-3-

2K 115 36
                                    

POV Clara.

Han pasado varios días desde que Sonia me dijo que tendría que empezar a ver al Doctor Márquez y aún no ha habido señales de que vayan a sacarme de aquí. Me había hecho ilusiones, la verdad. Tengo tantas ganas de seguir aquí encerrada como de que me claven agujas en los ojos. Alguna que otra vez entra algún enfermero para barrer un poco el suelo para que yo no coja ninguna infección o algo por el estilo debido a los excrementos de rata pero aun así este sitio está hecho un desastre. Dicen que si cogiera algo, tendrían que gastarse más dinero del necesario en medicamentos y eso no interesa. Claro. ¿Cómo va a haber dinero para medicinas en un sitio con médicos? Ni que quisiéramos sobrevivir o algo por el estilo. Es más importante pagarle los vicios al médico de turno. Por supuesto.

A más veces lo pienso, más asco me da.

Siendo sincera, no sé exactamente donde estoy. A ver, sí, que Sonia me dijo que estamos en el tercer piso pero a lo que me vengo a referir es a que no sé qué es el tercer piso. Tampoco es que recuerde mucho de antes de estar aquí metida pero tengo algunas vagas imágenes y ninguna me da ninguna pista de dónde puedo estar exactamente. Tampoco sé por qué tengo esta especie de amnesia que, por cierto, Sonia también sufre. Si dijéramos que sólo la tengo yo, pues podría explicarse con razones como que me golpeé la cabeza en algún momento o alguna otra cosa pero... ¿Sonia? Puede ser coincidencia pero la verdad es que no me lo creo. Me resulta bastante extraña esta amnesia que compartimos. En algunos momentos en los que no sabemos qué hacer para no pensar en dónde estamos, nos contamos la una a la otra las vagas imágenes que tenemos de recuerdos pasados y la verdad es que muchos me suenan y no sé de qué. Ahora que lo pienso, no he sabido nada de ella desde que me he despertado. Supongo que estará con el médico y, cuando llegue, se volverá a repetir la misma rutina de siempre. La misma. Sin ni un solo cambio. Exactamente igual que siempre.

El sonido de la puerta abriéndose me saca de golpe de mis pensamientos. Debe ser algún enfermero, con o sin desayuno, que viene a hacer la revisión diaria. Ya no me extraña que día sí y día no, no traigan nada de comer para desayunar. Imaginando lo que puede haber fuera de esta habitación, no creo que pasar hambre durante unas cuantas horas sea peor.

La puerta termina de abrirse dejando entrar la luz del pasillo en mi habitación. Al principio veo relativamente poco hasta que mis ojos terminan por acostumbrarse a la luz.

-Buenos días, Clara- Dice una voz dulce y melódica, como si estuviera despertando a una niña pequeña. Es Ruth.

No respondo. No veo la necesidad de hacerlo.

-Vengo a traerte la comida- Deja la bandeja en una mesita cerca de la puerta- Y a charlar contigo- Cierra la puerta tras de sí.

Algo se despierta en mi cabeza.

¿A charlar? ¿Por qué? ¿Por qué iba a querer una enfermera charlar conmigo? Me levanto de la cama donde estaba tumbada para acercarme un poco a ella, pero con cuidado. No es la primera vez que usan algo así como una trampa para probar contigo algún medicamento.

-¿Charlar?- Respondo dubitativa.

-Charlar. Sólo y exclusivamente charlar- Responde ella sentándose en la cama.

-Permíteme que dude.

-¿Por qué ibas a dudar?

-No sois de fiar- Respondo. Ruth frunce el ceño.

-No soy como los demás enfermeros.

-Permíteme que siga dudando- Me mantengo firme y fría. Esperando algún acto que demuestre que realmente es diferente; aunque algo me dice que eso no va a llegar nunca.

-¿Qué tengo que hacer para que te fíes de mí?- Pregunta, como una niña a la profesora interesada por aprender más.

No sé qué responder a eso. Nunca me lo habían preguntado si soy sincera.

-¿A qué te refieres?- Respondo por fin.

-Dices que no somos de fiar, pues bien. Dime qué quieres que haga para que demuestre que no soy como los demás.

Me quedo en estado de shock. ¿En serio va a hacer algo para ganarse mi confianza?

-¿Por qué quieres demostrar eso? No tienes por qué. Además, no deberías estar hablando conmigo, se supone que debéis ceñiros a traernos la comida y las pastillas.

-¿Y si te digo que puedo sacarte de aquí?

Ruth sigue sentada en la cama. Muy tranquila y serena. No le ha temblado el pulso ni la voz en absoluto al decir eso. No es algo que me suelen decir todos los días, pero algo me dice que no me fíe. Pero por otro lado, nunca me habían planteado la posibilidad de salir de este sitio. No sé qué puedo perder si lo intento, pero no consigo nada quedándome aquí.

-No me lo creo. Es imposible que tú sola puedas sacarme.

-Puedo hacerlo- Responde muy segura de sí misma- Puedo si confías en mí.

-No te conozco de nada. No puedo confiar en ti- Doy pasos hacia atrás, alejándome de ella.

Me asusta bastante esta situación. Una enfermera recién llegada, la cual se presentó por primera vez hace menos de una semana, me acaba de ofrecer sacarme de este sitio a cambio de mi confianza. Parece un buen trueque. Demasiado. Y esa es principalmente la razón por la cual no me fío. Después de medio año encerrada aquí, he aprendido a no fiarme de cualquiera que entre en mi habitación, aunque no entre casi nadie.

Recuerdo una vez hace unos meses cuando uno de los enfermeros entró con un plato de patatas fritas en la mano. Yo, ilusa, me lancé corriendo a coger el plato ya que llevaba varios días sin probar bocado. El enfermero se aprovechó de mi hambre para, en cuanto estuve a medio metro de él, tirar el plato al suelo, agarrarme e inmovilizarme con sus dos brazos. Lo último que recuerdo de ese día es despertarme en una camilla en una habitación blanca y escuchar a gente hablar sobre si deberían dejar descansar a otra chica para que se recuperara. Me pregunté si le habrían hecho lo mismo que a mí. No supe quién era. Sólo que estaba atada a donde fuera que estuviéramos. Igual que yo.

Por eso no me fío de nadie de este sitio. Sólo de Sonia. Nadie más.

-Puedes confiar en mí, pero no quieres hacerlo.

Me quedo en silencio al no saber qué contestar, ya que en parte tiene razón. Tampoco quiero confiar en ella.

-Bueno. Me marcho. No quiero retrasarme más- Se levanta de la cama, rindiéndose de hacer más esfuerzos para intentar ganarse mi confianza- No pretendía convencerte a la primera, pero espero que al menos pienses en lo que te he dicho.

Dicho esto, abre la puerta y sale de la habitación.

*********************************************************************************

Buenas! Sé que he tardado demasiado en escribir, y os pido por favor que me perdoneis. Aquí teneis el siguiente capítulo de la historia. Algunos de vosotros me pedíais que continuase, pero últimamente sólo tenía tiempo para concentrarme en los estudios y poco más, y apenas tenía ideas para escribir, así que prefería esperar a terminar por fin con los exámenes y poder escribir tranquilamente.

Espero de verdad que os guste.

FightTheFairies.

You're Gone and I Still Love You. (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora