Capítulo 6

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hace años(?) no escribo smut. Eso. Yo me eclipso 🌗

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Amar.

Diferentes conceptos, diferentes vivencias, diferentes experiencias le pueden dar un significado a este vocablo, y no hay definiciones erróneas, sólo distintas maneras de percibir lo que creemos que es el amor.

YoungJae ama muchas cosas, de las que cree que le hacen bien al alma y alegran sus días con tan sólo tenerlas en su vida. Ama las cosas dulces, incluso más que Mark. Los caramelos blandos, los alfajores de dulce de leche bañados en chocolate de repostería, las facturas con crema pastelera, los budines rellenos, los pasteles con crema y más chocolate. Incluso comer el manjar delicioso de dulce directo del pote, habito adquirido por Mark, por supuesto. Ama las semillas de la sandía, cuando el resto de sus compañeros lo llaman loco por creerlo, él las considera lindas porque sin ellas, la sandía se terminaría rápido y el disfrute por su sabor se perdería enseguida. Ama las frutas, lo ácido de las naranjas, de los limones –y no es que esté loco, pero chupar un limón a veces puede ser divertido–, el jugo de las peras, la textura de las manzanas, lo fácil de comer una banana. El melón, los duraznos bien rojos, las cerezas que tiñen todo a su paso, frutillas y muchas más. Ama la pintura, los tarros de colores vivos, mancharse el delantal mientras maniobra el pincel sobre el cuadro. Los lugares al aire libre, rodar sobre el pasto, correr bajo la lluvia –aun con el miedo a resfriarse y a tener que soportar las advertencias de JinYoung antes de enfermarse–, abrazar árboles e inspirar profundamente luego de que la lluvia cese. YoungJae ama muchas cosas, demasiadas quizá, y no puede evitarlo, es su naturaleza. Ama que lo mimen, que le abracen despacio, que le sonrían.

JaeBum, en cambio, ama la tranquilidad. Los espacios abiertos le provocan nostalgia, le da miedo, le hacen recordar forzosamente donde fue criado y abandonado, realmente. Detesta que le toquen, que le acaricien, y sobre todo, que digan cosas lindas a su alrededor.

No se consideraba romántico, ni mucho menos tierno, y es por eso que, cuando YoungJae llegó a la casa, luciendo como casi un humano pequeño indefenso y bonito, la idea de tener que compartir espacio con él, le asqueó. A sus ojos, YoungJae no era otra cosa más que un híbrido necesitado de afecto, de extremos cuidados, fácil de convencer y glotón. Era imposible para él tener que lidiar diariamente con el niño híbrido de gato. Mark no era de esa forma, ¿por qué el sí?

Poco a poco, ese carácter que creía haber formado como definitivo, se fue resquebrajando permitiéndole que otras características se colaran por las fisuras. Ya no detestaba tanto que lo tocasen, ya no se malhumoraba por oírles al resto decirse cosas lindas, y comenzaba a disfrutar permanecer fuera de la casa por largos períodos de tiempo. Le desagradaba un poco menos la presencia de YoungJae.

Y eso era una amenaza.

Había pensado que el necesitado de afecto era su menor, pero estaba equivocado; el que buscaba ser querido sin pedirlo, era él.

YoungJae se había vuelto alguien importante en su vida incluso antes de que se diera cuenta de ello. Y no le gustó. Porque disfrutar de todas esas cosas que antes las tenía prohibidas, provocaban que fuese más sentimental, más vulnerable, objetivo directo para que lo volvieran a lastimar.

Y comenzó a evitarlo, comenzó a alejarse de él y a no tener que recurrir a su compañía para distraerse o alegrarse. Pero entonces el malhumor regresó, sus ataques de furia se crearon desde la impotencia de no poder ser sincero ni consigo mismo y ver desde lejos, cómo YoungJae parecía suplantar su presencia con otro de sus compañeros, le dolía demasiado. Por eso no quiso encariñarse con él.

Combustión [YoungJae Centric]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora