Los días pasaron rápido. El Grand Prix Final apenas había comenzado cuando de repente me encontraba en el aeropuerto, con las maletas listas para volver a Rusia.
Sentía una rara mezcla de felicidad y tristeza en mi corazón, de emoción y ansiedad pues pensaba en todo lo que había pasado para lograr lo que había conseguido aquella temporada.
De mi cuello colgaba la medalla de oro del Grand Prix, todo el sudor, el dolor, el cansancio, el entrenamiento de meses, todo había valido la pena para escuchar el himno ruso mientras me entregaban flores y colocaban mi bandera en el lugar más alto.
Jamás sentí esa emoción, esa adrenalina recorrer mi cuerpo antes. No me importaba nada, y todo pasaba rápidamente, pero a la vez, era lento, como en un sueño. Ahora todo es muy borroso en mi mente, tal vez por las lágrimas que brotaron aquella vez al verme sobrecogido por tantas emociones en un sólo instante. Había sido una meta y había sangrado para conseguirla, y en aquel momento era real, lo tenía entre mis manos, el sólido oro, la ovación de la gente, era mío. Pero mentiría si dijera que eso había sido todo en aquella ocasión. De hecho, extrañamente, esa felicidad se mezcló con un evento repentino que ocurrio en las calles de Barcelona.
Conocí a Otabek Altin, el primer y único medallista de Kazajistan que había logrado llegar al Grand Prix. Había visto su rutina, su técnica impecable, sus saltos llenos de fuerza y sus movimientos alcanzando la determinación de quien añora algo más grande. Pensé que yo quería ganar sólo por mi mismo, egoístamente, y no me importa admitirlo...pero Otabek, sentía respeto por su deseo de poner en alto el nombre de su nación... un largo camino, si pensaba en las 78 que teníamos los rusos. Pero Otabek lo deseaba, deseaba darle algo a esa nación de la que había tenido que irse para lograr su sueño.
Era extraño, me parecía altruista pero difícil de entender. Así era él, pensaba en los demás, en darle algo al mundo, por qué ¿de qué le servía pensar sólo en sí mismo? Y sentí un extraño respeto porque pudiera poner a otros antes que él, algo que a mi me parecía impensable. ¿Qué habían hecho los otros por mi? ¿Qué había hecho la puñetera Rusia por nosotros? ¿Por mi familia? Era yo quien debía ver por mi mismo y los míos, el resto, me daba igual si se los tragaba la tierra. Pero con él había olvidado eso, y había hablado de cosas que pocas veces le contaba a los otros.
No eran sólo los entrenamientos y los movimientos que deseaba aprender: era hablar de los viajes, de los lugares que había visto y los lugares que quería ver; era hablar del piroshki y las tazones de cerdo, y el arrebato que a veces me invadía, y que él riera... que él riera era extraño, que yo riera era extraño... no entendía muy bien lo que me había pasado, y si lo admito, estaba enojado, tenía que estar enojado para poder soportarlo...pero esa vez, entonces no importaba. Ni a él ni a mi parecía pesarnos el mundo en aquél café español.
Me contó sobre Almaty, y prometí visitarlo un día, pensamos en los días con Yakov, y creí que era una suerte conocerlo ahora, no podía creer que desde los diez años él sabía mi nombre y yo no me hubiera percatado de ese niño algo mayor en nuestra clase.
No puedo decir que cuando él no estuvo en el podio yo me sintiera triste, la felicidad que me invadía era demasiada para que cupiera si quiera una sombra de amargura, pero recuerdo su mirada y lo que me dijo en la fiesta de clausura:
"Trabajaré más duro y el próximo año estaré ahí". Era esa voz decidida que me intimidaba un poco pero que me llenaba de vida. En ese aspecto, nos parecíamos bastante: no podíamos derrumbarnos, jamás, tan sólo seguir intentándolo hasta conseguirlo.
Le deseo lo mejor, y charlamos largo rato en la terraza del salón. El aire fresco apenas y se sentía, y pensé en el frío y helado St. Petersburgo.
La noche era brillante, las estrellas se dibujaban en el cielo y sentía que era sólo por mi. Era demasiado, no quería que terminara.
Pasé una semana en Barcelona, fue una de las semanas más felices de mi vida.
