La clase de Camile había acabada, pero mi incipiente deseo por hablar con Rowan no terminaba. Era una de esas cosas que siempre rondan tu cabeza, como si estuviera tatuada en tú piel y no pudieras sacarlo, de esas veces en las que te sentías en el borde de un abismo... y era inevitable caer. Así que haciendo amago de mi poca valentía, me acerque para hablarle, pero mientras más caminaba la duda me invadía. No podía sólo llegar y decir un tonto y torpe "Hola", ¿O si?
No, definitivamente no.
Mi cobardía podía más que yo, siempre podía más. Apesar de que intentará que no fuera así, siempre terminaba de la misma manera. Sin encambio en este preciso momento, mientras veo como Rowan se aleja cada vez más algo me dice que es hora de cambiar ese hábito mío.
A cinco pasos de distancia, cuando estoy a punto de alcanzarla veo la excusa perfecta para justificar mi acercamiento.
—Tu agujetas están desatadas.
Sonreí, con la esperanza de que no me mandará al demonio, ella lucía como alguien hostil.
—Oh… —bajó la vista a su tenis—, gracias.
Inmediatamente se agachó para atarla.
—¿Te conozco? —me pregunta después de resolver el asunto de su tenis, niego con la cabeza—. ¿Estás segura? Creo que te he visto antes.
—No, te recordaría.
—¿Así? —sonríe con lo que me parece es picardía—. ¿Cómo te llamas?
—June.
No pregunto el suyo, porque ya lo sé, al igual que toda la clase. Rowan por su parte continúa sonriendo y, como si de un instinto se tratase, le devuelvo el gesto.
—¿Llevas mucho tiempo aquí, en la academia?
—Algo —respondo—. En mi último año de bachillerato comencé aquí, hace dos años de eso, antes de eso estaba en otra academia pero cuando la cerraron me cambie.
—¿Por qué la cerraron? —pregunta con curiosidad.
Por un momento me quedo sin palabras, rememorando en mi mente los sucesos que se dieron para el cierre de mi anterior escuela. Muchos, como yo y los padres de las chicas, odiamos recordarlo, lo que pasó ahí, en un lugar que considerábamos un sitio seguro, un lugar donde aprender y danzar se vio opacado por la crueldad de los acontecimientos que dieron como resultado el cierre de dicho lugar.
—Um…, este… —tomo un respiro, tragándome el nudo en mi garganta antes de continuar—. En realidad clausuraron el lugar porque se convirtió en una escena del crimen, mataron a tres chicas ahí. De una manera completamente inhumana, si se me permite el comentario.
—¡Oh! —Rowan jadeó, sorprendida—. ¿T-tú las conocías?
Asiento con la cabeza mirando al piso.
—Dios mío June… ¿Lo… lo atraparon? ¿A quién les hizo eso?
—No —una sonrisa triste se despliega en mi rostro—, al principio pensamos que la policía lograría hacerlo, pero no había manera de hacerlo, no se encontraron rastros, nada. Era como si quien las mató solo se hubiera escondido ahí… a simple vista como si en realidad el asesino solo estuviera entre nosotros.
Como si una de nosotras las hubiera matado una de nosotras.
Lo pienso, pero no lo digo.
Alzó la vista y lo veo, veo lo bonitos que son sus ojos y un latente sentimiento en ellos que desconozco.
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Listón rosa. (PAUSADA)
Paranormal«No todos los monstruos nacen siéndolo» ADVERTENCIA Historia con alto contenido violento. Preferentemente de 16 años para arriba para leerla. PORTADA PROVISIONAL.