Prólogo

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Vivir, para mí es un martirio. Así es como pienso de la vida, desde que mi madre se casó con un hombre miserable y termino dejándome en el olvido. ¿Por qué digo, que ese hombre es miserable? Porque desde que comenzamos a vivir con él, el maldito ha intentado de abuzar de mí, le he dicho miles de veces a mi madre que él es un mal hombre y que quiere abuzar de mí, pero ella hace caso omiso y solo termino siendo golpeada por ella, por no permitirle ser feliz.

Con el pasar de los meses, las cosas fueron empeorando aún más, mi madre me dejo sola con ese maldito y a pesar de que yo me había encerrado con llave en mi habitación, el rompe la puerta y entra, como yo supuse que eso iba a pasar, yo amarre varias sabanas para sí poder escapar, que cuando el había entrado yo ya me encontraba escapando y solo podía maldecirme desde la ventana.

Corrí y corrí, sin rumbo alguno, necesitaba alejarme cuanto antes de ese lugar que no es digno de llamarle "hogar", mis piernas ya no daban más y mi respiración se encontraba demasiada acelerada para poder respirar adecuadamente, sentía que me ahogaba. Me doy cuenta que me había detenido justo al frente de la línea del tren, justo lo que necesitaba para acabar con mi vida insignificante, después de todo no importo, nadie me echara de menos. Entonces ¿Para qué seguir viviendo? No tiene sentido.

El tren ya venía, me dirijo a la línea, quedando totalmente expuesta a que me mate, pero tardaba bastante, el tiempo se me hacía eterno ya que ningún tren pasaba aun, de pronto se puso a llover tormentosamente, el tren por fin llegaba, faltaba muy poco para caer por fin a los brazos mortales, pero un quejido de lamento me detuvo, me volteo a ver hacia el otro lado de la línea y se trataba de una cierta cantidad de ropa y un oso de peluche, la curiosidad me gano que salte hacía allá , porque no faltaba mucho para que el tren pasara en donde yo me encontraba parada, esperando con ansias la muerte. Me acerque ahí, quite la ropa de encima de aquella criatura que pedía ayuda, al tenerlo descubierto, veo que se trataba de un gatito de mediano tamaño, angora y de un exótico color lila al igual que sus ojos ¿Qué especie de gato ese este?, no dude y lo cargue, su pelaje era tan suave y esponjoso, pero todo el encanto queda atrás, cuando el gato me rasguño, de principio pensé que era arisco, pero cuando veo que camino hacia el peluche, me di cuenta de que no ya que solo parecía querer estar cerca del peluche. "Que gato más extraño "me dije a sí misma, pero la lluvia caía más fuerte, que me apresure y tome en brazos al felino junto a ese peluche, de inmediato corrí hacia un paradero de buses, que quedaba algo cerca de la línea del tren. El gato y yo nos encontrábamos completamente empapados, la verdad es que este gato sí que es extraño, porque los gatos le temen al agua y este no lo hacía. Al dejar de llover, decidí regresar a mi casa, no para regresar sino para ir por mis cosas, no morí, pero eso no quería decir que yo continuaría viviendo en ese infierno. Al llegar mi madre, me miraba furiosa y ya sé porque, de seguro mi padrastro le invento algo, culpándome de todo y disfrazando la realidad. No deje que mi madre me regañara, sino que pase de lado, ignorando todo lo que me decía de falsas acusaciones, al llegar a mi cuarto, después de darme un baño y secar al gato, me dispuse a empacar mi ropa y mis cosas más importantes, como los objetos y fotografías de mi fallecido padre.

Salir de la casa no costo nada, mi madre parecía incluso feliz de que yo me fuera, pero yo ya sabía que iba a ser así y sí que le reste importancia. Con un brazo cargaba el gato junto a ese peluche y con la otra mano llevaba mi maleta, como había sacado todos mis ahorros, puedo irme perfectamente hacia donde vive mi abuela, en un pequeño pueblo a las afueras de Kioto. Tuve algunos problemas durante el viaje y esa razón era el gato, pero me las arregle y me fui en el autobús siguiente, ocultándolo con mi chaqueta, además él era muy tranquilo y sí que no dio problemas.

Después de casi dos horas de viaje, por fin había llegado a donde mi abuela, quien me recibió tan afectuosamente y me hizo sentir más arrepentida que antes al querer acabar con mi vida, ya que ella si me echaría de menos, pero en un momento tan depresivo, no pensé y solo deseaba acabar con mi vida, pero el gatito pidiendo ayuda y el cariño que me tiene mi abuela, me hacen deshacerme de aquella mentalidad suicida que me embarga la mente.

Desde ahora empezare un nueva vida, no me dejare caer al oscuro abismo que se llama "Depresión" teniendo a mi querida abuela conmigo y aquel gato al que debo cuidar.

El Gato Diabólico - K.S /Diabolik Lovers/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora