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Nunca había conocido a una persona como ella, cada fibra de su cuerpo era perfecta. ¿cómo una descendiente de Eva podía ser tan perfecta? Su voz, su pelo, su boca, sus ojos, su risa, incluso sus lágrimas. Absolutamente todo.
Su nombre daba vueltas y vueltas en su cabeza: Lucy.
Incluso su nombre era un dulce sonido... Podríamos decir que está exagerando, sin duda era hermosa, pero llena de defectos. Pero no para él. De todos modos no estarían juntos. Nunca. ¿Ella sabía su nombre? Lo dudaba. Sólo quería su felicidad, aun cuando fuera con otro hombre.
Su mente comenzó a derivar nuevamente a la chica; su larga cabellera rubia, sus labios rosados, sus ojos chocolate, y su cuerpo. Todo de ella era una perdición para él.
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Lejos de saber que un hombre fantaseaba con ella, Lucy Heartfilia caminaba en silencio hacia el gremio. El sol caía con fuerza sobre la maga estelar que en un intento de estar fresca alzo su cabello en una coleta alta. Lucy era una maga que aprecia la rutina: levantarse a las 9 am, deshacerse de Natsu y Happy que duermen en su cama, ir al gremio, hablar, sonreír, reír con todos. Sí, es un día perfecto para ella. Al menos eso era lo que pensaba.
Apenas tuvo que entrar en el gremio para que el calor que antes sentía se fuera. Lucy se acercó a Lisanna con una sonrisa.
— Hola Lucy —saludó con una sonrisa la albina encargada de la barra.
— Hola Lisanna, si sigues así le vas a quitar el puesto a Mira-san —dijo con diversión la maga estelar—. ¿Me puedes preparar un batido de vainilla?
— Sabes que no será así, sólo estoy a cargo en lo que regresa de sus vacaciones —aseguró la menor—. Sobre el batido, yo te recomiendo el cóctel especial de Mira-nee.
La maga estelar negó rápidamente. La última vez que bebió un cóctel de Mirajane estuvo a punto de saltar al río de manera voluntaria. La albina empezó a preparar el batido mientras Lucy miraba a su alrededor en busca de su compañero de equipo pelirosa.
— Lisanna... No veo a Natsu, ¿dónde está?
La nombrada le dio una mirada de asombro y luego se golpeó la frente con la mano.
— Natsu no ha venido al gremio —contestó al recordar la situación—. He querido ir a buscarlo, pero tengo que atender de la barra, ¿no te molesta ir tú?
— No te preocupes. Tenía que ofrecerle un trabajo de todos modos, ¿no sabe dónde puedo encontrarlo?
La encargada temporal de la barra puso un dedo en su boca en busca de algún lugar posible donde se pueda encontrar el mago de fuego.
— Creo que en el bosque. Ya sabes, donde pesca con Happy.
