Peligrosa Obsesion

Capitulo 15

Capitulo 15:

Susan se acercó a nosotros con la libretita para anotar lo que íbamos a tomar.

Cuando lo hizo miró fijo a Carolina.

—Hola mucho gusto, soy Susan —le dijo y estiró su mano para que ella la tomara.

Carolina sonriéndole amablemente tomó su mano.

—Soy Carolina—dijo ella.

—Eres nueva —habló Susan asintiendo.

—No Susan —le hablé al reaccionar sobre aquello.

Pero fue demasiado tarde. Ella giró y se dirigió a todos en el lugar.

—¡Muchachos, tenemos una integrante nueva en la taberna! —gritó contenta. Todos comenzaron a aplaudir y silbar —¡Hay que darle la bienvenida!

—¡No, no, no claro que no! —dije poniéndome de pie.

—Ven Carolina —dijo Susan y le tendió la mano para que ella la tomara.

Con un poco de duda Carolina la tomó y caminó detrás de ella hasta la barra.

Tony, Adrian y yo fuimos detrás de ellas, con todo el mundo detrás de nosotros también.

—Susan, por favor no lo hagas —le rogué.

—¿Por qué? Solo quiero darla la bienvenida al lugar —me dijo ella.

Mientras iba llenando un gran vaso con cerveza.

Miré a Carolina.

—Vamos cariño, no tienes que hacer esto —le dije.

La morena me miró bien, y luego miró a Susan que estaba frente a ella.

—Gary, no seas aguafiestas —me regañó Susan. Susan colocó el gran vaso frente a Carolina. Ella lo miró bien —Tienes que hacer fondo de este vaso, y luego te giraremos sobre la silla, para que estés más feliz.

—No lo hagas, Carolina. Así no eres tú —dije casi desesperado.

La morena miró a Susan y volvió a mirarme a mí.

—¿Acaso crees que no puedo hacerlo Renteria? —me preguntó.

—No, no es eso. Sino que puede hacerte mal…

—Carolina, mejor escucha a Gary. Tiene razón —le dijo Tony.

—No hace falta que lo hagas Carolina. —dijo Adrian.

Ella nos miró a los tres consecutivamente, y miró de nuevo a Susan.

¡Maldita seas, Susan! ¡No debiste hacer eso!

—¡Vamos linda, hazlo! —algún imbécil gritó por ahí.

Todos comenzaron a gritar que lo hiciera, y todos esos incentivos maliciosos.

—¿Vas a hacerlo Carolina? —preguntó Susan.

—¡No! —dije.

—¡Si! —dijo ella firme.

Todos festejaron alegres.

Varios de ellos se pusieron alrededor de Carolina para girarla cuando terminara de tomar, haciendo que los chicos y yo nos alejáramos un poco.

—¿Por qué la única vez que tengo razón no me escucha? —les pregunté a mis amigos.

Escuchamos como todos empezaron a decir: ‘Fondo’ ‘Fondo’ ‘Fondo’

Les hice un gesto a los chicos para que nos sentáramos en la mesa.

Ella no iba a hacerme caso.