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Maddie.

Estoy acostada en mi cama hecha bolita aguantando las ganas de llorar, no quería hacerlo porque sentía que me vería como una estúpida al llorar por algo así. Había estado recibiendo llamadas y mensajes todo el día de Mario, pero no los contestaré. También tenía mensajes de Jacob, Katherine, Mark, Kendall, de el grupo de las chicas, incluso hasta de Jeffrey y Joey, pero no tenía humor para contestar mensajes o llamadas por el momento.

-¿Estás mejor?.- Dijo Kenya recargada en el marco de mi puerta haciendo una mueca.

-No lo sé.

-¿Cómo que no sabes? ¿Entonces a quién le pregunto?.- Se cruzó de brazos. Varias veces dudaba de quién era la mayor, si ella o yo.

-Perdón, mamá.- Puse mis ojos en blanco.

-No hagas eso, sabes que lo detesto.- Me amenazó con el dedo.- Vamos Maddie, no puedes quedarte ahí todo el día.

-Si puedo.- Abracé más mi almohada.- Así que por favor vete Kenya, no quiero ver a nadie por ahora.

-¿Segura que a nadie?.- Alzó su ceja.

-¿A qué te refier...- Dejé las palabras al aire porque una figura se paró frente a mi puerta, por un momento llegué a pensar que sería Mario, pero no, era Jacob con una bolsa de Ruffles gigantes, 2 botellas de Gatorade, y varios dulces y chocolates

-¿Ni siquiera a tú mejor amigo?.- Sonrió.

-Bueno, yo me retiro.- Kenya se fue y cerró la puerta.

-A ti siempre quisiera verte.- Me lancé a abrazarlo a lo que el correspondió.

Deshicimos el abrazo y el colocó la bolsa de Ruffles y demás golosinas en la cama junto con los Gatorades. Se acomodó en mi cama y me miró directo a los ojos. Sabría que el descifraría lo que me sucediera con solo mirarme directamente.

-Primero que nada, ¿cómo estás? ¿cómo te sientes?

-No, no, no.- El alzó una ceja.- Primero respóndeme tú a mí, ¿qué haces aquí? Deberías estar en Tour con Magcon.

-Exacto, DEBERÍA, pero no lo estoy.- Sonrió mostrando su bonita dentadura.

-¿Por qué no?.

-No podría dejarte sola en esta situación, además hable con Bart y el accedió a que viniera ya que tendríamos algunos días libres.

- Awww por eso te adoro.- Volví a abrazarlo.

- Ahora sí, respóndeme.

-Pues... bien.- Fingí una sonrisa.

-Deja tus sonrisas falsas para otras personas, Madison, sabes que yo siempre noto todo.- Me miró mal.- Y no, sé que no estás bien, puedo verlo en tus ojos.

-Okay, me descubriste.- Elevé mis manos en forma de paz.- Estoy mal, no me siento bien, cuando vi esa foto sentí que una parte de mi sé quebraba, me sentí como una inútil, te juro que no he agarrado mi teléfono desde que vi esa foto por nada del mundo, acaso que sea mensajes o llamadas de mi madre o Kenya.

-Ahora entiendo porque no respondías mis mensajes.- Hizo una mueca.- ¿Lloraste?.- Negué.- ¿Por qué?

-Quiero hacerlo pero a la vez no, creo que me vería como una completa estúpida llorando por algo así.

-Maddie.- Lo mire a los ojos.- Todos somos estúpidos, todos lloramos, todos sentimos y creemos, no eres un maldito robot como para no tener sentimientos.- Reí ante eso.- Si vas a llorar, hazlo, sabes que yo no te juzgaré y lo único que quiero es verte feliz de nuevo.

Instagram |Mario Selman|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora