Capítulo 1

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  Vivía en la residencia bajo el cuidado de una pareja adulta junto a otros seis híbridos animales. Todos los días agradecía que la mujer, por aquellos años más jovial y con su cabello conservando la melanina, lo haya rescatado de un refugio –u orfanato, podría decirse– para seres como él. Había permanecido ahí desde que nació y fue criado hasta sus cuatro años de edad, cuando la señora llegó a su vida brindándole un hogar, protección y cariño, sobre todo eso, amor. YoungJae se dejaba mimar mucho por la mujer, y por el hombre también, porque era su manera natural de expresar su gratitud. Para un gato híbrido como él, las palabras no bastaban para expresar lo que sentía.

Por fortuna, porque así lo encontró él, al llegar a lo que sería su nueva casa descubrió que no estaría solo; había cuatro híbridos viviendo allí también.

No tenía muchas cosas como posesión, salvo la ropa donada y cuadernos que guardaba como su tesoro porque esto había sido su refugio durante su estadía en el orfanato. En los cuadernos que les concedían a los niños, YoungJae dibujaba decenas de dibujos coloridos, delineados primero con lápiz negro grueso y pintados por dentro muy suave. Recuerda que la señora al mirar sus libretas se sorprendió mucho al ver la destreza que poseía aun siendo tan pequeño. No obstante, lo que desconocía era que un híbrido de gato desarrolla muchas características de forma más temprana que un ser humano normal, por eso es que sus dibujos no parecían hechos por un infante de su edad.

Estuvo dos días seguidos encerrado en la habitación en cuanto llegó a la gran residencia. Si bien le pareció lindo que hubiese otros híbridos en la casa, era tímido como para salir a investigar por su propia cuenta. En la tarde de su tercer día se animó, sin embargo, pidiéndole a su madre adoptiva que lo acompañara a recorrer el lugar y a conocer a los demás convivientes. Luego de ese día, su habitación sólo la utilizaba para dormir o esconderse cuando jugaban a encontrarse.

–Ps –YoungJae frenó su andar en cuanto sus oídos oyeron el murmullo. No siendo adivino volteó hacia el pasillo del primer piso– Jae, ven.

JinYoung estaba acuclillado debajo de la baranda de las escaleras haciéndole señas para que se sumara. YoungJae no se negó, después de todo era un híbrido de gato y aun era un niño, así que le siguió el juego tirándose al suelo y acercándose a rastras. Su mayor señaló en silencio hacia la puerta elevando las cejas repetidas veces. Cuando entendió el mensaje, asomó su cabeza por el borde y vio a su madre con dos niños pequeños a su lado. Se volvió a agachar en cuanto observó los clarísimos ojos de los nuevos chicos y se acurrucó cerca de JinYoung.

–¿Quiénes son? –preguntó, medio asustado y medio sorprendido.

–No lo sé. Han estado ahí junto a mamá por un buen rato –le respondió en susurros–. ¿Has visto sus ojos? –éste amplió los propios e infló sus mejillas haciéndole ver demasiado adorable.

–Son-

–¿Acaso no sabían que vendrían?

Lo voz los tomó por sorpresa, sobre todo a YoungJae. Pegó un grito por la impresión y se aferró a JinYoung escondiendo su rostro entre sus ropas. Del otro lado del pasillo, sentado en el borde de la escalera izquierda, Mark saboreaba un dulce moviéndolo en su boca desde el palillo que sobresalía de sus labios.

–¿Sabías que vendrían nuevos chicos aquí? –tras escuchar a pregunta de JinYoung, YoungJae retomó su posición y volvió a espiar a los recién llegados. Su mamá hablaba con alguien en la puerta.

–Algo he escuchado –contestó Mark despreocupado–. Son menores que todos nosotros.

Un correteo interrumpió la conversación, haciéndose cada vez más fuerte a medida que se acercaba. Otro de los híbridos de la casa llegó hasta donde los dos chicos acurrucados estaban y se abalanzó a ellos revolcándose en el suelo en el proceso. JinYoung le golpeó en la cabeza bajándole de su nube de éxtasis mientras que YoungJae sólo rió por el brusco encuentro.

Combustión [YoungJae Centric]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora