T a m: ¡Londres!

300 25 14
                                    

Me paralizo completamente, no pudiendo creer lo que acabo de oír. No tengo idea de cómo reaccionar, así que antes de hacer cualquier cosa de la que podría avergonzarme posteriormente pregunto con una voz que pretende ser un tono neutral:

-Están de broma, ¿no? -Mi padre me mira serio antes de sacudir la cabeza.

-Hablamos totalmente en serio, hija -al oír esto, mi sonrisa es muy difícil de contener y comienzo a saltar de la emoción. Como ya he dicho, no me agrada mucho mi vida aquí... ¿Qué mejor solución que la mudanza? Es la mejor noticia que me han dado jamás.

-¡No puede ser! ¿A dónde nos iremos? -No puedo estar mas emocionada. Casi me avergüenzo de mí misma.

-Pues creo que esta parte te gustará... -La sonrisa cómplice de mi madre me hace poner total atención a lo que está por decir-. Viviremos en Londres, Tamara. Al menos por un año. Tal vez más -bien, ahora sí que no puedo controlarme. Pego un grito que probablemente deja sordos a los vecinos y me lanzo a abrazar a mis padres como nunca antes. Londres. L-O-N-D-R-E-S. Esto es demasiado bueno para ser verdad. Mi sueño desde que tengo memoria siempre ha sido pisar Inglaterra, y en especial Londres. Esto es lo mejor que me pudo haber pasado. Mis padres me devuelven el abrazo y así nos quedamos por un eterno instante. Cuando me separo de ellos, les sonrío como una maníaca y ellos me devuelven la sonrisa con un cariño fraternal solo característico de ellos.

-¿Steve sabe de esto? -pregunto frunciendo el ceño. Steve es mi hermano pequeño. O bueno, tal vez no. Lo cierto es que somos gemelos. Pero ese título no pasa de lo biológico. Somos totalmente diferentes en todo sentido. Yo soy la que tiene siempre buenas calificaciones -vale, tal vez en biología no sean tan buenas- y él... Bueno, su castigo por haber tenido que repetir dos veces el mismo curso se basa en ser tratado de por vida como el bebé de la familia. Al principio él no lo soportaba, pero probablemente ahora ni siquiera recuerda que nuestra diferencia de edad consiste en minutos y no años. Otro factor que nos convierte en polos opuestos es que mientras yo soy una adicta a la comida y mi amor por ella es mayor que mi amor hacia Travis Maddox -lo siento, Travis, sabes que te adoro-, él es un esqueleto con piel que sobrevive a base de leche con chocolate. Sí, así es, leche con chocolate. Es la única porquería que puede ingerir sin quejarse. Y si a todo esto le agregamos mi obsesión compulsiva hacia la literatura y su eterno odio por toda actividad que implique la utilización de su prácticamente inexistente cerebro, todo nos lleva a una sola conclusión: Algo no salió bien durante el embarazo de mi madre.

Mientras sonrío por todas las estupideces que acabo de pensar, mi madre ladea ligeramente su cabeza antes de responder.

-Aún no llega -se encoge de hombros.

La razón por la que no he visto a Steve en todo el día es bastante simple: Vamos a escuelas diferentes. Mientras él es completamente feliz con su vida social en su estúpida y perfecta escuela pública, yo debo arreglármelas para sobrevivir en una academia privada para chicas. He dicho bien, una escuela de chicas. Espero que ahora puedan comprender el infierno que paso cada día en ese nido de arpías que se hace llamar una institución educativa.

Como sea, me estoy desviando del tema. Londres.

-Debo llamar a Gemma- digo de repente, haciendo que mis padres se sobresalten por mi brusco movimiento.

-¿Gemma?- pregunta mi madre. Oh, es cierto, ella no conoce a Gemma.

-Es una amiga- respondo, quitándole importancia al asunto con un movimiento de mi mano. Los ojos de mi madre se iluminan en el momento en que la palabra "amiga" escapa de mis labios. Eso en serio es vergonzoso, sólo le faltó preguntar: "¿De verdad tienes amigas?" Pongo los ojos en blanco y me largo de ahí a toda velocidad rumbo a mi habitación.

Cierro la puerta de una patada y el cartel con las palabras Princess Tamara que cuelga de esta cae al suelo, emitiendo un no muy agradable estruendo.

Nota Mental: Esa porquería no irá a Inglaterra.

Sonrío al recordar que en serio me mudaré a Londres y salto encima de mi cama en busca de mi teléfono. Desbloqueo la pantalla y busco entre mis contactos el nombre de Gemma.

Antes de darme cuenta, ya tengo el aparato aplastando mi oreja mientras espero los tonos.

Uno.

Dos.

Tres.

Cuatro.

Cinco.

Seis.

« ¡Hola! Probablemente estoy haciendo cosas más importantes que hablar contigo, pero puedes dejar un mensaje y con gusto lo escucharé. A menos que seas mi ex. ¡Cuelga en este momento y borra mi número, imbécil! »

Arrugo la nariz y cuelgo el teléfono rápidamente.

Nota Mental: Jamás perzonalizaré mi buzón de voz.

Bueno, solo me queda esperar a verla mañana en la escuela.

Vaya, mi vida social en serio apesta.

-Pero a nadie le importa porque me iré a LONDRES -digo al aire y conecto mi teléfono al equipo de música al fondo de la habitación.

Programo mi lista de reproducción favorita y me tiendo de espaldas en mi cama con los ojos cerrados y una sonrisa colosal en mis labios.

-Londres -vuelvo a susurrar antes de unir mi voz a la de Kurt Cobain en el potente coro de Smells Like Teen Spirit.

Una gran canción para un bellísimo momento.

Vuelvo a sonreír y así me quedo por un largo rato, asimilando el giro total que mi vida tomará pronto.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 31, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dream Big.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora