8. Más

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Los dos amigos terminaron viendo una película, comiendo cereal y conversando de cosas sin sentido. Jesse tenía 3 latas vacías de cerveza sobre su escritorio y Hanzo seguía con el agua.

Hacia un rato que Sombra había llegado a casa, pero ella no fue a molestarlos hasta que Gabriel llegó.

--Oigan tortolitos, espero que no se estén apareando ya que papá acaba de llegar...-- estaba ella apollada en el marco de la puerta.

La reacción de Hanzo fue inmediatamente enrojecer, intentando articular una respuesta que habría gritado si no fuera por él revuelo se hace horas.

--N-No somos n- --murmuró pero fue interrumpido por Jesse.
--¡Oh te lo perdiste Sombra, tuvimos sexo por toda la casa! ¿Verdad, Cariño?-- el chico con el sombrero le había pasado el brazo por los hombros.

A pesar que era muy obvio el sarcasmo, Sombra rodó los ojos y bufó un poco molesta.--{Eres un Pendejo Jesse}-- y se fue otra vez a su habitación.

--¿Qué te dijo?-- preguntó Hanzo, separándose e intentando mantener su compostura.
--Que soy alguien muy apuesto y eres afortunado de tenerme.-- bromeó, poniendo una mano en su pecho.
--Eres un tonto.

Ambos soltaron una risa, la situación pasó a ser ridícula a un poco incómoda. Hanzo quería alguna explicación, pero su mente empezó a maquinar cosas. Era solo para molestar, solo una broma.

Todo el momento fue interrumpido por el timbre del celular de Hanzo, vio en la pantalla quien perturbaba su momento y abrió muy grandes los ojos. Tomó las pocas cosas que había traído y se levantó.

--Lo siento Jesse, debo irme...-- fue lo único a que dijo y salió.

McCree observó como su amigo salía por la puerta principal, contestando la llamada en una lengua que no lograba comprender.

...

--[Está bien Padre, le avisaré en cuanto llegue... No padre... Sí Padre...]-- Hanzo frunció los labios, hizo un puño su mano libre y solamente siguió escuchando lo que esa figura solemne le decía por la línea. --[Muy bien padre, adiós]-- no aguantó más y colgó la llamada. Miró por un largo rato su teléfono, pensando que dejó a Jesse sin explicaciones, le enviaría un mensaje pero le daba algo de vergüenza. 

Caminó por toda la habitación, intranquilo hasta el punto que se rascaba la cabeza de puros nervios. Se jalaba el cabello y mordía sus uñas con mucha ansiedad, su padre siempre lograba ponerlo de esa manera después de sus monumentales regaños. Sojiro Shimada era temible, por 21 años logró domesticarlo e infundirle un miedo al fracaso. Un gran peso sobre los hombros de un joven que fue sellado con un doloroso tatuaje la noche que cumplía la mayoría de edad. A su hermano lo mismo, solo con la diferencia que él escapó a la mañana siguiente.  

El Regaño no había sido tan grande como anteriores, solamente era por las notas que Genji sacaba y en parte por la falta de dedicación que sufría Hanzo. Hacía mucho tiempo que ya todo era una monótona rutina, sin una visión a futuro que no fuera regresar a Japón para heredar el imperio de las empresas Shimada. Esa falta de motivación lo había resecado poco a poco, toda la actitud que mantenía con otros era una simple actuación para no quedar mal. Todo eso era verdad, era Hasta hace unos días.

La repentina aparición de Jesse en su vida le hizo dar un giro, nunca antes su corazón había latido de esa manera. Pero mucho lo detenía, su padre no aprobaría aquello y las probabilidades de que el vaquero quisiera lo mismo eran muy pocas. Recostó su cabeza en la almohada, secando las pequeñas lágrimas de impotencia que se escapaban sin remedio, cerró los ojos intentando pensar en algo que no fuese su padre, tampoco Jesse. 

Él no pensó en Jesse, pero sus manos si lo hicieron.

...

Con una mano en una cintura muy delgada, la otra sujetando el teléfono pero toda su atención en el rostro incómodo de su amigo. Genji se sentía realmente mal por tener que ver a Zenyatta en esa situación, pero esa chica había insistido en acompañarlos. El Shimada menor era realmente popular entre todo tipo de chicas, desde sus tiempos de adolescente. Una de las razones por las cual fue desaprobado por su familia. 

Esa chica se estaba poniendo muy empalagosa, por suerte ya estaban a menos de una cuadra de la casa de Jack Morrison, Genji podría escapar. En cuanto estuvieron frente a la puerta se disculpó con esa mujer y guiñándole un ojo a su amigo se adentró en la morada, seguido del chico Zen. 

--Esa chica ya estaba siendo un problema...-- Comentó el Japonés, esbozando una sonrisa.
--Siempre terminas así Genji, todos los días es una distinta. Un día ellas se irán en contra tuya.-- dijo muy pacífico Zenyatta.

El chico de cabello verde dio la vuelta, intentando ignorar las palabras de su amigo. Revisó su teléfono, tenia algunos mesajes de Hanzo que decidió ignorar después de leer el primero. No quería llegar a casa aún.

...

Jesse

<Estás bien?
<Te fuiste de repente...
<Que pasó?
<Hanzo?

El chico de pelo largo bufó, aún seguía algo mal pero estaba lo suficientemente bien para contestarle a su amigo.

Mi padre llamó, estoy bien.>

Mentira, no estaba bien, su cabeza era un completo desastre. Hablar con Jesse por alguna razón lo hacía feliz, sentía que podía confiar en él, podía contarle lo que sucedía.

Él es un demonio>

<Por qué?

Yo debo ser perfecto, no puedo fracasar en lo que haga. O al menos eso es lo que él me ordenaba desde que era un niño>

<Eso es mucho para un niño...

Todo por el bien del imperio Shimada.>

<A ti te gusta eso?

Esa pregunta le pegó fuerte, nunca había tenido un momento para dudar si eso era lo que quería en su vida.

No>
Pero no puedo hacer nada>

<Si puedes hacer algo, eres un hombre libre!
<Dile a tu padre que eso no es lo que quieres en tu vida!

Como si fuera tan fácil...>
No seas iluso, mi padre es alguien temible y cabeza de una de las empresas más grandes de Japón, no le daría su trono a alguien cualquiera>

<Hanzo!!  No pienses de esa manera.

Agradezco tus ganas de ayudarme, pero no hablemos más del tema.>

Fueron 20 minutos de completo silencio, Hanzo había ido a la cocina para tomar agua y volvió a su habitación, estaba por acostarse en cuanto el timbre de la puerta sonó. Convencido de que era Genji quien había olvidado sus llaves. --[¡Genji, hasta cuando te voy a decir que no olvides tus llaves!]-- gritó mientras caminaba hacia la puerta. Al abrir no encontró esa cabellera tan llamativa, a su altura de la vista solo pudo ver un cuello sin rasurar. Alzó la mirada y algo extrañado se alejó para ver bien a su amigo.

--¿Qué haces aquí?-- preguntó algo extrañado. Dejándolo pasar y acomodando algunas cosas en la sala de estar. 

Jesse no dio una respuesta, solamente se sentó en el sofá en el que sabía que Genji había dormido por tanto tiempo. Se sacó su sombrero y lo dejó al lado de sus piernas, respirando profundamente y levantando su vista para ver el rostro confundido de Hanzo.

--Siento que no confías en mi...

Tal vez sea Divertido// Mchanzo AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora