Esa noche fue la mejor de toda mi vida, hubiese deseado que nunca acabase.
Estábamos dirigiéndonos hacia mi casa ya eran las 00:30 y con todas las cosas que habíamos hecho hoy estábamos totalmente rendidos. Él bajó y abrió la puerta del auto, realmente esas pequeñas cosas que el hacia me volvían completamente loca. Subimos las escaleras como dos niños agarrados de las manos, creo que ninguno de los dos esperamos terminar así.
Me dirigí hacia mi cama y él me dio un beso en la frente de las buenas noches, definitivamente esto era demasiado para mí.
-No quiero que te vayas... -le dije apoyando mi frente sobre la tuya y haciéndole "puchero" y el me correspondió con un dulce beso.
-Yo tampoco quiero irme. -dijo con una sonrisa, amaba verlo sonreír, amaba verlo feliz.
-Ven! -le dije feliz haciéndole un lugar en mi cama, no tendríamos problema ya que era una cama matrimonial.
-Em... Sólo hay un pequeño detalle que tal vez te incomode un poco... -dijo en un tono suave.
-Cuál? -le dije sonriendo ya que me daba ternura en la forma en la que lo decía.
-Es sólo que... No acostumbro a dormir con pijamas, yo sólo duermo con mis bóxers o ya sabes... Desnudo. -dijo esto y yo comencé a reírme.
-Quédate con tus bóxers y métete en la cama, no será nada que no he visto antes. -le dije de lo más tranquila.
-Espera, has visto a más hombres así? -dijo un poco exaltado.
-Mmm... Estoy oliendo a celos -dije graciosa y él revoleo los ojos- no, no he visto a nadie así, tu serás el primero, sólo lo dije para molestarte. -le dije y me acerqué a darle un beso y me fui de nuevo para un rincón de la cama.
Había comenzado a quitarse la remera negra que traía puesta, Dios mío, jamás lo había visto así, este chico es tremendamente sexy, tenía un cuerpo que parecía tallado a mano, unos abdominales muy marcados, y una mariposa y dos pájaros tatuados, realmente los tatuajes no es algo que me encantaran pero en él me parecían sexy, él era sexy. Ahora iba a sacarse su pantalón y yo creo que en cualquier momento explotaría.
-Me miras mucho, te gusta lo que ves nena? -me dijo mientras se quitaba el pantalón y quedaba sólo en bóxers mientras entraba en la cama para estar junto a mi.
-La verdad? Sí, me gusta mucho lo que veo. Eres hermosos. -le dije un poco ruborizada mordiéndome el labio- puedo dormir con tu remera? No quiero mi pijama hoy. -dije mientras le di un corto beso en los labios y el sonrió y me alcanzó su remera.
Me quité la remera que traía puesta y me puse la suya, luego me quite las calzas que traía y volví a meterme en la cama. Ahora era él, el que quedó observándome detenidamente.
-Eres hermosa _____ -dijo dándome un beso en los labios y ahora sí nos acomodamos para dormir ya que realmente estábamos muy cansados con todo lo que habíamos hecho hoy.
Aquel día era sábado, cuando me desperté él seguía en la cama abrazándome por detrás y tomándome de la cintura, tal y como nos habíamos dormido anoche. Cuidadosamente me di la vuelta para quedar enfrente de él. Aún no podía creer que estemos los dos así, no podía creer como alguien podía ser tan hermoso tanto por fuera como por dentro; incluso dormido me parecía atractivo, era como una especie de Dios griego, simplemente no había las suficientes palabras como para describir lo hermoso que era.
Le empecé a dar besos por el cuello hasta llegar a su boca y me di cuenta que estaba despertando pero no quería abrir los ojos.
-Vamos, despiértate rey. -le dije de la manera más suave posible y acariciándole la mejilla con mi mano. De a poco fue abriendo los ojos.
