Tercer encuentro : Seras y Elliot -1-

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Sentiments untold never to unfold 
~Sentimientos que no se muestran nunca serán revelados~
Now I only wish I could hold you again 
~Ahora desearía poder abrazarte de nuevo~
Being there with you I'm whole again 
~Estando contigo me siento completo de nuevo~
Being there with you is all 
~Estando contigo sería todo~
I ever need, my one belief 
~Lo que necesito, mi única creencia~

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Domrémy-la-Pucelle, Francia; 2040.

Seras observó por la pequeña ventana del jet los verdes campos que rodeaban las instalaciones del enorme museo de "La Pucelle"; era la primera vez que estaba en Francia y se sentía emocionada por conocer el país natal de Pip, tal vez eso despertaría su conciencia una vez más y podría oírlo y verlo de nuevo... Habían pasado muchas cosas en lo que para ella fue un abrir y cerrar de ojos: tras 30 años de espera Alucard regresó, pero Integra no dejó de envejecer y diez años después falleció, dejando sin un heredero a la familia Hellsing; nadie quería cargar con el peso de cuidar dos vampiros, así que la mesa redonda tomó la decisión de unir a dos familias para que se hicieran cargo de la organización. Catalina Penwood y Alexander Islands se casaron y ambos se pusieron a la cabeza de la real orden de los caballeros protestantes. La draculina se entristeció al principio por Catalina, ella era una chica muy amable que estuvo cerca de Integra en sus últimos días y el que tuviera que casarse por mandato de sus padres se le hizo espantoso, pero al conocer a Alexander supo que eran el uno para el otro. Los Penwood y los Islands siempre fueron las familias más apegadas a los Hellsing y ambos jóvenes estaban al tanto de las funciones que Integra llevaba a cabo. Pensó que su maestro jamás aceptaría un nuevo amo, pero no mostró insubordinación alguna, de hecho acataba las ordenes de Catalina sin cuestionarlas (supuso que era por la cercanía que esta tuvo con su anterior ama). Alexander era un joven visionario que se tomaba muy en serio su papel, soñaba con aliarse con otras organizaciones anti-vampiros para asegurar que un incidente como el que ahora solo se mencionaba en los libros de historia de las escuelas, oculto tras la máscara de un ataque terrorista, jamás se repitiera... y por eso estaba ahí.

La pucelle era una organización incluso más antigua que Hellsing, no sabía mucho sobre ella, solo que estaba bajo el mando de un vampiro llamado Olivier y que ese día era el más importante para ellos. No le veía nada especial a la fecha, solo era 30 de mayo y hasta donde estaba enterada nada importante se celebraba ese día, tendría que preguntar para no verse grosera con sus anfitriones. El jet aterrizó en la enorme explanada de un edificio blanco, descendió ágilmente del mismo y divisó un joven que se acercó corriendo a ella; si su corazón latiera se abría detenido unos segundos, ese joven era la viva imagen de Pip Bernadotte, el mismo tono de cabello, la misma complexión, incluso el mismo tono de ojos, ese verde intenso que tanto le gustaba...

—  ¡Buenas tardes! Usted debe ser la señorita Victoria. Permítame presentarme, soy Elliot Lowell y seré su guía este día.

—  Se-seras... Victoria. —Extendió la mano para saludar, sin dejar de ver al joven, se llamaba Elliot, no Pip... él no era Pip. Una extraña sensación la invadió cuando sintió el cálido apretón de manos, debió ser la impresión, él joven también se sobresaltó pero disimuló mejor que ella. —Mucho gusto.

—  El gusto es mío, señorita Victoria, sea bienvenida a la pucelle.

—  Por favor llámeme Seras, Elliot.

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