Capítulo 11

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El rubio ya se estaba desesperando al ver que la castaña no se dignaba a salir de su habitación. Estaba decidido de que, si la chica no salía de su cuarto, haría lo que sea para sacarla de ahí. En el momento en que decide ir hasta la habitación, la puerta de pronto se abre y sale la chica que, al parecer, ni pareciera que se tratase de la joven.

Emma tenía un hermoso vestido rojo sin mangas, que cubrían desde el cuello hasta sus hermosas piernas. Sus senos lucían con todo esplendor tanto que el rubio quedo impresionado, su cabellera castaña se veía espeluznante, digna de toda una dama.

Mauricio se quedó hipnotizado viendo la belleza que tenia de frente, Emma si sabía cómo hacer que perdiera la cordura de macho. Pero sobretodo, estaba logrando que el rubio cambiara de temperamento con respecto a lo que él piensa de las mujeres.

— ¡Estas hermosa! —Comento Mauricio con entusiasmo. La castaña se sonroja al escuchar la respuesta.

— ¡Gracias! —Responde la chica sin mirar a los ojos al rubio.

— ¿Por qué no me miras a los ojos?

— ¡No sé!

— ¿Cómo que no se?

—Mauricio, ¡Mejor vamos a comer!

—Pero, no me has respondido la pregunta.

—No creas que, porque me estés tratando como una reina, signifique que yo me voy a acostar contigo así de fácil.

Mauricio hizo un gesto para alabar al señor al ver la terquedad de la chica.

—Emma, mejor vamos a comer. —Dijo el joven ya rendido de que seguir halagándola.

La castaña solo sonrió y le tomo el paso que el joven rubio le ofreció. Y rápidamente fueron hasta el restaurante.

La pareja fue a uno de los mejores restaurantes que hay en la zona de bávaro, la pasarían de lo más espectacular que ninguno de los dos se esperan. Emma por su parte se mantuvo callada durante todo el camino hasta el lugar, admirando las hermosas palmeras que aún se podían ver en horas de la noche, ella siempre quiso venir a punta cana, y eran sueño que Mauricio le había cumplido, aunque para ser franca, no cree que todo lo que el rubio está haciendo por ella sea porque realmente él se esté enamorando de ella.

Al llegar al restaurante ella queda boquiabierta de ver todo el lugar. Era normal que Emma se pusiera de esa manera, ya que jamás en su vida había ido a tan semejante lugar. Pero lo que más le sorprendió es que el restaurante estaba vacío, algo que le extrañaba mucho a ella.

—Mauricio me puedes explicar

—El restaurante es nuestro por esta noche. —Dijo el rubio interrumpiéndola.

Emma se queda con cara de ¿Y eso por qué?

—No quieres saber, ¿Por qué lo hice?

Emma hace su mueca en señal de que está enojada, y haciendo señas de que le explique ¿Por qué vamos a cenar solos?

—Mau, ¡Estoy esperando! —Ladea la chica impacientemente.

—Bueno —comenzó, Emma, sabes que me gusta desde el dia que te vi en mi casa cuando hicimos la fiesta de inauguración.

— ¡Aja! ¿Y eso que? Sabiendo lo mujeriego que eres, ni tu conciencia se la creería.

— ¿Me dejas terminar mujer?

Emma le hizo seña de que prosiguiera.

— ¿¡Donde me quede!? ¡Así! Continuando Al principio solo te quería para acostarme contigo, incluso hasta —Se quedó pensativo un momento, si decirle o no que hasta apostó con su hermano para intentar conquistarla y acostarse con ella. Pero, lo mejor era no decirle nada.

— ¿Hasta qué? —Lo interrumpió la chica al ver que el rubio se quedó en su trance. —Mauricio, ¿Vas a decirme si o no?

—Ok, Ok, prosigo. Emma, yo me enamore de ti, y solo pensaba que eras solo un capricho. Es más, nunca en mi vida me había enamorado seriamente de una mujer, y más de una mujer humilde como tú. Quise que esta noche el restaurante fuera solo nuestro, porque quiero demostrarte lo mucho que te amo, y que quiero que formes parte de mi vida.

—Mauricio, creo que estas equivocado. ¿Te tomaste varias copas de más?

— ¡Nunca! Esto lo estoy diciendo realmente con el corazón. Y es raro en mí, porque nunca había dicho algo tan cursi en mi vida.

La castaña se quedó en silencio, ella también amaba al rubio, pero tenía que ser realista, todos los hombres que han pasado por su vida solo le han traído malos amores, y Mauricio no es la excepción. Con el miedo de pensar que este teatro sea una posible falsa del rubio, la chica dice:

—Mau, yo creo que mejor lo pienso. Aun no confió en ti, y si es verdad que estás enamorado de mi como dices, eso me lo tendrás que demostrar con hechos, no con palabras. Porque Las acciones que realices, solo así podré creerte y ver si me puedo dar una oportunidad con el hombre que amo.

— ¡¿Escuche bien?! ¿Dijiste que me amas?

—Sí, Mauricio, pero no sé si esto valga la pena decirlo, ya que soy una mujer pobre o muy humilde, y eso como que no va conmigo.

—Pero Emma, si los dos nos amamos, ¿Por qué no nos damos una oportunidad? —Decía el joven un poco impaciente.

—Porque ya te dije, que me lo tienes que demostrar con hechos, no con palabras. Si de verdad quieres que estemos juntos, ya sabes lo que tienes que hacer.

— ¡Eso te lo voy a demostrar! Tenlo por seguro —Dijo el rubio en forma de una promesa que acaba de jurar.

Sabía que demostrarle a la castaña acerca de su amor por ella no sería nada fácil, pero era algo que tenía que asumir. A pesar de todo, Emma no se la pondrá fácil para que ella entienda que lo suyo es de verdad.

Pero Mauricio tiene un haz bajo la manga, y mientras estén en punta cana, hará hasta lo imposible por conquistarla. Aunque eso le cueste su soltería.

Hola.

Sé que había dicho que cancelaria la novela, pero ¿adivinen qué? Eso no pasara. Este es el penúltimo capítulo de la novela, y ya el siguiente será el último, tuve que acortar los capítulos de la novela por falta de ideas para esta trama, así que pronto sabrán de mi nuevamente y nada, esta es otra historia que espero que les guste el final.

Hasta el capítulo final.

Emma ¡Tu serás mía!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora