Fría como el hielo de un helado en pleno Agosto.
Seca como un suelo a pesar de haber llovido.
Viento que te calma en algún camino angosto,
dulce confesión de un delito reducido.
Fiel como un sabueso a tus pies siempre postrado,
protectora devota del honor de tu palabra.
Por ti he ejercido de psiquiatra y abogada,
y he acabado interna de esta crónica macabra.
Blanca como el foco que apuntas a tus ojos
cada mediodía que recuerdas tu trabajo.
Años evitando de tu corazón enojos
siempre dirigiendo mi cabeza hacia abajo.
Ámbar que te miran mis pupilas confundidas,
rojo que refleja el sangrado de mi pecho.
Dices que me quieres, son palabras subjetivas,
pues de amar a esto considero que hay un trecho.
Lisos como el folio en el que escribes son mis labios,
dulces, pero hoy se han llenado de veneno.
Pues de estar jugando a los insultos y agravios
me he perdido un poco en el cieno del terreno.
Pero sabes bien que sangrante, ámbar o perra,
soy siempre la única que ha estado a este lado,
que en tu nombre siempre he marchado a la guerra,
y en tu nombre siempre he ganado si he luchado.
Pregúntate hoy si la vida que ahora escoges,
supera en algo a la que podrías haber tenido.
¿No se dice eso, que si siembras, bien recoges?
Yo he sembrado un mundo y a ti te lo he ofrecido.
Imagino que estamos dados al error,
y soy alma penitente esperando a tu regreso.
Yo me vendo al aire, tú te vendes al clamor,
mientras rompes las promesas que sellamos con un beso.
Pero dulce como el eco que te queda en la lengua
de la miel de cada flor que hayas disfrutado.
Fiel como la luna que se crece y luego mengua
para darle ideas al poeta enamorado.
Única. Es así. Insustituible.
No importa que copies mi sonrisa en otra boca.
No importa que busques otros iris color ámbar.
Escucha un momento la sentencia de esta loca:
nunca encontrarás en otros ojos mi mirada.
Siempre terminar con una historia sienta mal.
Y esto me parece un destino lamentable,
pero cada cuento tiene un punto y final
y un protagonista para el resto irreemplazable.
-Insustituible