Capítulo 10. Cruzo lo que sea

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Lauren POV

Era vienes por la noche, y afuera llovía a cántaros, amaba el sonido de la lluvia contra la blanda tierra o incluso contra los vidrios de las ventanas, pero más que el sonido me encantaba el olor que desprendía el suelo, me calmaba tan profundo, induciéndome dentro de un estado de hilaridad casi que incorruptible. Estaba feliz de volver a ver a mis padres y a mis hermanos, el sábado celebraríamos el aniversario de matrimonio de papá y mamá, era una costumbre estar todos juntos en las fechas especiales, o por lo menos en la mayoría de ellas. Mi madre estaba en la cocina preparando la cena, amaba la manera cómo mi madre cocinaba, era sin dudas mi carta favorita, inmejorable. Papá le ayudaba como siempre, ellos eran prácticamente inseparables dentro de la casa o mientras estuvieran en el mismo lugar, lo recuerdo siempre así, parecían siameses, y se me hacía extremadamente dulce. Yo descansaba en la sala desde donde escuchaba a mis padres interactuar en la cocina, hablaban de las trivialidades del trajín diario del sus respectivos trabajos y reiteraban lo contentos que estaban por el hecho de que yo los estuviera visitando. Y es que mis padres nunca estuvieron de acuerdo con que me fuera tan lejos de casa, pero yo me había empecinado en alejarme de su círculo social, estaba harta de las influencias, quería hacer algo por mérito propio, y no lo lograría mientras tuviera a mi papá cerca. De repente todos escuchamos un molesto y reiterativo sonido del claxon de un automóvil que provenía desde nuestro portón principal, nos miramos extrañados, esperando que alguien dijera que tuviera invitados esa noche, pero nadie habló, entonces mi hermano Chris se puso de pie a indagar de quién se trataba la urgencia.

-¿Por qué está Camila Cabello en el recibidor? – Fue la pregunta de mi hermano cuando volvió, entre una mezcla de confusión y sorpresa, yo casi me desmayo al escuchar sus palabras, incluso tuve que parpadear varias veces para cerciorarme de qué no estaba soñando o alucinando. – ¿Lauren? – Me llamó y los cuatro pares de ojos se posaron expectantes sobre mí, entonces reaccioné levantándome como si de un resorte me tratara y salí prácticamente corriendo hacia la puerta.

-Lo de la cena es publicidad. – Fueron las palabras que salieron de su boca apenas me vio, yo no entendía de qué estaba hablando, toda mi atención estaba puesta sobre una Camila empapada hasta la coronilla, ¿qué hacía aquí en Miami, en la casa de mis padres? No entendía absolutamente nada, y no conseguía salir de mi asombro. – Discúlpame, Lauren, por desaparecer toda la semana, aquel día te vi con tu amiga tomada de la mano y abrazándose, sé que no debí sacar conclusiones precipitadas, pero... - La castaña hablaba con prisa que apenas podía entender lo que trataba de decirme.

-Camila, ¿qué haces aquí? – Le pregunté finalmente, ella ladeó la cabeza y me atravesó con sus hermosos ojos marrones, que lucían entre preocupados y cansados.

-Tomás dijo que no querías saber nada de mí. – Simplificó y yo puse los ojos en blanco pensando en todas las alternativas de tonterías que pudieron haber salido de la boca de mi mejor amigo, realmente era un fastidio, ¿Por qué Camila se había dejado persuadir por cualquier cosa que hubiese dicho Tomás? Definitivamente no conocía los alcances del castaño y yo no la culpaba.

-No hagas caso a lo que él dice, Camila... - Le advertí.

-Quería verte. – Me cortó sincerándose, yo me sorprendí de sus palabras y sentí como en mi pecho algo saltaba de alegría. – Y también quería esto. – Añadió antes de sujetarme por la nuca y unir sus labios lascivamente a los míos, era un beso hambriento, que habíamos estado conteniendo durante toda la semana, me di cuenta que extrañaba la calidez de su boca mucho más de lo que yo creía. Jesús, ella me besaba de una manera que podía hacerme olvidar el mundo y cualquier cosa que me agobiara. Yo rodeé su cintura con mis brazos para pegarla completamente a mi cuerpo y la sentí temblar bajo mis manos, no sabía si por frío o porque estaba tan afectada por el beso como yo. De un momento a otro escuchamos a alguien aclararse la garganta justo a mi espalda, Camila se separó lentamente escondiendo su cabeza en mi cuello, parecía que no quería abrir los ojos, sin embargo era tarde para ella, porque ya se estaba sonrojando, mis padres y mis hermanos habían presenciado parte de aquel intenso beso, yo también empezaba a sonrojarme hasta las orejas.

Sing to my heart (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora