IX

25 3 2
                                    

Todo a mi alrededor daba vueltas mientras me arrastraban hacia la salida del local. Traté de enfocar mi vista. Una sombra se movía ante nosotros. Estaba confundido. ¿Woohyun? ¿Era ese Woohyun? Eso no era posible. No podía ser posible.

– ¡Renee dispara! –Chilló Myungsoo mientras me cargaba a su espalda–. ¡Da igual que lo oigan, hostia! ¡Dispara!

Sonó de pronto un disparo que me aturdió más todavía, sin embargo había salido de la pistola de la rubia, quién sujetaba el arma temblando mientras lloraba.

– ¿¡Por qué coño está vivo!?

– ¡Eso no importa, joder! ¡Vámonos, vendrán en cualquier momento! –Le respondió la voz de Ren, la cual echó a correr detrás de nosotros cuando un par de infectados se asomaron desde la esquina de un edificio, a los que se fueron sumando más y más a medida que avanzábamos por las calles.

L me sujetaba lo mejor que podía en la carrera. Entre la falta de comida y mi peso sobre él, era incapaz de correr apropiadamente.

– ¡Me los voy a llevar por la zona del aparcamiento, llévate a Sunggyu a casa!

– ¿¡Qué!? ¡Renee, son como veinte! ¡Ni se te ocurra!

Tan pronto como Myungsoo gritó, Renee ignoró sus palabras y cortó la palma de su mano en la carrera, provocando que su sangre se deslizarse hasta el suelo y cambiando de dirección en la siguiente salida. Todos los infectados aullaron y corrieron tras ella y la fuente que emanaba de la herida abierta.

Escuché como L maldecía por lo bajo y apuraba sus pasos, sin dudar ni un momento de lo que debía hacer.

– Más te vale volver.

Dicho esto entre dientes, subió por los carros que teníamos en la entrada del edificio para escuchar a los intrusos y nos deslizó hacia el interior, subiendo a continuación las escaleras.

– ¿Estás bien? ¿Sunggyu? – Michie apartó el pelo de mi rostro sudoroso con una mueca preocupada–. No sé cómo ha podido p-pasar eso, yo... Estás muy pálido...

Dongwoo se abalanzó escaleras abajo cuando nos vio subir por el hueco de estas.

– ¿¡Qué ha pasado!? ¿¡Y Renee!? ¿¡Y Woohyun!? ¿¡Habéis encontrado su cuerpo!?

Con ayuda de John, llevaron mi peso muerto hasta el apartamento y me dejaron en el sofá para que Sungjong se encargase de atenderme. Solo quería recuperarme y que alguien me explicase lo que acababa de pasar.

Cuando me desperté, Myungsoo caminaba de un lado al otro del salón. Ni siquiera me había dado cuenta de que me me había dormido. El cielo ya se tornara oscuro y Renee seguía sin dar señales de vida.

Traté de abrir la boca para hablar, pero mis labios se encontraban secos y mi voz tan solo emitió un leve sonido que apenas semejaba una palabra.

– Sunggyu... ¿Cómo estás? –Michie se dirigió a mí con voz suave, a la que solo respondí con un suspiro.

En unos segundos acercó una botella de agua, de la cual bebí como si fuese milagrosa. Una vez aclarada mi garganta, mi vista se posó en L, que no permanecía quieto ni un segundo. Con lo vulnerable que me encontraba en ese momento, allí postrado en el sofá y con los sentimientos a flor de piel, solo pude decir una cosa.

– Lo siento.

No fue más que un leve susurro, pero lo suficiente para que él me escuchase y detuviese sus pasos. No era una persona que solía disculparse. Aunque supiera que había hecho mal. Y aquella fue la primera vez que le pedí disculpas.

– No hay nada que sentir porque Renee está viva, ¿me oyes? –Dijo en un tono algo brusco, encarándose hacia mí con los ojos ahogados en lágrimas que intentaba aguantar–. Renee está viva y va a volver. Es ella. Es Renee. Tiene que volver.

Y dicho esto, se giró hacia la ventana con las manos temblorosas, observando la ciudad maldita que se extendía bajo nuestros pies. Buscando a alguien, o algo, como otras muchas veces había hecho yo con las personas que había perdido para siempre.

3-. 49 days. (Sunggyu y Amanda).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora