Imagen #001
Dormitorio
Bulma despertó temprano, más temprano que cualquiera en la casa. Era la primera vez que presenciaba el amanecer naranja y majestuoso; la primera vez que veía a su hombre dormir como nunca antes lo había visto. Ni siquiera en las noches podía verlo, porque después de entrenar llegaba tarde y ella estaba dormida.
Se quedó al lado de su marido tan entusiasmada. Contempló atraída esa belleza masculina que existía incluso cuando estaba dormido. Le tocó la nariz de forma infantil con el dedo índice y observó su reacción: notó que al simple tacto él se sobó somnoliento y dejó escapar un gruñido de entre sus dientes.
Sin poder evitarlo Bulma soltó una risita y se sentó en la cama, dispuesta a preparar el desayuno y no molestar a su príncipe. Salió de entre las sábanas, logró escapar de esos musculosos brazos que la sujetaban flojamente por la cintura. Se colocó las pantuflas y la bata, se paró y miró el largo pasillo de su cama a la salida, pero antes de desaparecer de la habitación se quedó parada a un lado. Miró nuevamente la cama y sonrió con nostalgia: ese lecho guardaba tantos recuerdos, así como toda la habitación, y con Vegeta allí acostado los recuerdos de todo lo que pasó con él en este dormitorio regresaron.
1
Uno de esos recuerdos fue esa vez cuando todo comenzó y el motivo por el que los dos, por primera vez en sus vidas, se encontraron en una cama. La pasión, el fuego inminente, los gritos del amor fueron los culpables de que sus cuerpos se unieran esa noche. Esa noche cuando ella supo que fue hecha para él y él fue hecho para ella; sus caminos se cruzaron como la más bonita y errónea casualidad. ¿Por qué errónea? Porque justamente ellos parecían los únicos no sacados de un cuento de hadas, y bonita porque a pesar de no haber salido de una historia fantástica existía un amor sobrenatural, sincero y poco cursi.
Y, aunque aquella noche sexual Bulma creyó que Vegeta la quería por su cuerpo y se convertirían en un amor fugaz —de esos de una noche y nunca más—, él le recordó uno de los motivos para que llegaran tan lejos justamente ese día.
«Eres mía y de nadie más. Que eso te quede claro» susurró el guerrero para luego depositar un beso húmedo y doloroso en el cuello de la terrícola. Quedó una marca color carmín en la delicada piel después de apartarse y se fue dejándola sola en ese dormitorio.
~***~
Indecisa de ir a la cocina o quedarse en el dormitorio se recargó en la pared, a un lado de la cama. Quería seguir recordando y revivir con tanta nostalgia el pasado. Fuese bueno o malo, deseaba continuar.
2
Ella estaba sumergida en la ira, gritaba a todo pulmón en contra del impávido príncipe que, cruzado de brazos, ignoraba completamente los alaridos de su mujer.
Vegeta, seguramente, se sentía culpable por las lágrimas que Bulma estaba derramando en ese momento. Era orgulloso para entonces y mucho. No la abrazaba a pesar de que le daba lastima la imagen que ella tenía. Pero eso no impedía que la conciencia carcomiera su tranquilidad.
«Estoy embarazada» le había anunciado ella al saiyajin una vez a solas en el dormitorio. Tenía ambas manos ocupadas en su vientre de apenas un mes, sonrió deslumbrada y sus ojos se llenaron de lágrimas que amenazaban con salir por culpa de la felicidad.
«No me interesa» contestó él tan impertérrito como siempre, ni siquiera había sonreído o agradecido por un regalo tan preciado como el milagro de ser padre.
Tenía un corazón inhumano, frío como un tempano y duro como el acero, pero ¿qué más podía esperarse de un saiyajin?
Fue por eso que lloró esa tarde, ella le reprochaba y él no hacía más que mirarla. Y al final, casi inconscientemente, él terminó abrazándola y consolándola en su pecho. Ella se dejó llevar, más impactada que molesta por ese gesto que no era de verse todos los días en Vegeta. Los gritos se callaron y las lágrimas dejaron de salir.
~***~
Sintió dolor, agachó la mirada cuando supo que Trunks no había llegado porque ellos lo quisieron, y Vegeta lo rechazó de una manera cruel durante años. Pero ,después de todo, terminó siendo una belleza, tanto por dentro como por fuera. Y tanto Bulma como Vegeta lo terminaron amando.
3
Era el esperado día en el cual se realizaría el Cell Games y Vegeta no dejaba de temblar después que fue testigo del inmenso poder del fenómeno. Estaba inseguro, el miedo lo estaba arrastrando al borde de un abismo por segunda vez, tanto que por momento pensó en no presentarse con los demás guerreros Z. Pero si se acobardaba de esa manera iba a perder su honor como príncipe, todos esos días metido en la habitación del tiempo se derrocharían y después hablarían mal de él, aunque eso último poco le importaba.
«Todos te están esperando. Sin ti no podrán vencerlo» alentó Bulma con la esperanza de convencerlo para ir, cuando en el fondo no quería que se fuera. Tenía miedo de perderlo en esa batalla, pero eran guerreros y por esto se entrenaban. ¿Para qué más sino?
«Demuestra quién es el príncipe de los saiyajin y el más poderoso de todos»
Milagrosamente las palabras de aliento lo hicieron levantar la cabeza, despegar la vista del suelo y fijar sus ojos en los azules de su amada. Le dedicó una sonrisa y se levantó erguido, sujetó a Bulma por la cintura, la besó con fervor en los labios antes de marcharse, le dedicó una última mirada y, sin decir nada, desapareció en el cielo.
«Ten mucho cuidado» susurró en sus adentros, mirando el celestial firmamento y las nubes blancas, mientras sostenía con mucho cuidado a su pequeño bebé entre brazos, anhelando volver a ver a su príncipe después de que todo acabara.
~***~
Tan distraída estaba metida en su mente, reviviendo sus recuerdos, que no se percató del momento en que se sentó devuelta en la cama y ahora Vegeta estaba despierto, sujetándola de la cintura firmemente, aún adormilado, pero atento a su esposa.
—¿Qué haces despierta?
—Estaba recordando... —respondió depositando una inusual caricia en las manos ásperas de Vegeta.
—¿Qué cosa? —volvió a interrogar aferrándola hacia él con más vigor.
—Todo lo que pasó aquí —efusiva se recostó en la cama sin pensarlo dos veces y sin percatarse de la mirada confundida de su marido que, con una ceja levanta y la boca entreabierta como embobado, demostraba cuán desentendido estaba—. Después te lo explico, ahora bajemos a desayunar que prepararé algo.
—Por favor —bufó y la soltó para sentarse de su lado y acomodar las pantuflas en sus pies—. Me estoy muriendo de hambre.
—¿Desde tan temprano?
—Nunca cocinas, y que hayas mencionado que tú cocinarás me abrió el apetito. Solo procura no quemar la comida, ¿quieres?
—¡Ah! ¡Malagradecido!
Y esa mañana otro recuerdo chistoso se guardó en ese dormitorio: Vegeta tratando de vestirse lo más rápido posible para que Bulma no le diera una bofetada por su comentario.
Sin duda se amaban como nunca, y que siguieran durmiendo en la misma cama, aun después de los buenos y malos, era prueba de ello.
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365 momentos saiyajin
Fiksi PenggemarEsta colección de one shots/drabbles/viñetas, están inspiradas en el arte de Kuri Cousin, al reto "365". Las historias tienen los nombres originales de las imágenes en japones.