Aquí estoy yo
para hacerte reir cada vez mas
confia en mi, deja tus miedos atrás y ya te das
aquí estoy yo con un beso quemandome los labios
es para ti, puede tu vida cambiar dejame entrar
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Dario Uckermann
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El salón, dispuesto para la noche del baile en la mansión Uckermann estaba magnífico, estaba lleno de flores amarillas, naranjas y blancas, procedentes de los jardines, y adornado con cintas que combinaban con los arreglos florales, todos los presentes estaban vestidos con sus mejores galas. La música que ofrecía la orquesta era sinfonía para deleitar.
Cuando los novios hicieron presencia en el baile fueron recibidos por aplausos, su sonrisa lo decía todo, mañana seria un día lleno de gloria y felicidad
- es magnifico – dijo Alexandra con una sonrisa en su cara
—Mañana será el doble de magnífico — le respondí dándole una cálida sonrisa a mi prometida—, aunque llueva, truene o relampagueé, ya lo veras.
Alexandra irradiaba felicidad, mientras Christopher la acompañaba al primer baile que abrirían juntos pensó que era extraño que hubiera dudado alguna vez convertirla en su esposa, había sido tan paciente… espero que agotadora toda su alocada juventud y los años que se encargo de sus sucursales en Europa, le había aconsejado que no lo esperara, pero ella había esperado. Ahora se alegraba infinitamente por ello porque su paciencia y fidelidad le daba merito a lo que mañana seria un hecho, su ¡boda! además Alexandra era hermosa y su afecto por ella cada día crecía mas
- ¿eres feliz?, Ale- le pregunte —Sí.
Pero hasta aquella palabra era innecesaria. Le notaba felicidad. Parecía una princesa. Era su novia. Todo iría bien, todo estaba bien.
Al poco rato de haber terminado el baile nos dirigimos lentamente hacia el jardín para estar a solas un rato, de tanta gente. —Christopher, los invitados se sentirán excluidos al notar nuestra ausencia —me dijo ale. — ¿Y te alegras? — me acerque. un poco- sonrío y me miro a los ojos - quería, estar contigo así, ¿tu no?
