Ahosta despertó de su sueño un tanto confundido, mas se tranquilizó al darse cuenta que estaba en el mismo lugar en el que se había quedado dormido, y sus pertenencias estaban intactas (estaría furioso si algún animal nocturno se hubiera robado su desayuno). Sin embargo, la confusión volvió cuando se dio cuenta, al cerrar su puño, que había una espina en su mano. No estaba clavada en él; parecía en cambio que alguien la había colocado ahí durante la noche.
La espina era larga y fina, y la madera era de un tono azulado. No recordaba haber visto nunca un árbol de aquel color en su vida, y como ya era su tercer día de viaje, y estaba ansioso por volver a casa a tomar un baño, decidió que aunque era un poco mediocre, era suficiente prueba de que había estado en el Boque de las voces.-¡Al fin!- exclamó a todo pulmón - ¡Al demonio con todo este lugar! Si consigo encontrar la salida de este molesto laberinto antes del mediodía, debería estar de vuelta en casa en 1 día máximo.
Continuó balbuceando para si mismo durante unos minutos más hasta darse cuenta que seguía pensando en voz alta y un par de ardillas lo miraban fijamente... de nuevo.
-¡Al demonio con ustedes también, por fin me largo de aquí!- sin embargo, se sintió un poco mal (y de paso cuestionó su sanidad) por gritarle a un par de ardillas, y continuó hablando - Lo siento, ardillas. Por favor no hagan que los poderes del bosque me encierren aquí. No quería ofen... Bueno, creo que no tengo por qué excusarme con ardillas.-
Empezó a caminar hacia el norte, y se sorprendió al ver que salir fue mucho más fácil que entrar al bosque, y se ahorró al menos medio día de viaje. Esa noche, ya muy cerca de la aldea, cazó un conejo para engañar un poco a su estómago mientras añoraba la comida de su hermana como si no la hubiera comido en años.
Al llegar a la aldea fue directamente a su casa. Se sentía muy orgulloso por haber vuelto del bosque y caminaba con la cabeza en alto, saludando de camino a sus vecinos y amigos, contando brevemente su experiencia en el bosque. Sin embargo, a nadie le mostró la espina que llevaba consigo.
Eso sólo se lo mostraría a su familia y a una persona muy especial...
Al llegar a su hogar, se dió cuenta que estaba vacío. Ni su hermana ni sus padres se encontraban ahí.-Es normal que Evander no esté a esta hora, debe estar trabajando en la herrería. Pero la Chais no tiene tutoría en la clínica hoy, y Aalis está siempre en casa. Esto es extraño.- Pensó.
Y luego de revisar por segunda vez la pequeña casa (y para ser sinceros, entrar en pánico durante toda la revisión) decidió dirigirse a la herrería, que estaba a 5 minutos de su hogar.
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Lo que Está Escrito
FantasyA la luz de las fogatas nacen las historias y leyendas. Cuando estas hablan del destino, es cuando más queremos desafiarlo. Sin pasado, y con una profesía sobre sus hombros, Ahosta intentará borrar lo que está escrito en su futuro. Agradezco todos...