— ¿Hora del castigo Hime-sama? —preguntó nuevamente la pelirosa.
Lucy había prometido a la doncella darle lo que se le ofreciera después de ayudarla en un trabajo difícil de realizar, pero olvidó por completo ese pequeño detalle, que cada vez que Virgo ayudaba siempre pedía ser castigada por su ama y está siempre terminaba rechazando esa propuesta.
— Virgo, por favor ya te dije que no —respondió la rubia algo cansada.
— Hime-sama, usted dijo que pidiera lo que yo quisiera —replicó la sirvienta.
— Si, pero ¿no hay otra cosa que te gustaría que hiciera? Haré lo que sea, pero por favor deja de pensar en ese ridículo castigo.
Virgo bajó la mirada por un momento, casi mostrando algo de decepción, pero luego volvió a mirar a su dueña.
— Un beso —dijo rápidamente y en voz baja, pero fue suficiente para que la maga celestial lo oyera, quien aun así tuvo que estar segura de lo que había escuchado.
— ¿Qué dijiste? —preguntó sorprendida.
— A mí... me gustaría que usted me diera un beso —respondió el espíritu con un ligero rubor en sus mejillas.
Lucy no podía creer lo que Virgo le estaba pidiendo, ¿a qué se refería?, ¿acaso era un beso en los labios?, tenía que ser una broma, pero jamás había visto esa cara de determinación y ese brillo especial en los ojos de la doncella, que normalmente se mostraba seria, incluso su rostro había adquirido un color rojizo.
Así que no dudó más, dejó el libro que estaba leyendo en el borde de su cama y se acercó hacia el rostro del espíritu. Virgo al ver acercarse a Lucy rápidamente cerró los ojos e hiso lo mismo, a Lucy este gesto le pareció más que tierno de parte de la doncella y le tomó la mejilla, comenzó a acariciar la piel de ese lugar y a jugar con los mechones de cabello rosado, Virgo abrió nuevamente los ojos, ambas se quedaron contemplando sus rostros por unos momentos, ninguna de las dos se había dado cuenta cuan hermosa era la otra, en ese momento sus latidos eran a mil por hora.
— ¿Estás lista?
— Si —respondió con determinación la pelirosa.
Se miraron por unos segundos más, entrelazaron sus manos y finalmente unieron sus labios en un tierno beso, un beso casto pero que pareció durar minutos, después ambas se separaron mirándose a los ojos. Lucy rápidamente reaccionó y ahora tenía la cara más roja que el fuego de Natsu, ¿qué había sido todo eso?
— Virgo, yo creo que deberías volver ya al mundo de los espíritus —dijo confundida ya que la contraria se aferraba fuertemente a ella y hundía su rostro en el pecho de la rubia.
— Esto fue mucho mejor que un castigo, le amo Hime-sama —sonrió. Lucy abrió grandemente sus ojos, tratando de asimilar lo que el espíritu le había dicho.
— Yo también te amo Virgo —contestó besando la cabellera rosa de la doncella—. A ti y a los demás.
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One-shots Lucy Heartfilia
FanfictionHistorias variadas sobre nuestra maga celestial favorita. Portada temporal.