Al final, deseaba que Victor Nikiforov fuera mi entrenador, por el placer de decir que uno de los mejores patinadores del mundo, si no es que el mejor hasta entonces, sería mi mentor, pero el idiota de Katzuki se había interpuesto en el camino, y los dos eran un par de bobos que me hacían vomitar, sin mencionar que Victor sería su entrenador y planeaba volver al patinaje... ¿Qué? ¿Pero qué rayos planeaba? No, gracias, no necesitaba algo tan ineficiente como eso. Además, una vez más, sentía que podía lograrlo por mi cuenta, si día y noche trabajaba por volver a ser el ganador. No quería una plata ni un bronce, era el oro de Yuri Plisetsky lo que estaría en mis manos.
Tenía que pensar en tantas cosas, estaba ansioso por el comienzo de una nueva temporada: El campeonato Europeo, el Mundial de Patinaje, la Rostelecom Cup...el patinaje era todo en mi vida, pero...hasta ese año no había conocido algo que me dio una sensación extraña en el pecho. Me sentía lleno, feliz y aunque la mayoría de las veces quería golpearlos a todos en la cara, también era cierto que pensé que la vida sería menos interesante sin esas personas: Lilia, Yakov, Katzuki, Otabek...
-- Veré el Four Continents y mas te vale llegar a la final -- le dije con ese tono desafiante que no sabía evitar, aunque en el fondo lo que deseaba era animarlo.
De cualquier forma, pareció entender. Me dedicó una mirada seria y asintió. Nos veríamos de nuevo en marzo si llegaba al Mundial. Los oscuros ojos Otabek Altin se clavaron en mi, y vi en ese semblante una promesa. Él no era de los que se rendía y era alguien que genuinamente me gustaba. "Altin" pensé "Tienes que darle esa medalla a Kazajistán". No sabía porque, supongo que era lo que ocurre cuando en serio vez a alguien como tu amigo. Aquél chico de semblante adusto y profundos ojos negros me miró sin pestañear, como aquél día en el lobby del hotel. No pude evitar una risa nerviosa, cuando me miraba de esa forma, era como quedarme sin aliento... Otabek, eras tan diferente a todos.
--Bueno -- dije disimulando el súbito estremecimiento por su intimidante mirada-- te veré en marzo.
Nos dimos la mano, y en verdad esperé que aquello se volviera cierto. Sería interesante estar en la competencia con ese chico que para todos era un misterio, pero que yo tenía la sensación de conocer desde hacía tanto tiempo, sin mencionar que aún sin decir adiós del todo, ya quería volver hablar con él.
"Sería tan divertido si estuvieras en Rusia otra vez" pensé, recordando nuestra infancia compartida sin que yo lo supiera. En fin, esos felices días se fueron como la fragancia de las flores que mi madre solía usar en su cabello.
Volví a Rusia--también vinieron Viktor y Katzuki. La nieve me recibió con ese frío que me había hecho ser tan helado con el hielo, porque sólo así podría lograr algo diferente, pero esta vez, la nieve de Rusia se sentía menos gélida. Mi corazón latía y podía sentirlo. Quería algo, ansiaba algo... pronto se llenó de nostalgia y extrañó esos días en Barcelona más que cualquiera otra cosa.
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Hola!!! gracias por leerme si lo haz hecho! wuuu seguimos con esto y un poco de lo que pasó después del GPF. Ya sé que quieren acción entre Yurio y Otabek o.o yo también!! pero no puedo escribir tan al trancazo o sea no es mi estilo! pero no se preocupen sí que pasara, solo hay que irle echando leña al fuego pues!! Aquí nuestro pequeño Yurio tiene 15 años y acaba de pasar el GPF... de ahi vuelve a motherrussia y a entrenar pa lo que sigue, y a ver, que cuando la adolescencia comienza comienzan las cosas interesantes wohohoho. AAAh y Viktor y Yuuri van a estar en Rusia con él, (porque eso pasaba en la temporada 1 no?, yuuri se iba a con viktor??), así que igual por ahi ellos saldrán aconsejando al joven romeo (o julieta, jaja, Yurio es julieta)
Además ahorita no ando en taaan modo escribir ff xq estoy bien ocupada en la escuela y en China!! oh si estoy de intercambio en Beijing!! entonces mi mente anda en todos lados y luego si es difícil pensar en estos chicos hahaha. Aun así, espero poder subir cap los miércoles! y si es posible el fin de semana igual!!
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The cold ice and his eyes (Otabek x Yurio)
FanfictionEl punk ruso conoce a Otabek Altin en el Grand Prix Final de Barcelona, y lo que comienza como una amistad, tal vez se volverá algo mucho más profundo. Después de darse cuenta de sus sentimientos por Otabek, Yuri Plisetsky conocerá que hay cosas más...