Capitulo II. ¿Amabilidad?

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Porque siempre resulto que las cosas más extrañas e inimaginables, aquellas cosas que creía que nunca pasarían, sucedieron.

Allí me encontraba aturdida, y tratando de comprender lo que había sucedido, ya me lo había dicho bastante mis amigos, que dejara de buscarle la lógica a todo, que empezara a vivir, pero eso para mí era un poco... "imposible", si esa era la palabra que mejor lo describía, conduje hasta mi apartamento, subí las escaleras...

<<"Tal vez mi hermanita se quedo con Deneb, tal vez no llegue hoy... es lo más seguro, con el tiempo como estaba no creo que la trajera">> pensé para mí.

Entre en la habitación, me quite los zapatos y seguí hasta el lavandero, coloque la ropa en la lavadora, incluyendo la que tenia puesta, ya ahora en ropa interior sentía aun mas frió que antes, las ventanas abiertas dejaban que se colara la fría brisa, aun así, tendría que darme una ducha si no quería agarrar un resfriado, camino al baño vi sobre el mueble de la sala un gran bulto de sabanas, que dejaban al descubierto dos brazos muy distintos...

<<"Genial... si se despierta este par me verán en calzones, es que a ella no se le pudo ocurrir ir a su cuarto... demonios">> me dije.

Los quería pero en serio debían ser más precavidos, mire a todas partes buscando algo que ponerme y vi una gran camisa blanca... parecía la que cargaba Ethan, estaba vagando en mis pensamientos, todos atropellándose por abarcar mi mente, hasta que caí en cuenta en donde estaba, así que me coloque la camisa y muy sigilosamente fui hasta mi cuarto, tome mi bata y me fui al baño, prepare la tina con agua tibia y me zambullí dentro, el agua estaba deliciosa, creo que hasta me dormí por unos minutos, la bañera detrás de la traslucida cortina dejaba ver a tras luz el resto de la habitación, termine de bañarme y busque la bata, cuando termine de ponerme la puerta se abrió de golpe, me gire para decirle a mi hermana que si no había visto la toalla en la perilla, pero cuando voltee vi que era Deneb, nuestros rostros cambiaron de color, el se puso rojo como un tomate y yo sentía que toda la sangre huía de mi rostro dejándome pálida, así que le hice un gesto de que no dijese nada y me fui directo a mi habitación cerrando la puerta detrás de mí, busque mi camisón favorito y me vestí, me metí en la cama, embojotada debajo de las gruesas sabanas, prometía ser una noche fría, no tarde mucho en dormirme, esa noche soñé algo muy extraño...

Estaba en el teatro, vagaba por las patas del escenario, pero estas se hacían mas y mas largas, llegue a un punto donde me envolvían y cuando pude salir de ellas, tenia puesto mi traje y los reflectores estaban sobre mí, en aquella oscuridad se podían ver algunas personas, y se escuchaban aplausos, hasta que comenzó a sonar la música, así que baile, era como si conociese la melodía, los pasos, todo, era parte de mi, hasta que empecé a girar y apareció él, los aplausos cesaron, seguimos bailando, juntando sus pasos con los míos, uniéndonos en esa danza, tantos giros hacían que me mareara pero no podía detenerme seguía bailando, éramos como dos imanes, sin poder separarnos, mas bailarines se unieron, para terminar en...

                  ∞ "Nana... Nana... despierta, es hora de levantarse...", dijo Elena, "dormilona"

                  ∞ "Eh... eh... ¿Qué?... ¿Dónde?... ah eres tu Elena ¿Qué hora es?", - dije toda adormilada.

                  ∞ "Ya levántate son las ocho de la mañana, ¿tienes la reunión hoy, no?".

                  ∞ "Las ocho, no... se me olvido decirte, la cambiaron para la próxima semana".

Locura danzante!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora