Acendrado [HopeMin]

Etéreo.

Su delicioso trasero se acomodó en el hueco que formaban mis piernas, colocadas en posición india, y lo tomé suavemente de la cintura, mientras escuchaba, sin realmente desearlo, a un idiota diciéndole a su amigote que MI ángel era "caliente".

—¡Oigan, par de idiotas! ¡La palabra adecuada para él es etéreo!

Mi grito llamó no solo la atención de los imbéciles que hablaban tan vulgarmente de Ji Min, sino también la de muchos de nuestros compañeros, que comenzaron a susurrar en voz baja por nuestra cercanía, provocando un ataque de inseguridad en mi solecito.

—Bebé, calma.

Tras un par de respiraciones Minnie se calmó, aunque yo no. Sus manitos tomaron mis muñecas y acomodaron mis extremidades a su antojo, quedando mis brazos envolviendo su cintura pequeña y acariciarle. Su rostro volteó a mi dirección y pude comprobar la veracidad de las palabras que pensaba lo definían. La luz que iluminaba el lugar hacía relucir su nívea piel, sus ojos estaban brillantes como dos luciérnagas, en sus mejillas se podía ver un precioso arrebol, que me incitaba a acariciarlas con mis labios; y su boca tenía el tono de la aurora, tan carnosa y sensual que por un momento quise morderla hasta hacerla sangrar, pero recordé que estábamos en un lugar público y que para mi pequeño, yo solo era su mayor.

—Hyung, solo míreme a mi e ignore a los demás, ellos jamás entenderán.

Con el corazón conmovido, besé su hombro derecho y me acerqué a susurrar en su oído una frase que marcó una diferencia en nuestra relación.

—Eres mi ángel etéreo.