El llanto de Genevieve le provocó una pequeña crisis, aquello no era algo nuevo en la familia, pues Sev le dio algunas gotas en el agua para luego llevarla a dormir. Adaliz salió ando un portazo apenas el rey pudo calmarle y de manera inesperada ahora estaban solos en aquel suntuoso salón la invitada y el anfitrión.
– Espero que esto no le haga pensar que es habitual la disfunción familiar. –dijo acercándose a una mesita de cedro rojo y tomó una elegante botella para servirse licor en un vaso–. Nosotros nos amamos y somos verdaderamente unidos. Adaliz puede parecer dura con Sev, pero estoy seguro que ella mataría a quien osara acercarse a mi hermana.
– Entiendo. –fue la única respuesta que cruzó la mente de aquella Aroha, se sentía simple, incapaz de opinar tras la mirada que Sèverine le había dedicado.
– Sev es dura. –adivinó el hombre, por sus gestos cansinos era claro que era un hábito en su hermana–. Siempre con sus miradas de odio y de amenazas. Siempre con su tono duro... Me pregunto a veces si mis padres veían eso en ella cuando nació y por ello eligieron el nombre con tanto acierto. Pero tiene el corazón más hermoso que podría tener alguien... Renunció a una vida propia por dedicarse a mi familia, y cuando tuvo un momento de humanidad y quiso ser madre, todo mundo dijo mentiras horribles sobre ella. Es muy triste admitir que Séverine se ha hecho una máscara con todos esos comentarios cuando se trata del mundo, les deja ver sólo esa faceta de ella.
– Cuando me pidió que viniera acá para construir el hospital supe que era una buena persona. –atinó decir ella, aunque en tono bajo. No conocía las posibilidades de que la princesa estuviera escuchando–. Se preocupa por ayudar a los niños.
– Lo sé... –suspiró el rey mientras miraba las puertas cerradas por donde hubo partido su familia–. Sev es una buena mujer, pero tiene ideas muy inflexibles respecto al mundo y su funcionamiento. Aunque comulgo con ella en la mayoría, no puedo dejar de pensar en que se pueden lograr de manera más paulatina.
– ¿En qué ideas suelen comulgar, Majestad? –preguntó ella. Estaba embelesada por su voz tan varonil y su postura tan regia que sólo quería seguir escuchándole.
– La democracia, por ejemplo. –comenzó con una mirada complacida a la castaña–. Nosotros pensamos que es algo obsoleto, pasajero e innecesario. La gran mayoría de los problemas actuales provienen de la democracia. Otrora los monarcas eran criados para gobernar; desde el seno materno se les instruía para ser líderes, aprendían sobre legislar y defender los intereses de sus naciones. Los grandes crearon imperios milenarios. Ahora en cambio, los gobernantes se preparan por dos o tres lustros para ocupar de cuatro a ocho años un cargo de gobierno con un proyecto de nación a mediano plazo que el siguiente al mando desplazará. La democracia es una pérdida de tiempo y la historia lo demostrará.
–Pero... Su Majestad, la gente debe tener derecho a elegir quien crea pertinente para que los gobierne.
– ¡Eso es lo peor! –retrucó él con una sonrisa radiante y mordaz–. La gente cree que elige a sus gobernantes y en el fondo los eligen las élites burguesas. El rico impone a un monigote en el poder para seguir enriqueciendo a costa de los menesterosos. Alguna vez surge algún miembro del pueblo mismo pidiendo ser escuchado en sus quejas, con la bandera de un movimiento llamado socialismo o comunismo para comenzar una revolución de sangre y pobreza que hunde más al pueblo. El victorioso insurgente comienza a gobernar con ideas utópicas que no funcionan, crece la pobreza y la ignorancia.
– Sé que los zares rusos vivían en el Palacio de Invierno con mil habitaciones mientras el campo pasaba hambre y las ciudades pobreza extrema, por eso los depusieron, mademoiselle, pero en el fondo ellos fueron tan víctimas de un cruel invierno como los pequeños reyes de nuestra nación cuando el pueblo les cortó las cabezas. Es por ello que considero una pieza fundamental la educación de mis hijos en los temas propios de su condición, después de todo, un padre debe cuidar de su cosecha... Pero en fin, se me ha ido el hambre por tanta pelea y seguro están bañando a los pequeños, así que tengo una media hora para desconectar. –calculó mientras sujetaba la botella y otro vaso–. Le mostraré donde me gusta pasar mi tiempo libre.
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La Corte De Los Zafiros (En Proceso)
General FictionEl lujo del Palacio muestra la belleza augusta de los poderosos, dejando claro en todo momento que ellos lo merecen porque tienen una corona sobre la cabeza y ahora la doctora Trueba, como huésped del lugar ha descubierto la sangre seca bajo la alfo...