Capítulo II - Oportunismo.

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Entender a Jèrôme De Marelle no resultaba complicado para Aroha Trueba. Mientras admiraba la belleza de los jardines a la luz del ocaso recordaba la última conversación con su padre, días antes de partir al Palacio.
-Te enfrentas a un monarca tan impopular como María Antonieta o el zar Nicolás II -había dicho Lluis Trueba largando un suspiro y retirando sus gafas para masajear sus sienes- Los diarios dicen que el pueblo lo depondrá en cualquier momento. Han solicitado un referéndum varias veces, pero tienen controlado al Congreso… Seguramente el pueblo intensificará sus protestas. No creo que sea buena idea confiar en esa familia para tu proyecto cuando oscila tanto su corona.
- Escuché algo así, papá, pero no entiendo los alcances de su impopularidad -había replicado ella visualizando las apariciones del monarca en los noticieros. Siempre que tenía alguna duda acudía a su padre por ayuda, pues era un hombre sabio y que gustaba de informarse de diversos temas.
-El hombre tomó la corona tras la repentina muerte de Su Majestad –continuó éste-, la gente cree que los De Marelle tuvieron algo que ver. Su padre nunca fue muy popular al casarse con la cuarta heredera en la línea de sucesión. Con el tiempo murieron varios sobrinos y hermanos del antiguo monarca hasta que Jèrôme encabezó la lista. Pareciera todo planeado, pues empezó trabajando como alcalde de La Capital y luego estuvo a cargo de varios ministerios. En el momento que su tío falleció ya era su mano derecha... Se cree que el viejo rey perdió todo su poder para entregárselo a él y a su hermana.
-Sus hermanas son hermosas -dijo Aroha en tono soñador, pues pese a toda la política, los De Marelle le parecían un cuento de hadas.
-Pero peligrosas. -respondió su padre con gravedad al tiempo que se acomodaba las gafas de nuevo-. Sèverine es una mujer fría e inflexible, a la par que ambiciosa. Nadie se atreve a hablar demasiado de ella en la prensa, pero hay algunos sitios web donde exponen muchas teorías terribles sobre esa mujer. Sus gemelos, por ejemplo; concebidos en absoluto secreto, apareció un día con ambos niños sin que se supiera de su embarazo. Si los pequeños no fueran tan parecidos a los De Marelle podría creer que los compró o algo así. No tienes idea de los pretendientes que esa mujer ha rechazado. Luego está la otra princesa, Fleur de Lys, que se tiñe el cabello de rubio y ha anunciado su compromiso con un príncipe de gran riqueza... Como si cuyo único objetivo fuese unificar naciones al estilo medieval. Han reformado el palacio de manera excesiva y dado privilegios fiscales a los gigantes financieros. En los campos, la gente padece por la mala calidad de vida y nulas atenciones médicas. Jèrôme tiene una política bastante peculiar al apoyar a las grandes empresas haciéndose con el control económico de su país y a la vez tiene una estrecha relación con el Ejército del Reino y el Congreso.
- Precisamente, los niños y las madres están desfavorecidos ahí, necesitan de mi fundación más que nunca.
- Creo que te usarán de pantalla -murmuró el mayor tomando la mano de su hija y soltó un suspiro-. Los De Marelle son una familia que se saca provecho de cada circunstancia. Cuando los yihadistas efectuaron aquel ataque terrorista en el Monumento a la Libertad se valieron de la confusión del pueblo para hacer la ceremonia de coronación e ignorar el referéndum aclamado. Mientras tanto, todos los cuerpos policiales buscaron y capturaron a los culpables menores, dejando libre (muy posiblemente con premeditación) al autor intelectual para declarar la guerra al Emirato. Ahora todos están de manos atadas hasta que pase la guerra... Fue una maniobra impresionantemente astuta al sacar provecho de la situación. Si el Emir no se hubiera pronunciado protector de los terroristas, podría pensar que fue algo montado por ellos mismos.
Aquellas palabras daban una y mil vueltas en su cabeza, su padre era un hombre sencillo que se hizo a sí mismo pasando peripecias y forjando un carácter desconfiado. A Su Majestad le llamaban Jèrôme el Oportunista dada su terrible coronación en el caos y su acortado camino en la línea de sucesión, pero era tan jovial y atractivo, con esos ojos azules y torso atlético, la barba partida y su vozarrón autoritario, que ella sólo lograba pensar que era Jèrôme el Hermoso.

La Corte De Los Zafiros (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora