1. Las palabras que nunca debí decir.

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      Han pasado aproximadamente 4 años y algo más desde que se conocieron estos dos, no fue de la manera más común en la que dos personas se pueden conocer. Pero, ¿y qué importa eso? Desde entonces todo comenzó como una simple amistad, o mejor dicho; simples conversaciones. Porque la verdad, nunca se supo qué llegaron a ser en realidad. Fue realmente mucho tiempo en el que pasó de todo un poco por así decirlo, y es que, entre dos personas puede pasar de todo pero a la vez nada, no?

      Al transcurrir el tiempo muchas personas pueden cansarse de lo monótono, no es cierto? Púes ella se cansó, aunque pensó que no debió ser ella la que debió haberse cansado.

                     A los 4 años, 3 meses y 2 días. 

- ¿Por qué somos así, Miguel? -escribí de la nada por Whatsapp mientras estaba acostada.

      Esos últimos días ya no se veían debido a la tensión, solo se escribían.

- Somos? Eres una tonta y yo un obstinado -contestó él. 

- Completamente de acuerdo con eso.

- Sí -suspiré al leer solo eso por respuesta. Realmente le afectaba.

- Hasta cuándo nosotros? -me atreví a preguntar.

- Hasta que los cuerpos aguanten -sonreí al leer aquello y hacer que la imaginación volara.

- Upa, cómo así? 

- Cómo así qué? - de nuevo esa punzada en mi estómago. 

      Sinceramente esto no llevaba a nada bueno, pero suelo ser muy masoquista la mayoría de las veces.

- Es que dijiste eso y mal pensé, lo siento. 

- Si hablamos de mal pensar, te diré que; nuestros cuerpos antes estaban desnudos y juntos llenos de risa, ahora están alejados sin amor en ellos y buscando a la persona que causaba la sonrisa. 

- Tienes razón -respondí, sin querer ilusionarme a decir algo más.

- Tengo razón? Sólo eso? -imaginé su bufido si estuviese frente a él.

- Sí, antes estaban llenos de risa y ahora se encuentran separados y sin razón por la cuál sonreír, al menos para mí 

- Correcto. Pero bueno, qué has hecho? -suspiré.

- Mi rutina cuando no tengo clases, ya sabes: Despertar, hacerle favores a mi madre, y por el medio día buscar a mi hermano al colegio. 

       Resulta que mi padre se encuentra fuera del país casi siempre y mientras tanto mi madre tiene que estar trabajando por fuera de casa todos los días ya que es el único sustento que nos mantiene mientras él no está. Por lo tanto, estamos mucho tiempo mi hermano y yo solos en casa. Divertido, no? Já.

- Significa que estás sola con él todos los días, que interesante eso... -ding ding

- Te parece interesante? -sonreí, sabía a lo que se estaba refiriendo.

- Sii, mucho mucho.

- Ah si? -pregunté fingiendo demencia. 

- Vuélvete loca, que tu sabes las indirectas que estoy tirando- reí.

- Loca siempre he sido, pero si la capté, tranquilo -respondí- Que cosas las de la vida, verdad? 

- Por qué lo dices?  

- Creo que ya he hecho esta pregunta. Pero, puedo volverla a hacer? Y sé que no va al tema, pero es que necesito una buena razón, no sé

- Si está a mi altura la contestaré. 

Las palabras que nunca debí decir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora