Chico perdido

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El frío del cementerio te calaba hasta los huesos, el vapor salía de tu boca como si estuvieras fumando, el suelo y las tumbas están húmedas por el rocío nocturno, pero, ¿a qué le temes, chico perdido? 

Diego está aterrado, porque Christine —su Christy— estaba encerrada, su novia enterrada frente a sus narices y él sin hacer nada.

Suspiró y el vapor salió de su boca como el humo de un cigarro. Con la capucha de su chaqueta arriba, para que el frío no fuera tan terrible, comenzó a caminar hacia la salida del cementerio. Como en todas sus visitas, evitó mirar las lápidas —casi borrosas— y fijó la mirada en sus desgastadas zapatillas.

El teléfono celular vibró de repente en el bolsillo de su pantalón. Con la mano entumecida, tomó el aparato y lo llevó a su oído. La voz de su madre retumbó en su cabeza, pero Diego no llegaba a comprender lo que decía, estaba histérica.

Como el chico perdido que es, cortó la llamada y siguió caminando hasta perderse en la oscuridad de la noche.

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⏰ Última actualización: Apr 11, 2017 ⏰

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