Un juego a la vez.

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Descubrí que estaba perdiendo en mi propio juego, temía a pocos, confiaba en muchos. Apagar la consola solo ofrecía escape y exilio, no sé que es lo que va a pasar si me salgo de todo.

Es que en realidad, a veces ni sé lo que hago. Me siento como un hamster en una rueda, todo parece divertido al principio hasta que me encuentro corriendo en una maratón sin fin.

La realidad es que decir que haré muchas cosas, genialidades. Pero luego me encuentro solo, desesperado.

No te la creas de maestro cuando en realidad, aun somos amateurs.

La cultura de lo absurdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora