9. Quédate a mi lado

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Curiosidades sobre hadas:

Las hadas tienen la habilidad de transformarse en lo que gusten, pero tienen contradicciones. Una de ellas es que no pueden adoptar al 100% el cuerpo de un humano, siempre van a tener una deformidad. Según el hada, esa deformidad puede ser tener orejas alargadas, los pies en sentido contrario, e incluso pueden tener pechos tan largos que deben de enrollarlos alrededor de sus cuerpos.


*


Una hermosa hada tarareaba una dulce canción a orillas de una laguna que estaba en constante movimiento ya que formaba parte de una cascada. Chapoteaba sus pies delicadamente en la superficie del agua, sacando pequeños sonidos de la sustancia transparente, que iban acorde a su canción. Comenzó a desenredar sus largos cabellos plateados con un peine de oro decorado con joyas violetas que siempre dejaba a su costado al descansar. Cuando no encontró otro nudo de pelos, agarró una tira de látex y ató su sedoso cabello en una alta cola de caballo, algunos cabellos rebeldes quedaron fuera de ese agarre. Luego tomó una rosa azul, que abundaban alrededor de su laguna, y la enrolló en su cabello para que tapase la tira de látex y colocó como adorno una campanilla para que le acompañase con su delicado sonido cuando se moviese.

Siguió con su canto mientras pasaba sus dedos entre su cabello colocado sobre su hombro. Entre sus acciones, el hada escuchó como las hojas se movían no muy lejos. El peliplata supo que el viento no era responsable de eso, ya que no lo escuchaba pasear.

—¡Un humano! —exclamó segura el hada parando todo lo que hacía, para dirigir su mirada a donde el sonido se acercaba.

Escondió sus alas y tomó su bella forma física, pero aun así, apenado, se sumergió bajo el agua hasta los tobillos. Tras unos segundos, una persona salió de entre las hierbas. Al escuchar los pasos acercándose por su espalda, el hada se emocionó más y más; la sonrisa en su rostro era dura de sacar cuando una persona aparecía. Desde el día en el que un humano pisó su territorio, no pudo sacarse la gran intriga de acercarse a ellos. Esa era una de las debilidades de las hadas: caer fácilmente ante los humanos. Y esta hada llamada Viktor, padecía de aquello.

De entre el follaje apareció un hombre de estatura mediana, ojos oscuros, de cabello negro y corto. Lo que más destacaba de ese hombre que se acercaba al agua era su serio semblante y sus dos enormes cejas.

Fueron segundos de rápidos latidos de parte del hada hasta que por fin pudo verlo de reojo, acercándose a la cascada. Sus mejillas se pusieron rojas de emoción. Levantando levemente su cuerpo, se acercó un poco al humano, creyendo que estaba siendo disimulado.

—¡Hola! —saludó alegremente —. ¿Quieres ser mi amigo? —preguntó emocionado por las grandes aventuras que podría tener con un humano.

El humano terminó de llenar una cantimplora con el agua que caía de la cascada para luego mirar fríamente al hada enmascarada.

—No —con la misma apatía de su rostro, respondió —Y no metas tus pies en el agua, la contaminarás —agregó a su insolencia.

Luego emprendió viaje, dejando totalmente indignada al hada.

—¡Deberías ser más amable! ¡y sacar ese rostro, te saldrán arrugas! —vociferó como si su madre fuera, a pesar de haber sido completamente insultado; ya estaba acostumbrado gracias a cierta hada rubia que conocía.

El peliplata suspiró desanimado, ya que el humano que se encontró en mucho tiempo resultó ser un introvertido muy maleducado. Nuevamente, quedó solo en medio de ese gran terreno. Suspiró su soledad otra vez, ya se le había hecho costumbre hacerlo diariamente. De inmediato se levantó, descubriendo sus hermosas alas. Trató de sacar su mala cara y comenzó a aletear. Viktor no era un hada que permitiera quedarse estancada.

Un Amor, Un Secuestro [OtabekxYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora