Sunflower

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Cuando entré a la escuela de artes pensé que todo sería dibujar historietas y pasármela bien... pero claramente era un niño idiota cuando esa idea cruzó mi cabeza; la pura verdad es que incluso en la universidad tengo que hacer cosas que no me complacen... como aprender de pintores cuyas vidas eran un poco más miserables de lo que era la mía... solo un poco.

Por si no fuera poco Mr Bryar, mi profesor de Historia del Arte, tiene una poco saludable obsesión con Van Gogh, tanto así que ahora tenemos que sentarnos 2 horas al día a contemplar su vida y tratar de "ver a través de sus ojos", ¿como? Pues pintando tontos girasoles con óleo de mala calidad.

Oh, y como si ya no tuviera suficiente fastidio con Van Gogh he sido yo el designado en comprar los girasoles para la clase de hoy, ¿otro dato curioso? ¡Mi despertador no ha sonado hoy y voy más tarde que nunca! De seguro Van Gogh debe estarse revolcando en su tumba.

Por suerte hay una pequeña florería cerca de mi departamento, así que entro deprisa dispuesto a pedir los benditos girasoles e irme en cuanto antes, ya iba bastante tarde y eso solo haría que Mr. Bryar se molestara aún más conmigo, como si no me odiara lo suficiente ya.

— ¿Hola?– Digo entre molesto e impaciente cuando me acerco al mostrador y nadie sale a atenderme.– ¿Hay alguien aquí?– Y no hubo respuesta.

Estaba apunto de darme media vuelta y salir por donde vine, haciéndome a la idea de que tendría que buscar otra maldita florería de camino a la universidad y comprar los girasoles; pero entonces justo en ese momento lo vi salir desde una vieja puerta de madera que parecía dar a la parte trasera de la tienda.

Era bajo de estatura, tenía ojos color avellana claro y traía en su rostro una estúpida sonrisa que me puso molesto sin razón, tanto hasta el punto de teñir mis mejillas de rojo.

— ¡Hey!– Dice como si nada, acercándose al mostrador con tanta calma que tengo ganas de gritarle que se apresure, porque yo ya estoy tarde y él actúa como si tuviera todo el tiempo del mundo para pasearse frente mis ojos y ser malditamente encantador.– ¿Qué necesitas, amigo?

—Necesito girasoles.– Respondo sin más, porque no tengo tiempo para esto.

— ¿De que tipo?

— ¿Eh?– Una risilla se le escapó de los labios al ver mi expresión.

— Hay muchos tipos de girasoles, los hay grandes y pequeños, de muchos colores.– Se inclina sobre el mostrador y posa su rostro sobre su mano mientras me mira expectante a tomar mi orden.

— No lo sé.– Confesé apartando la mirada y encogiéndome de hombros, por alguna razón su mirada me puso nervioso y me hizo olvidar completamente mi enojo.– Necesito girasoles, ya sabes...– Trato de ser específico pero el parece no comprender nada.– Grandes y amarillos ¿sabes de qué hablo?

— Claro, espera un minuto.– Vuelve a reír mientras desaparece por la puerta de madera por la que salió hace rato, yo solo me quedo impaciente esperándolo porque cada vez se me hace más tarde.– Estos me acaban de llegar ayer.– Dice volviendo a aparecer con un par de girasoles en sus manos.

— Son perfectos, dame una docena.

Asiente, sonríe y no deja de hacerlo mientras realiza la factura tras el mostrador, teclea con lentitud los botones de la máquina registradora y a pesar de que tenía el tiempo encima sentía que podía observarlo todo el día.

— Estoy seguro que a ella le gustaran.– Dijo de pronto dejándome desconcertado con sus palabras.

— ¿Qué?

— Ya sabes, para la chica a quien se los des.– Suelta una risilla tímida y antes de que termine yo agito la cabeza rotundamente.

— No, no... es para la universidad, solo los voy a pintar.– Enarca una ceja mientras me entrega los girasoles.– Ya sabes, en un lienzo y esas cosas.– Sonreí nervioso y a él pareció gustarle aquello.

Sunshine |FRERARD OS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora