-¡Vamos, no tenemos todo el día!- le grito aquel hombre a Nao. Como el niño no respondía, se limito a tomarlo de su abrigo y tirarle a la fina nieve.
-¡Maldición, he tocado a un asesino, que asco!- comentó mientras se restregaba las manos en su pantalón.
El carruaje se puso en marcha, dejando a Nao completamente sólo.
Seguía en trance, las imágenes de sus padres siendo asesinados no lo dejaban tranquilo, y más aparte, le habían metido la grandiosa idea de que el era el culpable de sus muertes, claro, a los niños de antes les encantaba matar a sus padres.
Sin embargo, la punta de sus dedos empezaron a dolerle bastante, tenía que retirarse de ahí. Supuso de pie y empezó a caminar, sin rumbo en un camino hecho e grava y completamente lleno de blanco.
Sí, era un niño, no entendía muchas cosas, pero no era motivo para que no comprendiera la situación en la que se encontraba. Sabía perfectamente lo que significaba "exilio"; no podría regresar a su casa, con sus juguetes, con su nana, con lo que apenas ahora tenía, nada. La temperatura empezó a descender más, hasta un punto que, a Nao se le dificultaba respirar normal, su pecho también le empezó a doler, su abrigo no le era suficiente. El padecía de asma, pero hace tres años que no le daba un ataque. Cayó a suelo, agarrándose las rodillas y encogiéndose, intentaba no moverse mucho, tendría que guardar energía para seguir con su camino, y, poder llegar a un lugar más temprano, pues se estaba oscureciendo.
Su padre era como un maestro y le contaba a el de pequeño que había agua más allá de su pueblo, y donde hay agua, hay tierra, y donde hay tierra, hay vida.
La esperanza es lo último que se pierde, o eso leía en cuentos viejos donde las personas eran salvadas por otras personas, pero más especiales, con habilidades increíbles.
Se supone que alguien increíble debía ir a salvarlo, debía regresar con sus padres y pensar que todo eso fue sólo un mal momento, como una pesadilla, pero sólo eso, más sin embargo, nada mágico pasaba.
Que las ilusiones de un niño se pierdan es muy triste, para todos.
No sabía como sobrevivir, y menos en esas condiciones, tenía en cuenta que lo primero tendria que hacer seria, recuperar la temperatura de su cuerpo, tenía que hacer una hoguera, pero ¿como? Algo su padre también le había comentado, sin en cambio, no creyó necesitarlo.
También tenía que comer y beber algo, tampoco sabía como, pero que se esperaba de un niño de ciudad que apenas tenía los diez años.
Esperar. Solo queda eso. Esperar.
El día transcurrió y el seguía en el mismo sitio. La nieve que lo rodeaba se había derretido, mojando así sus prendas de vestir. Si no removía la ropa, le daría hipotermia, y terminaría muerto. Pero seria lo mejor, morir de una vez, dejar de sentir frió.
La noche era hermosa, la luna estaba a su maximo esplendor, era un campo deslumbrante de estrella, todo eso era lo unico que acompañaba a Nao, que no hacia mas que pestañear lentamente al igual que respirar, los acidos de su estomago, deshacian todo en su interior, provocandole una gran ulcera en pocos dias.
¿Podia haber, una opaca y pequeña luz de esperanza, en esta fria noche, al final del camino? No, porque, a lo lejos, el camino empezaba a desaparecer. ¿Esto era lo que le tenia el destino deparado, tal desgracia? Tal vez, el no recordaba, pero debio haber hecho algo muy malo como para que el tiempo se lo cobrara de tal forma. Nao esperaba morir de una forma mas, o seria mejor, menos patetica, sin encambio, este era su fin.
Por estar tan adentrado a sus pensamientos, no se persacot de la presencia de un Zorro, a escasos metros de el. ¿Que debia hacer? ¿Correr? ¿Quedarse ahi? Ninguna de ellas era la mas adecuada para la situacion, pero sabia que, cualquier opcion que tomara, el resultado seria; la muerte.
Aquel zorro empezo a avanzar, lentamente, enfocandose en su victima, eran dos animales, luchando por sobrevivir.
ESTÁS LEYENDO
Sin opción. (Gay-Yaoi)
Viễn tưởngLas cosas suceden por algo. Si el destino te quiere en algún lugar, o con alguien, utilizará los medios necesarios para ponerte ahí. No te opongas ni luches, porque después será más difícil. Si dejas que las cosas surjan verás que será más fácil y...