CAPITULO 3 "Contratada a la mala"

56.8K 3K 203
                                    

En su mirada hay un enorme grado de satisfacción, no está jugando, lo dice realmente enserio. En mi mente comienzan a divagar pequeños fragmentos de lo que pasó ayer, ¿Cómo he llegado a esto? Ayer por la mañana salía tranquilamente de mi casa a conseguir un empleo que me hiciera sentir satisfecha, pero ahora estoy aquí frente al idiota que irrumpió mi sueño anoche y colocó carteles sobre mí en toda la ciudad creando una imagen de psicópata de mí. Ahora mismo debería estar camino a la estación de policía, pero no quiero problemas, no más de los que ya tengo.

Me levanto de inmediato sintiendo que me falta el aire y comienzo a negar con la cabeza.

-No, no, no, ese no era el trato- añado con total frustración, las chicas a mi alrededor caminan como si nada por el lugar, no se atreven a mirar a donde estamos, como si esa fuese una orden por su parte, ignorarlo cuando está molestando a una chica inocente porque no se acostó con él.

- ¿Trato? – inquiere fingiendo confusión, su ceño fruncido y expresión seria me hacen ver como si fuese la psicópata aquí. -Esto no es un trato, es una orden- ¿una orden? ¿Quién demonios se cree? ¿Un príncipe? Si como no, tengo que ser astuta ahora, puedo demandarlo legalmente por acoso, pero no puedo llamar la atención de mi abuela. No puedo quedarme. Puedo orillarlo a que no siga con esto, así que comienzo a reírme y él a molestarse.

-Si es así prefiero morir de hambre y vivir bajo un puente- añado en tono desafiante, arqueo ambas cejas, sin dudar mantengo la mirada en la suya, entonces me dirijo a la salida decidida a no volver a verlo jamás, y con la suficiente certeza de que al parecer realmente comenzare a vivir debajo de un puente.

- ¡Ven acá! - me alcanza, está molesto, me sujeta del brazo llevándome a jalones hacia el elevador.

- ¡Suélteme! - le exijo, pero no lo hace, me empuja hacia dentro, las puertas del elevador se cierran y todas las chicas que estaban allí solo nos miraban y hacían muecas y gestos desagradables. - ¿Es que acaso ha amenazado a todas esas chicas que no han hecho nada para ayudarme? - no responde, se dedica a asegurarse de que las mangas de su chaqueta estén bien acomodadas. Imbécil.

No puedo creer que no sienta un poco de vergüenza ante sus actos de niño pequeño.

-Vamos a hablar- su tono ha bajado, me quedo callada volteando hacia cualquier lugar que no sea su musculoso cuerpo. Le daría una patada para salir de aquí, pero creo que lo único que lograría sería lastimarme.

Las puertas se abren en el último piso así que comienzo a asustarme, me hace una señal para que salga, pero no lo hago así que me lleva a rastras de nuevo, me lleva a su oficina y me ordena que me siente, así que lo hago para poder terminar con esto de una buena vez porque no quiero verlo nunca más.

-¡¿Por qué hace esto?!- pregunto con frustración.

-Si un contrato entre ambos es lo que hará que te quedes pues hagámoslo- siento como mis ojos se agrandan más de lo usual ante sus palabras poco creíbles.

-¿A qué se refiere?- pregunto de nuevo confundida, levanta su mirada y me observa a los ojos, por lo que veo es que parece estar decidido a todo. No lo entiendo ¿por qué lo hace?

-Dime cuales serán tus términos para que te quedes- díganme descerebrada, pero sigo sin entender, es decir, no puedo creerle nada a este tipo ¿Quién podría confiar en él? Apuesto a que ni siquiera su madre lo haría. Sería bastante coherente el levantarme e irme enseguida sin escuchar más de sus tonterías, apuesto a que hasta en una lavandería podría conseguir un empleo sin que él pueda intervenir, a menos claro que llegue a sabotear mis planes, lo cual no dudo.

-¿Se refiere a que...?-.

-Me refiero a que me digas qué es lo que quieres, pide lo que quieres para que te quedes- arqueo las cejas asombrada ante lo que dice, no parece ser una broma, es un chico realmente caprichoso y odio los caprichos, pero tomare ventaja de esto.

DominanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora