2. Los Enmascarados

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    Me despierto y me encuentro en mi casa. Un lugar cómodo, decente y tibio.
Me levanto de mi cama y miro por la ventana, donde se deja ver un cielo limpio, niños jugando en el parque, y un lago con patos.
Que bueno que hoy es sábado y no hay clases.

-Hija deja de jugar a las muñecas -dice mi madre mientras cocinaba en la cocina.-La comida ya está lista.
Me levanté del suelo, salí del cuarto, y me dirigí hacia el comedor.

Pero cuando más me acercaba a la mesa, la mesa se convertía en una alberca pública donde había mucha gente en ella, lo cual después decidí sentarme en la barra de la alberca y miré a mi "amigo". Lo cual no le podía ver bien su cara, estaba borrosa.
-Metete, y verás que respirarás -dice el de una manera confiable.
Sin pensarlo dos veces me metí a la alberca y me hundí.
Mi amigo tiene razón, si puede uno respirar bajo el agua.
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De repente dejé de respirar, y me ahogaba.
Traté de nadar a la superficie pero alguien me tomó del tobillo, dirijo mi mirada hacia el fondo de la alberca y era él. Mi amigo.
-¡Hija! -escucho gritar a mi madre desde adentro del agua donde yo estaba, y momentos después sentí que alguien me sacaba del agua.
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(Se acaba el sueño).
-¡Despierta! -dice alguien tomándome del cabello para meter mi cabeza al bote con agua de nuevo.
-Ya despertó -dice otra persona, ya que tenía otro tono de voz más suave, a diferencia del otro, él tenía la voz un poco más gruesa.
Voltee a ver a las personas junto a mi pero antes de hacerlo, una de las dos personas me empuja al suelo, haciendo que me golpeara en la pared de un sótano a mi parecer. Levanté mí mirada después, para ver a los dos sujetos enmascarados en frente de mí.
-¿Quiénes son ustedes? -pregunté asustada, lo cual pude ver que uno de ellos llevaba puesto una sudadera amarilla y una máscara negra con hoyos rojos, y el otro era el mismo que me había golpeado en la cabeza con una roca, máscara blanca y su sudadera color mostaza.
Me levanté rápidamente para escaparme del tipo que mató a la pelirroja, pero este me tomó del pelo haciendo que chillara de dolor. Este me pone contra la pared y saca la misma navaja que utilizó para matar a la pelirroja. Sabía que era la misma, porque el mango de la navaja es negra con tonos tintos.
-Por favor, no me hagas daño -suplique llorando.
-No llores, y respóndeme ¿Cómo mierdas llegaste hasta acá?
-¡No sé! Por Favor, no me hagas esto. Solo déjame ir. No le diré nada a nadie -dije casi cagándome del miedo.
-¡Debes de saber! -me grita el mismo chico de la sudadera mostaza.
-Solo recuerdo que desperté en el bosque, es todo -dije en suspiros.-Yo encontré esta cabaña pensando que alguien me podría ayudar.
-No.. te.. creo -dice él haciendo pequeñas pausas en cada palabra .- ¿Despertar en el bosque? Estás demente.-dice el tomándose lo como una broma.
-No miento... -lloro.-Déjame ir, por favor.
Despues de que haya dicho eso el trata de cortarme la mejilla con la navaja pero yo rapidamente me cubro con mis manos haciendo que la navaja me cortara horriblemente la palma de mi mano derecha. Y ahogó un grito.-Me estresa escucharte llorar. Y no creas que te creeré la parte de que "no le dirás nada a nadie". Esas son unas de las razones del porqué la pelirroja estaba aquí. Y si tu le abres la puerta a alguien y pides ayuda o dices algo acerca de nosotros, no pienses en parpadear de nuevo.
-¡Monstruo! -grité y este me dio una cachetada en la mejilla.
-Nadie puede saber donde estamos o que somos, ¡¿entendido?! -me grita el chico de la máscara blanca.
-Entonces, ¿me dejarán ir?
-No - habla el chico de la máscara negra.
-No, no, esto no es justo. Yo no sé qué pasó. Desperté sin saber NADA. No recuerdo nada en absoluto -empiezo a llorar más y más- Solo necesito que alguien me guíe a la salida. Es todo.
-Ignoraré lo que acabas de decir -dice el chico de la máscara blanca y sin pensarlo dos veces le escupo en la máscara.
-¡DÉJAME SALIR! -grité y sentía como me calentaba de la furia y miedo que tenía. Y el mismo chico me dio una cachetada tan fuerte que me hizo caer al frío piso de cemento inconsciente.
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(Horas después encerrada en el sótano.)
Desperté y vi la luz del sol pasar por la pequeña ventana. Era de día, y yo estoy aquí encerrada, con miedo, nerviosa de lo que me podrán hacer aquellos sujetos.
No sé por cuántos días la chica pelirroja estuvo aquí pero... Apuesto a que sufrió mucho. Es por eso que me quiero ir de aquí, no quiero sufrir lo mismo que ella.
Me pregunto ¿Cuántos días estuvo aquí? Y, ¿Porque estaba aquí?
Necesito respuestas.
Veo que alguien abre la puerta de la entrada del sótano y me ve el chico de la máscara blanca.
-Despertaste -dijo él acercándose a mí.-Toma, un vaso de agua.
Trato de tomar el vaso de vidrio con agua pero este me lo tira al suelo de golpe haciendo que los pedazos de vidrio salieran volando por distintas partes del suelo.
-Oh, perdón. ¿Cómo dormiste?... ¿Incomoda? - pregunta y después toma un pedazo de vidrio y se acerca hacia mí dándome un abrazo para luego dibujar una larga línea en mi hombro derecho con el mismo vidrio.
-Perdóname -dice y yo solo me muerdo los labios para no gritar del dolor. Y después se detiene.
-Ven, es hora de que salgas -dice.
-No -dije en forma de dolor y miedo. Y este me toma del cuello fuertemente y me alza rápidamente hasta pegarme a la pared haciendo que me ahogara.
-Mira me bien -dice y lo veo directamente a lo único que podía ver, sus ojos.
-Tu me harás caso en todo, ¿entendido? -dice de la manera más delicada posible y me golpea contra la pared de nuevo, pero no tan fuerte.
-Va -dije con dificultad.
Él me baja y me hace una señal de que lo siguiera. Salimos del sótano y vi la cabaña, era en verdad súper hermosa, era muy moderna... Y en ese momento aclaré que la casa era de la mujer pelirroja, ya que salía en cada foto de cada esquina del lugar.
Esto significa que los dos muchachos llegaron aquí y no ella.
-¿Por qué llegaron aquí ustedes? -pregunté.
-No es hora de preguntas. Ve al baño -me obliga con la mirada.
El chico de la máscara blanca apunta hacia una puerta que estaba ubicada arriba de la cabaña y me dirijo hacia allá.
Entré al baño esperando ver algo súper elegante pero vi algo opuesto a eso, era horrible.
Había sangre por doquier, y yo mientras temblaba de miedo buscaba lo que había llenado el baño de sangre, y me acerque al lava manos y no podía creer lo que era.
Era el bebé que había visto anoche por la ventana, y solo tenía su pequeña cabecita conectada con el estómago, y sus demás partes no estaban.
-Dios... -dije en voz baja mientras temblaba y se me humedecen los ojos.
Miré a la entrada del baño donde estaba recostado en la puerta el mismo chico de hace un momento.
-¿Por qué esto? ¡NO SE LO MERECÍA!
-No me culpes a mi. Culpa a su muerta madre, ella fue la que quiso el trato de matar a su hijo para cenar. Pero lo malo es que no pudo cenar ya que murió por tu culpa -aclara y ríe, y después me dirijo al bebé de nuevo con dificultad y tristeza.
-¿Puedes responderme algo?
-No es hora de preguntas... -lo interrumpo.
-¿Quienes son ustedes? -lo miro, y este solo se me queda viendo por unos segundos, tal vez debatiendo dentro de su mente si responder a mi pregunta o no, hasta que se vio convencido.
-Masky... -responde el chico de la sudadera color mostaza.
Lo dejo de mirar y me veo al espejo por primera vez desde hace no sé cuánto tiempo. Y me di cuenta que detrás de mí estaba el chico de la máscara negra.
-Hoodie -finaliza.
Qué nombres tan más falsos.

La elegida (Creepypasta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora