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Abrí los ojos de golpe, mi despertador marcaba que me faltaban 30 minutos para mi primer día de clases.

- ¡No puede ser! - corrí por toda la habitación agarrando mi ropa y cambiandome lo más rápido posible, la preparatoria me quedaba algo lejos así que no me dió ni tiempo de bañarme, me puse perfume y bajé al primer piso, como siempre no se encontraba mi tía, ya que salía a trabajar temprano.

Agarrando mis llaves salí de la casa disparada directo al auto y conduciendo lo más rápido posible.

Estacioné el auto y suspiré aliviada, ya que todavía no habían timbrado.

- ¡Luna! - no tuve tiempo de reaccionar porque unos brazos y piernas ya estaban alrededor de mi cuerpo.

- ¡Auch! - chillé. Sí, caímos.

- ¡Te extrañé tanto! Tengo mucho que contarte sobre mis vacaciones.

- Sí, ya lo creo pero, una cosa.

- Dime.

- Quítate de encima, ¡no respiro!

- Ups. - dijo soltando una pequeña risa para, a continuación, pararse y ayudarme a mí a levantarme.

- Jim, ya te dije que por mucho que me ames, no me ames tanto.

Sí, Jimena era mi mejor amiga, o Jim como yo le digo, la conozco desde que tengo memoria y siempre ha estado para mí como yo para ella, ella es poquito más alta que yo. Es pelirroja, ojos cafés y muy hiperactiva.

- Bueno ya, deja de quejarte, aburrida. Ten. - dijo extendiendome una hoja. - Es tu horario, lo recogí por tí y marqué las clases en las que nos toca juntas. - dijo con una gran sonrisa en el rostro.

- Bueno, gracias. - proseguí. - Esta primera hora la tenemos juntas, ¿vamos?

- ¡Por supuesto! - dijo mi hiperactiva amiga para entrelazar nuestros brazos y así caminar juntas hasta el salón de clases.

Pasaron las primeras horas de clase, que fueron ABURRIDAS. Sí, con mayúsculas; y es que todo lo que hicimos fue hablar sobre nosotros frente a clase. Lo bueno: hay lindos chicos. Hasta que tocaron el timbre del receso, tomé mis cosas y fuí a mi casillero a guardar mis libros.

- ¿Quién soy? - dijo uno voz masculina tapandome los ojos.

- Uhmm... no lo sé, de seguro alguien con horrible cara.

- ¡Hey! - me gritó, destapandome los ojos y empujandome en broma. - Soy la persona más guapa que conoces, entiendelo linda. - guiñó un ojo.

- Jajajaja, no te creas tanto Simón. - dije, aunque la verdad es que sí era guapo. Él es alto, ojos cafés y pelo castaño, co-capitan del equipo de fútbol americano; mi mejor amigo.

- Bueeeeno. - dijo alargando la palabra. - Qué te parece si nos dejamos de mentir y vamos a la cafetería por algo de comida. - dijo haciendo una cara de sufrido. - En lo que me cuentas como te fue en las vacaciones.

- Está bien, moriré de hambre si no como en los próximos minutos. - dije con Simón por un lado soltando una pequeña carcajada.

Miré la mesa donde se encontraba Jim haciendonos señas para que nos sentaramos con ella. Caminamos hacia ella y tropezé, o más bien, alguien me puso el pie.

- ¡Lunita! Pero qué te pasó, ¿estás bien? - dijo levantandose de la silla, con su estúpida voz chillona... Ámbar.

- ¡Qué te pasa idiota! - grité levantándome, atrayendo más de una mirada.

- ¿A mí? Nada. - dijo con aires de grandeza.

- Oh, bueno... tal vez eso se pueda arreglar.

- ¿A qué te ref... - no terminó de decir la oración porque ya le había estampado el puño en la cara y cayó al suelo como la tabla plana que es.

- ¿Qué te pasa estúpida? - dijo con su voz entrecortada y la mejilla izquierda enrojecida, mirándome desde el suelo.

- ¿A mí? Nada. - dije imitándola, preparada para el segundo round, cuando unos brazos me cargan y sacan de la cafetería. - ¡Bajame, nos estamos perdiendo la mejor parte! - le dije a Simón, quien era seguido por Jim.

- Sé que no te quieres perder esto, yo tampoco, pero en cuánto el director se entere estarás en problemas.

¡Mierda!

- ¡¿Vieron su cara?! - gritó Jim ignorando a Simón, seguido de una fuerte carcajada por parte de ella y enseguida por parte de nosotros.

+++++

El director solo me dio una reprimenda por ser inicio de clases, pero que para la próxima era "castigo".

Tocaron el timbre. "Aleluya" dije para mis adentros, saliendo del salón a toda prisa seguida por mi pelirroja amiga.

- Oye Luna ¿me das un aventón? No quiero caminar, estar en este reclusorio me terminó de matar. - dijo haciendo una cara... muy rara, ella vive a unas cuadras pero no es conocida muy bien por sus energías para caminar.

- Okey. - dije soltando una risita. - Te llevaré a tu casa porque eres una floja. - subimos al auto.

- Oye... ¿me dejas conducir?

- No. Es mi auto, yo manejo ¿quedó claro?

- Está bien. - dijo con voz aburrida.

Encendí el carro y dí reversa, cuando empieza a sonar "Hands To Myself" de Selena Gomez en mi celular, me distraje por un momento y ¡CRASH! había chocado con algo, o alguien.

- ¡Carajo! ¿Acaso querés matarme? - gritó el conductor de la moto.

- Oh no. - dije apenas audible, volteando lentamente la cabeza para encontrarme con el dueño de la voz.

Con un Matteo no-te-metas-conmigo Balsano totalmente enojado y con ganas de dispararle con los ojos a quien se le metiera en el camino.

Mierda.

¿Este día no podría ser peor?

Mi Chico Malo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora