Capítulo 2

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Escuchen la canción mientras leen. Para l@s que no pueden escucharla por una razón X, la canción es Cold de Maroon 5. Ahora si, les dejo con el capítulo. Espero les guste :)

Siento que esto será divertido.

– ¿Qué tal una carrera?– pregunte. La verdad es que me estoy muriendo de las ganas que tengo de al fin de sentir mi cabello volar en el viento por la velocidad de mi auto.

Hace más o menos unos tres días que no he corrido y estoy muy ansiosa por volver a hacerlo.

– Discúlpa, nena. Pero contra tí, yo no corro.– me apunta con su dedo indice. ¿A caso tiene miedo de perder?

– ¿A caso tienes miedo de perder?– pregunte la misma pregunta que pasaba por mi cabeza al instante.

Él soltó una carcajada cargada de sarcasmo.

Sé muy bien que se refiere a que soy mujer pero, ¿que puedo decir contra eso? Tengo vagina, senos, voz de mujer y uso maquillaje. Pero, ¿que cambía eso a que corra perfectamente bien? Exacto, ¡en absolutamente nada!

– No, lo que tengo miedo es que después vengas corriendo hacía mí a pedirme perdón cuando tengas que pasar una deliciosa noche conmigo.– dicho esto, las personas, que no sé en que momento se habian acercado a nosotros, dejandome con el idiota que se hace llamar Julian en el medio, rieron bajito. Julian los acompañó pero él en cambio soltó grandes carcajadas.

«Vamos a ver quién rie el ultimo, cabrón.»

– A mí eso no me importa, bebé.– le guiñe el ojo derecho.– Tienes razón de tener miedo. Pero el que vendrá hasta mí llorando seras tú, por qué tendras miedo de perder tú precioso auto.– y ahí le regale la sonrisa más falsa que he podido dar en mi vida. Luego le monstre mi hermoso dedo corazón. Si, todo de mí es hermoso y perfecto. Soy la imperfección perfecta.

Me dí la vuelta y me subí en mi precioso auto. ¿Ya les he dicho que todo lo que tenga que ver conmigo es precioso y perfecto? ¿No? Bueno, ahora lo saben. Cuando prendí el motor de mi coche, pude oír a lo lejos:

– ¿Esa maldita chiquilla hablaba en serio?– y a esa pregunta del idiota de Julian, yo sonreí.

– ¡Siempre, cariño! ¡SIEMPRE!– después de eso, cerre la puerta de mi coche y me acerque a la fila de salida. Lista para la carrera.

El chico se acerco después de un momento. Creo que se dio cuenta que de verdad hablaba muy en serio. No quiero bronca, simplemente me busco un tonto pretexto para poder correr de una puta vez.

– Vamos, cucarachita Martina.– esa era una historia que mamá solía contarme cuando era pequeña para dormir. Pero claro, con el paso del tiempo eso cambío. Tanto cambio, que ya ni veo casi a mamá antes de dormir. Por eso, a cada vez que alguien me cae mal, lo llamo cucarachita Martina. Le he cogido gran odio a ese cuento.

– ¿Entonces tú eres el ratoncito Peréz?– preguntó él con voz de niño pequeño.

– No. Yo soy el gran y malvado lobo.– dije. Sabía más que bien que en esa historia no era el lobo malvado, era en caperucita, pero el lobo me representaba muy bien.

– ¡Oye! En esa historia no está el lobo malvado.– contestó. Yo sólo me encogí de hombros.

Cuando iba a seguir hablando, una tía en un short demasiado corto, la parte de arriba de un bikini –que por cierto, no deberia llamarse bikini. ¡Esa cosa era diminuta!–, unos tacones muy altos y el cabello suelto, apereció en el medio de los dos autos. Levantó las dos bandera de cuadritos.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2017 ⏰

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