VIII

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Renee no tardó ni medio minuto en librarse de aquellas dos escorias. Para ella era sencillo. Myungsoo nunca nos dijo dónde había aprendido esas cosas, solo cómo se habían conocido y poco de lo que tuvieron que pasar para estar juntos. Era algo que me intrigaba, sin embargo nunca insistí demasiado en ese tema. Aunque Renee fuese la mujer de Myungsoo, me gustaba observarla sin saber nada. Siempre me había gustado hacerlo. No en un sentido romántico o sexual, pero la admiraba. Admiraba su templanza, su valentía. Podía liderar el grupo. Estaba seguro de que no dudaría en morir por uno de nosotros. Y a pesar de todo ello, de lo mucho que mi manera de verla había cambiado, fui injusto cuando la conocí. Le hice la vida imposible durante los primeros meses. No la quería con nosotros. Éramos siete. Infinite. Se acabó. No quería distracciones. No había lugar para un octavo, noveno o décimo. Solo para el éxito. Todo lo demás solo nos llevaría al fracaso.

Por supuesto, me equivocaba.

Pero eso ya había quedado mucho tiempo atrás.

Nos hizo una seña con la cabeza para indicar que el camino estaba libre. Nos acercamos con algo de sigilo; si lo que decía Michie era cierto y allí les había atacado una horda, lo ultimo que nos favorecería sería encontrarnos de nuevo con esta. Detuve mis pasos a la altura de la puerta del local, la cual permanecía cerrada, escondiendo tras ella el cuerpo de Woohyun. Las paredes estaban cubiertas de arañazos y rastros de pieles muertas y sangre. En el suelo trozos de carne podrida a la que ni las moscas querían acercarse.

No estaba seguro de si quería ver esto.

Sentí a la chica rubia colocarse detrás de mí y agarrar mi camiseta a la vez que escondía medio rostro en mi espalda, como con miedo a lo que ese lugar podría albergar.

– Sunggyu... hyung... ¿Estás seguro?

– Myungsoo, no preguntes. Solo abre. – Dije de una tirada, conteniendo después mi respiración.

L y su mujer se miraron por unos segundos antes de decidirse a abrir la puerta. Un olor a putrefacción inundó de pronto el aire que nos rodeaba, como una llamarada de azufre en nuestras fosas nasales. Mi rostro empalideció de golpe. Algo dentro de mí, quizás lo poco que sentía de humanidad, se esfumó como el vaho en una mañana de invierno.

Woohyun, postrado en el suelo con varias heridas abiertas y secas, llenas de larvas que de alimentaban de él sin que pudiese hacer nada por evitarlo. Envuelto en un charco de sangre, con un agujero hecho por un cuchillo en la cabeza y mordiscos dispersos, los ojos cerrados y tan pálido que casi era irreconocible. Unas ojeras marcadas. Labios azules. Parecía una pesadilla.

Michie apartó la mirada tan pronto aquella imagen se hizo visible ante nosotros. Myungsoo no aguantó ni dos segundos antes de girarse y darle la espalda mientras se tapaba la boca con una mano. Renee observó el cuerpo, apretó la mandíbula y dirigió su vista a mi rostro, el cual estaba desencajado en una mueca de horror y desesperanza.

Con el último aliento que me quedaba, solté un suspiro. Solté un suspiro y me dejé caer de rodillas. Ni siquiera podía decir palabra. Gateé como me fue posible hasta el cadáver del que había sido mi apoyo, mi mejor amigo, mi hermano. Del que juré que nunca iba a separarme. La realidad me golpeó de pronto en la cara y Woohyun estaba muerto y Amanda estaba muerta y mis hijos estaban muertos. Estaban muertos y ya no iban a volver. Nadie iba a volver ni iban a venir a rescatarnos porque el mundo se había ido a la mierda.

Con la mano temblorosa traté de buscar un lugar en su cuerpo para posarla, sin embargo era incapaz. Me la llevé a la cabeza y rompí a llorar. Fue la primera vez que lloraba delante de alguien que no fuese Amanda o Woohyun, y a pesar de ello no reprimí ni un grito ni una lágrima. Chillé con toda la fuerza que me quedaba en los pulmones al mismo tiempo que negaba con la cabeza.

– N-No, no, e-ella estaba mintiendo, n-no estás muerto, e-esto es una broma, ¿v-verdad? W-Woohyun, n-no tiene gracia, no tiene gracia... –Dije en mitad de sollozos, agarré el cuello de su camiseta y tiré de esta con algo de fuerza–. ¡No tiene gracia, joder! ¡¡Para!! ¡VUELVE, JODER, V-VUELVE! ¡NO PUEDES DEJARME SOLO! W-WOOHYUN. W-Woohyun, soy m-muy d-débil... Woohyun, p-por favor, te lo s-suplico... V-Volved... –Musité lo último hasta que mi voz se deshizo.

Me estaba volviendo loco.

Sentí como me descomponía en el suelo. Todo a mi alrededor empezó a dar vueltas y mi visión comenzaba a destellar mientras se fundía en negro. La voz de Renee gritó algo que no llegué a escuchar, y a continuación noté como me apartaban del cuerpo de mi mejor amigo a tirones.

– ¡¡No me apartéis!! ¡Tenemos que llevárnoslo!

– ¡Sunggyu, joder! ¡Está infectado!

– ¡Hyung, mierda! ¡Aléjate!

3-. 49 days. (Sunggyu y Amanda).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora