Su sonrisa es sincera, no parece el chico que intenta conquistar a cuanta chica se le pone en frente, a pesar de ello no me parece correcto llamarlo por su nombre cuando su puesto es de los más altos aquí, además no quiero malinterpretaciones.
-Bueno, creo que es una mejor idea llamarlo así, no quiero que haya problemas-.
- ¿Por qué los habría? Por favor hazlo, me sentiré como un tirano si me dices vicepresidente- continúo pensado que no es buena idea, sin embargo, no creo que se vaya a ir de aquí hasta que le asegure que lo haré, hablarle por su nombre.
Si bueno, como es super normal hablarle a mi jefe de manera informal.
-Bien, si usted lo desea le diré por su nombre fuera de aquí- una extraña expresión se forma en su rostro, es como si le divirtiera lo que le estoy diciendo, aunque a la vez parece dulce. Me pregunto cómo será su relación con el presidente, supongo que no deben llevarse bien ya que es obvio el carácter de ambos es bastante distinto.
-Está bien, Señorita Kim- dice con una sonrisa –Necesito ver al presidente, ¿Puedes decirle por favor que quiero hablar con él? - sonrío y asiento con la cabeza como una boba al ver su linda sonrisa.
-Por supuesto, deme un momento, por favor-.
-Presiono un botón del teléfono e inmediatamente se marca al presidente- tarda unos segundos en responder, ahora mismo quisiera que responda ante el primer segundo ya que es me un poco incómodo el sentir su mirada sobre mí y no saber qué expresión es la que tengo puesto que a veces ni siquiera soy capaz de controlar eso.
- ¿¡Que quieres ahora!? - exige saber cómo si ya le hubiese hecho una docena de llamadas antes que esta, evito hacer una mueca debido a que el vicepresidente está frente a mí y no deja de mirarme de una manera bastante agradable, después de todo no querría que creyese que la mueca es por su causa.
-El vicepresidente está aquí, dice que quiere verlo-.
-Está bien, ¿Y qué esperas? ¡Dile que entre! - ¿Cuál será mi límite? ¿En cuánto tiempo me decidiré a ir a vivir debajo de un puente? Solo espero que esto me lleve a un buen pago, debe ser así porque si no lo es entonces... recuerdo que hay alguien frente a mí, así que vuelvo a la realidad.
-De acuerdo- cuelgo y levanto de nuevo la mirada hacia él. -Dijo que puede entrar, por favor- expongo con una sonrisa, entrecierra los ojos y me observa de una manera incriminatoria, ¿Ahora que es lo que he hecho? Repaso todo lo que hice antes de la llamada ¿Es que acaso habré hecho una mueca?
-Él no dijo por favor, tú fuiste la que agregó eso ¿No es cierto? - la manera en que lo dijo fue tan tierna y tan graciosa que no puedo evitar sonreír como una tonta una vez más, si continúo mirándolo como estoy segura de que lo hago creerá que tengo algún problema, debo practicar mis reacciones frente al espejo a partir de esta noche.
-Bueno...-.
-Como me habría gustado que tú fueras mi secretaria- añade, respira profundo y después entra a la oficina, pero no sin antes agradecer y sonreír.
-Y a mí que fueras mi jefe- suelto un resoplido ante la frustración y el enfado que me invade, todo habría sido diferente si tan solo él fuera mi jefe. La universidad no te prepara para esta clase de idiotas, ni siquiera los profesores más exigentes. Pero espera, ¿Por qué dijo eso? ¿Acaso le he parecido graciosa? Por supuesto.
Después de unos minutos el teléfono suena y es... el presidente -Oh vaya, que sorpresa-.
-¡Trae dos tazas de café!- su manera de pedir las cosas no es muy amable que digamos, pero los empleos no son perfectos, ni mucho menos los jefes, así que por tonta tengo que soportarlo.
ESTÁS LEYENDO
Dominante
RomanceElla es una chica de 23 años que carga con el recuerdo del doloroso accidente en el cual perdió a sus padres; a partir de ese día comenzó a vivir con su única abuela, Hilary Stewart una mujer millonaria y sin sentimientos; tras diez insoportables añ...