|•Una discusión, descubrimiento y traición•|

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Serena y Haruka pronto llegaron a la residencia Tsukino donde la protegida de la luna se despidió de su amiga a la entrada de la puerta.

—Hazme un favor, si aparece algo en las redes sobre que soy la nueva conquista de Haruka Tenoh, dejame huir del continente —dijo Serena con gracia —no pienso enfrentar la ira de Michiru Kaioh ni aún con todo el entrenamiento que me cargo.

—Vaya que no eres divertida —refutó con burla la guardiana de Urano a lo que Serena rodó los ojos y abrió la puerta de su casa -nos veremos pronto, cabeza de bombón -se despidió dando la media vuelta para marcharse, la rubia observó a su amiga perderse a la vuelta de la esquina y con ello entró a casa.

—Mamá, he llegado a casa —avisó asomándose a la cocina donde notó como su madre preparaba un estofado.

—Hola, cariño —le saludó la mujer picando un poco de verdura, la rubia se adentró y besó la mejilla de su madre —me alegra que hayas llegado, tu padre me avisó que después del entrenamiento te fuiste con tus amigas, pensé que llegarías más tarde.

—Si... Sólo que sucedieron unas cosas y luego otras —dijo un poco nerviosa —y pues al final aquí estoy.

—Tú padre también me comentó acerca de que tus amigas se enteraron de... Bueno, eso —le miró de reojo a lo que Serena suspiró.

—Si... Eso fue un accidente, Haruka me descubrió cuando sin saber que era ella la acorrale apuntándole con una daga en la yugular en la noche anterior —susurró nerviosa.

—Por eso llegó contigo ¿eh...? —Murmuró cortando con más rapidez la verdura —pensé que tu padre y yo habíamos recalcado que debías tener cuidado.

—Lo sé y lo siento —respondió Serena más nerviosa que antes —pero no lo veo ya de manera tan delicada ahora que él... No está —dijo lo último en un susurro desviando la mirada hacia la nada, su madre al notar aquello simplemente suspiró.

—Esta bien, sólo procura que ellas no lo divulguen por ahí, puede que el asunto con ese hombre haya terminado pero no sabemos si sus manos derechas puedan venir a vengarse o si les hicimos un favor —hizo una leve mueca —con ese tipo de gente no tenemos nada seguro, eso es lo malo de este estilo de vida —soltó los utensilios unos segundos y volteo hacia su hija —sé que no fue algo gratificante el habernos movido por diferentes lugares por un tiempo, se que no fue sencillo haberte enseñado a defenderte y después recluirte a que mostrarás eso lo menos posible pero habíamos logrado acomodarnos aqui y por un tiempo estuvimos bien —ella colocó su mano en la mejilla de su hija quien sonrió con tristeza —y se que fue muy duro lo que tuviste que hacer y daría lo que fuera porque tus preciosas manos no hubieran tenido que mancharse de sangre —Ikuko tomó las manos de su hija y las besó.

—Esta bien, mamá —susurró la rubia juntando su frente con la de su madre —ya estamos mejor que antes, te lo puedo asegurar —la joven se separó de su madre para después sonreirle —iré a mi habitación, comí algo en el Crown así que no comeré con ustedes —le avisó dispuesta a salir de la cocina.

—Antes de que te vayas, debo comentarte que el joven Chiba llamó a la casa preguntando por ti, le dije que no te encontrabas —comentó Ikuko pensativa —además dijo que estuvo llamándote y mandando mensajes que a pesar de que entraban a tu buzón no contestabas.

—No me di cuenta de ello —le dijo a su madre extrañada —ahora mismo revisaré -agregó con una sonrisa para después darse la vuelta y dirigirse a su cuarto, al llegar a las escaleras escuchó la puerta de la entrada abrirse observando que su hermano entraba -¡Que onda, enano! —le exclamó subiendo a prisas las escaleras, Sammy simplemente rodó los ojos y se dirigió a la sala donde se lanzó a un sofá y encendió el televisor.

Una Vida Secreta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora