Ha pasado aproximadamente una semana desde el otro día, el día en donde Len dormía en las piernas de Neru.
Desde ese día ellos se llevan mucho mejor, se saludan todas las mañanas y una que otras veces Neru le pone los puntos a Len y el a ella, se la pasan discutiendo pero luego se perdonan.
Me da algo de envidia... Neru al primer día ya discutió con Len, pasaron la noche en vela los dos y al segundo día ya estaban de amistosos, como si fueran amigos de toda la vida. En cambio yo estuve maso menos una semana sin hablarle por una tontería.
El sigue hablando conmigo obviamente, todo es como antes, aunque algo me incomoda desde el otro día.
El otro día no actuaba normal, gritaba e insultaba, bueno, para mi eso era insultar.
He estado pensando que tal vez esa es una faceta suya que no quiere que vea nadie, o tal vez este fingiendo conmigo, fije ser algo que no es, realmente no lo se.
La noche de ese día estuve muy inquieta.
Los días transcurrieron normalmente, la madre de Len ya había regresado de su viaje y pidió que cenáramos todos juntos en el gran comedor del castillo. Nos dijo que pronto vendría una nueva amiga para Neru y para mi.
Tengo que admitir que me emocione al ver como Len me defendió el otro día, eso es lo que hacen los amigos, defenderse el uno al otro y estar para cuando el otro lo necesite.
Hoy, les toca a Neru y Len ir de compras a la ciudad, se fueron hace aproximadamente 30 minutos y yo me he quedado en el castillo dando vueltas para ver que mas había en aquel lugar, ya que no lo conocía en su totalidad.
Me canse de hacer turismo y me diriji a la cocina, estaba muerta de hambre y sed, una de las cocineras con la cual me llevo excelente también me dio unas masitas finas que ella misma hizo.
Ella me pidió que se las entregara a la reina, que se encontraba a su alcoba, puso 6 masitas en una caja redonda y me las entrego, me indico en donde se encontraba la habitación de la reina y me despidió con una sonrisa.
Di como 2 vueltas y finalmente entre en la habitación que se suponía que era la alcoba de la reina, pero... lo que había ahí era una sala donde en el medio de esta había un piano.
A mi me encanta el piano, es normal que cuando eres princesa te enseñen a tocar un instrumento, en mi caso fue el piano.
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En mi cabeza sonaba una melodía... una melodía melancólica que escribí yo cuando estaba en mi hogar.
No resistí la tentación y deje la caja en una mesita que había ahí, me senté en el taburete y pase mis dedos por las teclas del piano, hace meses que no tocaba el piano, muchos meses, desde aquel día donde senti que mi vida ya no valía nada.
No dejaba de sonar la melodía aquella en mi cabeza, me dolía el pecho, y de un momento a otro sentía ganas de llorar.
Invente una canción, donde yo cantaba mientras tocaba el piano, una canción sobre mi pasado, desde el día donde mi corazón se rompió.
Empece a apretar las teclas para sentir el sonido del piano, cada sonido era como si un pedazo de mi corazón se cayera de a poco.
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Empece a tocar el piano lentamente, por impulso propio, toque la melodía aquella.
Cada vez que toco esta melodía recuerdo todo lo que sucedió en aquel tiempo...
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Estaba llorando, inconscientemente me puse a llorar, recordé todo una vez mas, me duele el pecho, no puedo... quiero gritar.
Termine llorando como si no hubiese un mañana, por mi mente pasaba Kaito, mi amigo de la infancia de lo cual yo estaba enamorada, pero el... amaba a alguien mas.
-¿Que hice mal...?- dije mientras lloraba desconsoladamente
Narra Len =
Llegue de las compras con Neru, no fue gran cosa, era comprar una o dos cosillas que pedían, me diriji a mi habitación a cambiarme, pero tuve que ir por otro camino ya que las criadas estaban limpiando todo el pasillo de las habitaciones.
Tuve que ir por las habitaciones donde están los instrumentos de música o mejor dicho "El pasillo de música", estaba caminando lo mas tranquilo hasta que escucho el llanto desesperado de alguien, de una mujer para ser correctos.
Me acerque a la puerta y pude identificar esa voz, era Miku quien lloraba desconsoladamente.
Abrí muy poco la puerta para ver que estaba pasando y ella estaba arrodillada en el piso con las manos apoyándose al suelo, las lagrimas le pasaban por la mejilla como si fueran cataratas y la alfombra estaba mojada en donde ella estaba.
Me dolía tan solo verla así, no me gustaba para nada.
-Miku...-Susurre pero ella no pareció darse cuenta.
