Erick y yo no hablamos después del paseo en la playa, ese día durante el trayecto de regreso sólo hablamos de nuestros trabajos y las cosas que nos gustaban hacen. Sebastian me contó que se quedaría por un tiempo en Panamá, el actualmente vivía en México y estaría aquí para supervisar el negocio de su familia; tenían sucursales en todo Latinoamérica y la más nueva estaba en Panamá. Eso me pareció muy bien, tendría la oportunidad de conocerlo mejor, aunque a Erick no le agradara tanto la idea. Cuando llegamos a mi casa, Sebastian se despidió de mí y me dio su número de teléfono por si quería llamarlo para salir, definitivamente iba a llamarlo.
― ¿Hola?― dije al contestar el teléfono.
―Emma, ¿Cómo estas, qué tal tu semana? ―preguntó Erick al otro lado de la línea.
―Muy bien, ¿ya no estás enojado?
― ¿Por qué estaría enojado?
―No hemos hablado desde el día de la playa, supuse que estabas molesto y por eso no me hablabas.
―No estaba molesto contigo, es Sebastian... es complicado. ―dijo Erick, por su tono de voz pude sentir que estaba mintiendo.
―Con Sebastian todo es complicado, ¿no es así?
―Dejemos de hablar de él, y ¿Qué tal si te invito a comer el lunes?
―Mmm está bien.
―Entonces paso por ti a las dos, nos vemos. ―Dijo y cortó la llamada.
Erick todo lo arreglaba con una invitación a comer.
Lo que más de decepcionó fue que no asistió a la feria del libro que tanto se esmeró en organizar conmigo, ni siquiera lo mencionó en la llamada. El día del evento, unos alumnos fueron a la biblioteca para recoger las cajas con los libros que Erick había donado a la escuela. Era la segunda vez que Erick me dejaba plantada, el lunes necesitaba escuchar una excusa razonable.
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¿Y si te acompaño?
RomanceEmma es una chica de 25 años que regresa a su ciudad de origen después de haber estudiado la universidad en otro país, a su llegada se da cuenta de que muchas cosas han cambiado, excepto el lugar en el que solía refugiarse durante su niñez, la bibli...