Me encontraba en estado de shock, mirando por la ventana mientras lo veía maldecir con palabras las cuáles ni siquiera conocía. Wow, lo que tiene de guapo, lo tiene de grosero.
– ¿Luna? Será mejor que bajes si no quieres que esto se ponga peor. – dijo Jim con su voz medio temblorosa, era de esperarse que le causara pánico, la verdad yo estoy así o más nerviosa que ella.
– Sí... co-correcto, yo bajaré y hablaré con él. – dije, para a continuación, bajar del auto.
– ¡Hasta que bajas! ¿Con que vos sos la que abolló mi moto? Y aparte ¡casi me mata! Era de esperarse que fuera una chica. – dijo con una sonrisa burlona, mirándome de pies a cabeza varias veces. – Aunque... – prosiguió. – te perdono si... vos sabes... pasas una noche conmigo. – dijo el chico guiñándome el ojo.
– ¿Disculpa?
– Lo que escuchaste, bonita. Vos, yo, sábado en la noche, hotel. Pensalo.
– Ya quisieras. – dije soltando una gran carcajada burlesca, que no le pareció y terminó mandándome una mirada asesina que me calló al instante. – Vaya, que bipolar.
– Bien... entonces, vos pagás las reparaciones de mi moto.
– ¿Qué reparaciones? ¿A qué te refieres? Solo lo abollé ligeramente, mi auto quedó peor. – dije con una mirada de escepticismo.
– Es eso o pedirme disculpas arrodillandote frente a mí... ¿qué esperás?
– ¿Sabes qué? No lo creo, yo jamás me rebajaría a tanto por... – lo miré de arriba abajo. – tan poca cosa. – me sentí victoriosa por mi respuesta ya que parecía haberlo callado por unos segundos. Sí, parecía.
Caminó tan rápido hacia mí, que ni cuenta me dí que lo tenía a pocos centimetros, agarrandome de las muñecas y acercandome a él de manera peligrosa.
– Mira... – dijo apretando la mandíbula. – A mí no me llamás poca cosa ¡¿escuchaste?! Yo no fuí el torpe que no se fijó por donde iba y así haber chocado con su peor pesadilla. – apretó cada vez más mis muñecas, dolía. – Ahora, ya no seré bueno... es más, no te librarás de mí tan fácilmente.
– Dejála ya. – dijo una voz a las espaldas de Matteo.
– Gastón, dejá que amenace a esta... – dijo él sin perder contacto visual conmigo.
– Sabés que tenemos otras cosas más importantes qué hacer ¿no? No podemos llegar tarde.
– Bien. – dijo y soltó mis muñecas violentamente. – No hemos terminado. – concluyó.
Subió a la moto sin antes mandarme una mirada asesina para terminar yéndose a toda velocidad, seguido por el que, según escuché, se llama Gastón, y otras motos más.
– ¿Estás bien? – dijo mi amiga, sobresaltandome.
– Sí, sí... estoy bien, creo. – dije soltando todo el aire acumulado que había retenido desde que agarró mis muñecas.
– ¿Nos vamos?
– Sí.
....
Me encontraba bajo la regadera.
"Ahora, ya no seré bueno... es más, no te librarás de mí tan facilmente..."
Esas palabras resonaban en mi cabeza.
¿Cómo pude ser tan torpe y chocar con él?
Salí de la ducha, me envolví en una toalla para ir directo al espejo y ver una muerta viviente, había perdido el color, me causó un buen susto.
- Estúpido. - musité.
Me puse un short de mezclilla con una blusa de tirantes blanca. Peiné mi pelo, hasta que quedó sin ninguna enredadera, agarré mi celular metiendolo al bolsillo del short y bajé por algo de cenar.
Las 8:30.
Ya estaba algo cansada así que solo comería algo ligero y me iría directo a la cama. Me hice un sandwich, agarré un vaso de vidrio y en este vertí jugo de naranja, cuando escucho que la puerta principal se abría.
- Hola linda. - dijo cuando entró a la cocina.
- Hola tía.
- ¿Cómo te fué en tu primer día?
- Me fué... - como si me hubieran tirado al suelo, desgreñado y pateado el trasero varias veces hasta que no lo sintiera, ah y choqué el auto con la moto de un chico sexy que me quiere arrancar la cabeza. - Bien.
- ¿Segura? - dijo mi tía, no tragandose el cuento.
- Sí, segura... no te preocupes tía, ya tengo diesiciete años, puedo arreglarmelas sola.
- De acuerdo, si tú lo dices. - dió un gran bostezo. - Me iré a la cama, tuve un día agotador.
- ¿No quieres que te prepare un sandwich? Son mi especialidad. - dije subiendo y bajando las cejas varias veces.
- No, gracias querida, no tengo hambre, descansa. - dijo yéndose de la cocina, no sin antes darme un beso en la frente. - Descansa.
Terminé mi cena, lavé mi plato y mi vaso, subí y fuí directo al baño para lavarme los dientes y hacer mis necesidades, al terminar salí y fuí directo a mi cama. ~Si que hoy fué un día pesado~ dije para mis adentros.
Cuando estaba dispuesta a dormir mi celular sonó, avisandome que me había llegado un mensaje. Me estiré agarrándolo de la mesita de noche en donde lo había dejado antes de acostarme y ví el número.
- Desconocido, qué raro.
"Descansa nena, que mañana será un día muy largo. Matteox"
ESTÁS LEYENDO
Mi Chico Malo
Fanfiction● Adaptada. Créditos a su escritora original, Cindy. ● Créditos a @chicafrutilla por la portada.