No pensar. Actuar.

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¿De donde conocía Josh a Jake?

Josh vivía en Greenwood y Jake, al parecer en Jacksonville. Uno de los pueblos más lejos del pueblo, ¿Qué clase de pasado tendría un chico como Josh con uno como Jake? Las cosas no son lo que parecen, Diana lo sabía mejor que nadie. Josh no era un santo y Jake solo intimidaba por su gran confianza en si mismo. No era un chico malo real…

De todas formas, ¿En que se basa una personalidad de chico malo? Huir de la ley, embarazar a muchachas… o ser un chico malo era solo una forma de tener “personalidad” o llamar la atención. Era un misterio. Ella quería conocer a Jake, no lo iba a negar.

Ella había crecido viviendo con un científico, el por que de las cosas le atraía mucho. Las cosas son hechas por una razón, no puedes decir que vas a hacer algo por que si, no tendría valor ni sentido. Le encantaba desarmar las cosas para luego volverlas a amar, pieza por pieza. Saber controlar, manejar lo que te rodea. Esa era su paz. Pero últimamente no había tenido mucha paz, su cabeza iba a explotar si seguía pensando tanto.

Diana ni siquiera miro a Jake en todo el viaje, ella se acordaba de su amenaza. No bajaría la guardia…, por ahora. La tensión en el carro era notable. Era como si el aire pesara.

Como si Dios hubiera oído sus plegarias, llegaron sin discusiones y rápidamente al Cineplex.

Josh fue el primero en bajarse, ayudo a Diana a bajar y aunque no era necesario, Diana no pudo evitar sonrojarse. Jake había ido a comprar las palomitas. Se fue tan sonriente que Diana llego a pensar que el tenia planeado tirárselas después en la cabeza.

Justo como Josh había dicho, le dejaría escoger la película. Escogió un filme francés del año 1970, el pequeño salvaje. Las películas que ofrecía el Cineplex eran de la década de los 60. Y eso a Diana le encantaba, era mas fresco y natural, no llevaban tantos efectos falsos y te hacia pensar mucho, pues eran difíciles de comprender si no prestas atención.

 Jake había llegado con las palomitas y refrescos…Solo que no le trajo a ella.

—Oh lo siento, no había notado tu presencia y ya la película va a comenzar. Tú no querrías que me la pierda por irte a buscar unas palomitas ¿verdad? —Esbozo una gran sonrisa— No serias tan egoísta.

Camino despreocupado a la sala del cine. Una mano se apoyo en su hombro.

—Puedes tomar de las mías.

Josh le extendía su paquete de botanas y Diana sonrió cálidamente, era un lindo detalle. Asintió y se encaminaron a ver la película.

Cuando salieron del Cineplex, el primero en hablar fue Jake:

—Fue lo más aburrido que he tenido que soportar en mi vida.

—Tal vez sea por que tu diminuto cerebro no puede procesar tanta cantidad de comprensión, para entenderlo.  —repuso Diana.

—O tal vez sea por que me dormí unas tres veces allá.

Diana lo ignoro. Al montarse en el Volvo un silencio se apodero otra vez del ambiente, hasta que Josh decidió romperlo:

— ¿Por qué escogiste un filme francés?

—Me gusta encerrarme en mi mundo a pensar, ese tipo de películas hacen que lo haga.

—Eso es interesante, es solo que…No puedes pensar tanto, a veces solo tienes que hacer las cosas.

— ¿Y no pensar en las consecuencias? ¿Estas loco?

—Apuesto a que no puedes pasar más de diez minutos diciendo confesiones sin pensar, es decir tirarlas al azar. —Dijo Jake.

— ¿Por qué haría eso?

— ¿Por qué no lo harías?

 — ¿Sabes que? Te enseñaremos a pensar menos.  —Dijo Josh— Solo que no ahora, será en el momento menos esperado.

— ¿Consideras que pensar es malo?

—Encerrarte en tu mundo y perderte de las pequeñas cosas de la vida si lo es.

Catalyst: La Diosa Perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora