en la barra charlado con un chico.
Tomé asiento en la barra, obviamente alejada de la rubia y su chico y me dediqué a beber lo que había en mi vaso, hasta que una voz hizo que me quedara paralizada.
—No puedo creerlo, eres tú Gracie. —me voltee rogando que no sea la persona que pensé que era, pero cuando lo ví ahí parado, con su cabello rubio peinado hacia un costado y sus ojos marrones observando los míos fijamente, supe que era el.
—Ryan.
El sonrió y se acercó a mí con los brazos abiertos, pero yo apoyé las manos en su pecho y lo empujé, alejándolo.
—¿Que haces aquí? —pregunté.
—Vine por una oferta de trabajo, ni siquiera vine por tí, no quisiste decirme por qué te fuiste de la ciudad, solo desapareciste. —contestó peinando su cabello con su mano.
—No, por que no quería que salieras corriendo detrás de mí solo para que escuchara tus excusas.
—Y quiero que las escuches, por favor, yo aún —hizo una pausa y suspiró— te quiero.
Rodé los ojos y negué con la cabeza.
—No voy a escuchar nada, y discúlpame Ryan, pero yo ya no te quiero. —dije levantándome de la silla y caminando lejos de el.
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Payton en multimedia.
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Encuentros en la biblioteca.
Teen FictionElla trabaja en una biblioteca. A él le gusta leer.